El Buducnost bate el r¨¦cord de triples en la Euroliga: 21 al Baskonia
El conjunto montenegrino desarma desde la l¨ªnea exterior a los vitorianos (99-84)
El Buducnost sac¨® de la cancha a triples al Baskonia. Para explicar la quinta derrota vitoriana en la Euroliga no sirve la l¨®gica del potencial de cada equipo ¨Cel equipo local era ¨²ltimo¨C. Basta con repasar las estad¨ªsticas. El grupo montenegrino hizo historia frente al equipo espa?ol. Bati¨® el r¨¦cord de lanzamientos de 6,75 convertidos, que desde 2012 ten¨ªa el Montepaschi italiano con 19, y que el pasado mes de marzo hab¨ªa igualado el Barcelona frente al Efes de Estambul. Los montenegrinos, en su cancha, sumaron dos m¨¢s, 21. Jackson consigui¨® seis; Clark y Nikolic lograron cuatro cada uno, pero al festival triplista tambi¨¦n se sumaron Sehovic (3), Ivanovic (2) y Clarke (2). Un 61,8% de acierto despu¨¦s de 34 intentos.
En una cancha caliente como la del Buducnost montenegrino, cada canasta es una fiesta; cada triple, el ¨¦xtasis. No lo tuvo en cuenta el Baskonia de la primera parte, al que cada lanzamiento de Clark o Sehovic le explotaba como un petardo en los pies en las fiestas del pueblo. Cuatro triples consecutivos del equipo local lo lanzaron hasta los 12 puntos en un pisp¨¢s, y al Baskonia al primer tiempo muerto de Pedro Mart¨ªnez, perplejo por la facilidad anotadora de los bombarderos del equipo de Podgorica, que fue Titogrado en tiempos de la antigua Yugoslavia.
Algo no funcionaba cuando tocaba parar a los atacantes locales. El entrenador baskonista lo reconoc¨ªa en el descanso con su reconocible ingl¨¦s: ¡°En defensa no hemos ido por el buen camino¡±. No hubo, sin embargo, redenci¨®n en la segunda.
S¨®lo cuando Diop tapon¨® una entrada de Omic y Shengelia anot¨® el empate a 14, aflor¨® el esp¨ªritu guerrero de los vitorianos en todo el partido, siempre a remolque despu¨¦s de esa igualada. Luego, el equipo volvi¨® a difuminarse hasta el 26-18 del primer cuarto y el 48-37 del descuento. Cada tiro del Buducnost, con fortuna o sin ella, iba adentro; al Baskonia le costaba un mundo cada canasta. Adem¨¢s, los montenegrinos sumaban de tres en tres.
Y las cosas fueron a peor en el tercer cuarto. Intent¨® el Baskonia aplicarse en defensa, de todas las maneras posibles, pero una y otra vez los locales les romp¨ªan los esquemas. Con porcentajes paup¨¦rrimos en tiro ¨C44% en tiros libres¨C, resultaba muy complicado hacer frente a la lucidez de los hombres de Alexandar Dzikic, que con su traje m¨¢s adecuado para pasear por Miami que por la fr¨ªa Europa Central, se regodeaba en cada disparo exterior. Jacson, Coty Clarke, Sehovic, Earl Clark y Nikolic, masacraron al Baskonia, impotente para detener la hemorragia, que iba en aumento. Siempre hab¨ªa un artillero dispuesto en la l¨ªnea de 6,75 para sumar puntos para la causa, muchas veces, sobre el l¨ªmite de la posesi¨®n, un golpe m¨¢s fuerte para el ¨¢nimo vitoriano.
A falta de cinco minutos para el final del partido, ya estaba claro qui¨¦n iba a llevarse la victoria. Aunque la anotaci¨®n baskonista no deja de ser decente, la diferencia en el lanzamiento exterior fue tan grande que eclips¨® cualquier atisbo de reacci¨®n visitante. El ¨²ltimo cuarto acab¨® igualado pero la suerte estaba echada. A base de triples, con el acierto m¨¢s grande en la historia de la Euroliga, el Buducnost fue feliz por una noche. Hasta ahora no hab¨ªa logrado ni una sola victoria y era el farolillo rojo de la competici¨®n. La victoria le permite, adem¨¢s, enjugar la diferencia negativa de puntos. Ya no es el peor, hay otros.
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