El Eibar maltrata al Madrid
El 'efecto Solari' se acaba en Ipurua con una goleada que Courtois evita que sea mayor
El Real Madrid est¨¢ lejos de todo, muy lejos. El efecto Solari, que vuelve a ser un entrenador provisional, ha durado un suspiro. Justo hasta que ha llegado el Eibar a raspar la ligera capa de pintura de su carcasa. Cuando al torero Rafael Guerrita, hace un siglo, le pidieron los hombres de su cuadrilla quedarse a dormir en el pueblo donde hab¨ªan toreado porque C¨®rdoba quedaba muy lejos, este les corrigi¨® la apreciaci¨®n: ¡°No. C¨®rdoba est¨¢ donde debe estar, lo que est¨¢ lejos es esto¡±. Eibar tampoco est¨¢ lejos; lo que est¨¢ lejos es el f¨²tbol del Real Madrid, muy lejos. Debe ser desconcertante para un grupo de estrellas entrar con el autob¨²s por la zona industrial de la ciudad armera, entre f¨¢bricas y almacenes, y llegar a la plaza Unzaga donde, no se sabe si con inter¨¦s intimidatorio, a la hora a la que circulaba el veh¨ªculo madridista un aizkolari cortaba en dos con su hacha un coche colocado boca abajo.
Eso intimida, s¨ª, pero tal vez no tanto como un equipo como el Eibar, que muerde en cada acci¨®n, que aprieta en su campo del primer minuto al ¨²ltimo, que convierte Ipurua en un lugar que est¨¢ muy lejos, mucho. Aunque m¨¢s lejos est¨¢ el Real Madrid. Mendilibar le gan¨® la partida a Solari por goleada, como hace ¨¦l, preparando el partido en casa, despu¨¦s de merendar. No necesita pasar todo el d¨ªa en su oficina, solo un par de horas con sus chicos en el campo de entrenamiento.
Desde el primer minuto se supo que el Real Madrid no lo iba a pasar bien, tan lejos, con tanto fr¨ªo. Casi no hab¨ªa comenzado el encuentro cuando Kike Garc¨ªa estrell¨® en el palo una volea que sorprendi¨® a Courtois, tal vez el mejor de su equipo, que solo tiene al Huesca por delante en la lista de equipos m¨¢s goleados a domicilio, y eso que los aragoneses recibieron ocho goles en el Camp Nou. Poco despu¨¦s marc¨® Bale en fuera de juego. Le pitaron unos cuantos m¨¢s, tanto a ¨¦l como, sobre todo, a Benzema. El Madrid cay¨® con reiteraci¨®n en la trampa del Eibar, que cuando ten¨ªa la pelota no remoloneaba. Rub¨¦n Pe?a y Cucurella eran dos estiletes por las bandas, donde Odriozola y Marcelo no sab¨ªan por d¨®nde les daba el aire. Sobre todo el primero, al que nunca auxili¨® Bale frente al tormento al que le sometieron Cucurella y Jos¨¦ ?ngel. Solari no reaccion¨® para taponar semejan fuga.
El gol eibarr¨¦s en el minuto 16 vino de un desbarajuste total del Madrid, con un c¨®rner a favor al que subieron a rematar Varane y Sergio Ramos. El tiro desde la frontal de Ceballos lo intercept¨® Cucurella, que sali¨® como una bala. Odriozola no cerr¨®, la pelota lleg¨® al ¨¢rea peque?a y all¨ª no se entendi¨® Cortouis con Ceballos. El ¨²ltimo rebote, en Escalante, acab¨® en la red, aunque el juez de l¨ªnea, cirujano de prestigio, levant¨® el bander¨ªn. Sin embargo, el VAR, enemigo declarado de Mendilibar, decret¨® que no hab¨ªa fuera de juego.
Decir que ah¨ª se acab¨® el Real Madrid es decir mucho, porque para acabar hay que empezar, y salvo en una oportunidad de Benzema que sac¨® un defensa en la raya de gol, el equipo de Solari no empez¨® nada, y menos en la segunda parte, que fue un agujero negro para el equipo que, en teor¨ªa, deb¨ªa dominar el partido.
Bale, desaparecido
Mendilibar orden¨® una presi¨®n asfixiante en el campo rival. No permit¨ªa que los blancos sacaran c¨®modos la pelota. Bale desapareci¨®, no estuvo. Nadie tom¨® la responsabilidad y, adem¨¢s, el Eibar volvi¨® a marcar seis minutos despu¨¦s del comienzo de la segunda mitad. Un pase horizontal de Toni Kroos sin sentido, de lado a lado, le cay¨® a Odriozola, que eligi¨® la opci¨®n m¨¢s complicada, la del regate hacia adentro, cuando tal vez la situaci¨®n requer¨ªa un pelotazo. Pero quiso ser sutil y Cucurella, que procede de la cantera del Barcelona, le rob¨® el bal¨®n para ponerle un pase preciso a Sergi Enrich, que fusil¨® a Courtois. Casi sin tiempo para reponerse del mazazo, el Madrid recibi¨® el siguiente, cuando Kike Garc¨ªa empuj¨® un centro, otra vez de Cucurella, para que la gente de Ipurua estallara de j¨²bilo.
El ¨¦xtasis habr¨ªa llegado si Courtois no hubiera hecho las paradas de la ma?ana en un disparo de Orellana ¡ªque estuvo magn¨ªfico¡ª despu¨¦s de hacerle un t¨²nel a Ceballos, y en otro de Charles que el belga envi¨® a c¨®rner. Dio la sensaci¨®n de que Solari no sab¨ªa c¨®mo reaccionar ante el vendaval. El Madrid continuaba muy lejos, no como el Eibar, tan cercano. Sac¨® a Isco por Modric cuando ya el marcador parec¨ªa inapelable. Su equipo, descosido primero, roto m¨¢s tarde, se acerc¨® un par de veces a Riesgo pero sin verdadera sensaci¨®n de peligro. Florentino P¨¦rez, en el palco, se retorc¨ªa inquieto mientras Amaia Gorostiza, la presidenta del Eibar, disfrutaba con discreci¨®n protocolaria, de los ¨¦xitos de su familia. Como Iv¨¢n Ramis, un coloso en el centro de la defensa que, minutos despu¨¦s del partido, jugaba con sus hijos y un bal¨®n sobre el c¨¦sped de Ipurua. Ah, y que nadie se olvide: pese a su grandeza, el Eibar sigue siendo el equipo de un pueblo peque?o, cercano, no como Madrid, que est¨¢ muy lejos y acab¨® maltratado. El n¨²mero de la rifa del campo fue el 122. Por si el ganador no ha recogido el premio.
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