FC Barcelona, o Messi o nada
La irrupci¨®n del 10, suplente de entrada, propicia la reacci¨®n de los azulgrana y el empate tras un primer acto gobernado por la presi¨®n del Athletic y el tanto de De Marcos
Desnortado desde la alineaci¨®n y melanc¨®lico en su f¨²tbol, el Bar?a sufri¨® el primer acto como un castigo, pendiente de taparse antes que de atacar, encogido ante el acoso feroz del Athletic. Hasta que sali¨® Messi y el equipo se corrigi¨® para recobrar su personalidad, esa que explica que el bal¨®n es un amigo y que al f¨²tbol se juega para marcar un gol m¨¢s que el rival. No le alcanz¨® al Bar?a para voltear el duelo, pero s¨ª para firmar unas tablas que sirven para recordar que sin Messi no se es nada.
Pocos t¨¦cnicos hay tan intervencionistas como Berizzo, que casi siempre condiciona los encuentros con su propuesta futbol¨ªstica. No fue diferente en el Camp Nou, donde exigi¨® una presi¨®n alta e intensa, con el a?adido de que era hombre a hombre sin importar en qu¨¦ zona del campo se encontrara el rival. La gallard¨ªa era un arma de doble filo porque en caso de que funcionara, su equipo robaba el esf¨¦rico en campo ajeno y con igualdad de efectivos, como demostr¨® en el gol; pero tambi¨¦n conllevaba un riesgo extremo porque en caso de superar la primera presi¨®n, el Bar?a pisaba la casa contraria en id¨¦nticas condiciones. Por lo que el partido estaba para Messi. Pero Valverde no lo entendi¨® as¨ª.
Al t¨¦cnico no le importunaron los traspi¨¦s de las dos ¨²ltimas jornadas ¡ªempate ante el Girona y derrota frente al Legan¨¦s¡ª y prosigui¨® con las rotaciones, ahora que la Champions est¨¢ a la vuelta de la esquina y que es el gran reto como anticip¨® Messi. El 10 se qued¨® en el banquillo de inicio junto a Busquets, las dos piedras filosofales del equipo. Pero nadie conoce al Athletic como Valverde, por eso extra?¨® que en vez de exprimir las virtudes blaugranas decidiera entrar al juego del Athletic, de ida y vuelta. Porque Rakitic y Vidal aportan m¨²sculo y recorrido, pero no toque y distribuci¨®n. Toda una bofetada al axioma de que el f¨²tbol es de los medios.
Y eso que, con las piernas frescas y con el rival adapt¨¢ndose a las medidas del Camp Nou, el Bar?a sal¨ªa de la presi¨®n con velocidad y precisi¨®n, espoleado por un Coutinho que se pidi¨® ser Messi pero se qued¨® a medio camino porque descontaba rivales con sus quiebros pero se perd¨ªa en el remate. Le sigui¨® el ritmo Luis Su¨¢rez, c¨®modo con la batalla, feliz por ganarse el espacio con el cuerpo. Y bien que la tuvo, tras ese pase por dentro de Vidal, pero su disparo a la media vuelta fue demasiado centrado. Ocurri¨® que el Bar?a echaba de menos orbitar alrededor del 10. Por lo que sin nadie que diera sentido a los ataques, el Athletic cambi¨® el guion. Siempre desde su presi¨®n avanzada.
La sufri¨® Ter Stegen, que perdi¨® varios balones al no tener un pase claro; la padecieron los centrales, incapaces de conectar con la siguiente l¨ªnea; y lo disfrutaron los rivales, que con muy poco hac¨ªan mucho. Como un corte de ??igo Mart¨ªnez prolongado por Ra¨²l Garc¨ªa y casi resuelto por Williams con una vaselina que le hizo cosquillas al poste; o un robo que tambi¨¦n acab¨® en Williams, que se las ingeni¨® para regatear a Ter Stegen pero se qued¨® en Babia cuando se daba por descontado el gol. Eso, el laurel, fue para De Marcos. Y fue en una contra extra?a ¡ªel Bar?a se detuvo porque Demb¨¦l¨¦ y Ra¨²l Garc¨ªa acabaron en el suelo¡ª que lanz¨® Susaeta y De Marcos festej¨® tras una pifia com¨²n, aunque tambi¨¦n individual de Piqu¨¦ porque se qued¨® enganchado en su ¨¢rea en vez de tirar el fuera de juego.
Retoc¨® Valverde los cromos en el segundo acto con la inclusi¨®n de Busquets y Messi, tambi¨¦n con un cambio de sistema que pareci¨® un 4-2-3-1 porque Leo se situ¨® de mediapunta. Argucia t¨¢ctica que le sirvi¨® al Bar?a para amasar el esf¨¦rico en campo ajeno e incluso en el balc¨®n del ¨¢rea rival. Un ataque posicional con Messi de capataz, excelente en los pases por los pasillos interiores. As¨ª lleg¨®, por ejemplo, el remate acrob¨¢tico de Coutinho que se estrell¨® en el larguero; el chut de Messi que escupi¨® el poste; y otro m¨¢s que le cuchiche¨® al palo por fuera. Contratiempos que no desanimaron a Leo, empe?ado en recuperar lo perdido, que tras una carrera por la banda, chut¨® seco para que Sim¨®n pusiera los guantes pero la bola en juego. Leo la acept¨® y la colg¨® rasa a Munir, que le bast¨® con poner la bota para lograr el empate. Otra X en el casillero y otro disgusto para el Bar?a, que trat¨® de corregirse a tiempo y se qued¨® a medias para firmar dos de los ¨²ltimos nueve puntos.
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