Una sombra de Carlsen juega para empatar
El campe¨®n hace tablas de nuevo con blancas sin atacar y eleva la moral de Caruana (3,5-3,5)
¡°?No est¨¢ usted dispuesto a golpear?¡± Si Magnus Carlsen, muy sincero casi siempre, se niega a contestar a esa pregunta, es que est¨¢ an¨ªmicamente mal. Una sombra del campe¨®n firm¨® el 7? empate consecutivo con Fabiano Caruana en el Mundial de Londres, igualado (3,5-3,5) a falta de cinco partidas. Aunque un eventual desempate por partidas r¨¢pidas ser¨ªa, en teor¨ªa, favorable al noruego, el estadounidense parece mucho m¨¢s fuerte ahora en el terreno psicol¨®gico.
Carlsen demostr¨® nada m¨¢s empezar la partida que la h¨²ngara Judit Polgar, una leyenda viva a sus 42 a?os, ten¨ªa raz¨®n la v¨ªspera cuando dijo que el campe¨®n esta ¡°atascado¡±. Y quiz¨¢ tambi¨¦n mal preparado. Solo as¨ª puede entenderse lo que pas¨® en la apertura de una partida que ¨¦l y su equipo tuvieron una semana para preparar a conciencia, dado que el escandinavo solo hab¨ªa iniciado el juego con 1 d4 en el 2? asalto, el pasado d¨ªa 10. Entonces, el aspirante no tuvo problema alguno para igualar.
Y esta vez tampoco, pero adem¨¢s de manera harto extra?a e inesperada: justo cuando todo el mundo esperaba ver algo incisivo y bien elaborado en el hotel, Carlsen se vio sorprendido -lo reconoci¨® ¨¦l mismo despu¨¦s- por la 10? jugada de su rival, muy l¨®gica. ?Qu¨¦ sentido tiene entrar en un duelo de laboratorio y de egos si no est¨¢ bien preparado? Para eso, ser¨ªa mucho m¨¢s l¨®gico optar por cualquier apertura extra?a, aunque no d¨¦ ventaja alguna, que sirva al menos para que Caruana consuma tiempo desde el principio.
Pero lo m¨¢s significativo vino despu¨¦s. A pesar de todo, la posici¨®n permit¨ªa jugar de manera incisiva, sin tirar la casa por la ventana, solo con cierto riesgo. Carlsen lo pens¨® un buen rato, pero se asust¨® y opt¨® -una vez m¨¢s- por la continuaci¨®n m¨¢s s¨®lida y aburrida. Es verdad que m¨¢s tarde intent¨® presionar un poco, pero la posici¨®n ya daba muy poco de s¨ª, aparte de un empate cantado.
Carlsen sabe de sobra que no puede ganar a Caruana como hace a menudo con adversarios de menor nivel: exprimiendo posiciones igualadas durante horas hasta la ¨²ltima gota, en porf¨ªa de peque?as imprecisiones del rival para terminar asfixi¨¢ndolo en plan boa constrictor. Por tanto, la ¨²nica deducci¨®n l¨®gica es que se agarra como una lapa a la esperanza de derrotar a Caruana en el desempate r¨¢pido, como hizo con el ruso Sergu¨¦i Kariakin hace dos a?os en Nueva York.
Pero esa estrategia tan conservadora es, en realidad, de alto riesgo. En primer lugar, porque Caruana ha mejorado mucho ¨²ltimamente en la modalidad de partidas r¨¢pidas, que eran su principal punto d¨¦bil. Pero sobre todo porque bastar¨ªa un error de Carlsen para perder una partida y colocarle en situaci¨®n angustiosa, como de hecho ocurri¨® hace dos a?os cuando Kariakin le gan¨® en la 8?.
Carlsen tuvo que sudar sangre entonces para restablecer la igualdad en el marcador. Y ahora parece estar en peor forma que en 2016, como ¨¦l mismo admite. Ciertamente, dentro de ¨¦l hay un genio, pero est¨¢ echando una larga siesta. Si no despierta ya, el favorito de este Mundial pasar¨¢ a ser Caruana, quien apenas dice nada llamativo cuando le preguntan. Quien sabe, tal vez la boa sea ¨¦l en este caso.
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