Historia del empate
En una igualada las expectativas quedan aplazadas para una siguiente y tal vez mejor ocasi¨®n. Los bolsillos se quedan casi vac¨ªos, pero a¨²n no rotos
Escarbando en un empate algunos d¨ªas descubres que debajo se esconde un triunfo. En jornadas de menos suerte constatas que solo es el disfraz de una derrota gris¨¢cea. El empate enga?a. Es hasta tal punto as¨ª que, en ciertas facetas de la disputa humana, hubo que innovar el concepto de ¡°empate t¨¦cnico¡±, m¨¢s elegante y riguroso que ¡°casi empate¡±, que en el fondo es lo que significa. En una mayor¨ªa de ocasiones, por supuesto, no hay enga?o posible, y un empate solo es un empate, insulso y casi inservible, hecho que conlleva una dosis obligada de frustraci¨®n. T¨² aspirabas a todo, o a mucho, pues carece de sentido so?ar en peque?o, pero al final tienes que conformarte con la mitad. Aunque por otra parte un empate significa a menudo que respiras, est¨¢s vivo, lo que despu¨¦s de todo no est¨¢ nada mal, por lo que hay que alegrarse. Coincidamos en que los empates representan siempre una delgada l¨ªnea, muy quebradiza.
El empate puede estar compuesto por un sin fin de ingredientes. Los rivales desembocan en ese punto equitativo y vago siguiendo caminos distintos. La simple idea ¨Cni para unos ni para otros¨C sugiere cierto aburrimiento, aunque en el salto de la idea a la pr¨¢ctica la vida se anima. Estos d¨ªas, las sucesivas tablas firmadas entre Magnus Carlsen y Fabiano Caruana en el Mundial de ajedrez dieron para hablar de sopor y tambi¨¦n de infartos. Las tablas se apellidan de muchas maneras. En 1990, cuando el t¨ªtulo de campe¨®n del mundo a¨²n se dirim¨ªa a veinticuatro partidas, el doble que ahora, Kasp¨¢rov y K¨¢rpov se reencontraron en la final, que empez¨® en Nueva York y finaliz¨® Lyon. Cuando concluy¨® la decimoquinta partida, los archienemigos firmaron sus decimoterceras tablas. ¡°Hay que enviarlos a Siberia por empatar tantas veces¡±, propuso el excampe¨®n del mundo Boris Spassky. Despu¨¦s de todo, a esas alturas de sus carreras, los enfrentamientos entre ambos ajedrecistas hab¨ªan acabado m¨¢s de cien veces as¨ª. La decimos¨¦ptima partida, en la que se impondr¨ªa Kasp¨¢rov, dur¨® 12 horas. ¡°Siguiendo su costumbre tras cada derrota¡±, destac¨® Leontxo Garc¨ªa en su cr¨®nica, ¡°K¨¢rpov se cambi¨® de traje y logr¨® ganar una partida inmediatamente despu¨¦s de perder otra¡±, restituyendo la igualdad moment¨¢neamente.
En el empate las expectativas quedan aplazadas para una siguiente y tal vez mejor ocasi¨®n. Los bolsillos se quedan casi vac¨ªos, pero a¨²n no rotos. Despu¨¦s de una victoria puedes regodearte en el ahora, mientras que en el empate el ¨²nico placer que te resta es pensar en ma?ana, y en que para entonces todo ir¨¢ mejor. Hay excepciones, claro. Claudio Caniggia, a preguntas de ?lvaro Coraz¨®n en Jot Down Smart, bromeaba hace unas semanas sobre el buen sabor de boca que los empates le dejaban a Carlos Bilardo. ¡°?Sabes cu¨¢l era el partido perfecto para Bilardo? El que quedaba cero a cero sin ocasiones de gol. Nadie se hab¨ªa equivocado, no se tiraba puerta y cero a cero. El partido perfecto. Le preguntaron una vez y dijo eso¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.