El f¨²tbol no sirve para nada
No te hace interesante, o listo, o rico, o atractivo. No te realiza ni colma. Nunca vi a nadie al que no le gustase el f¨²tbol pagar por ello
El f¨²tbol no sirve para nada, solo para el f¨²tbol. Eso es bastante. Tu equipo gana, empata, pierde y quiz¨¢ ese d¨ªa te acuestas contento, o desolado, y a la ma?ana siguiente sigues con tu vida como si no hubiese habido f¨²tbol, y haces lo mismo que cualquier otro d¨ªa. Despu¨¦s del partido te espera siempre la vida laborable. Es la esencia de los juegos: parecen lo ¨²nico real y cuando finalizan se demuestran una ficci¨®n. Entretiene, contagia estados de ¨¢nimo ef¨ªmeros y, a la vuelta de eso, nada m¨¢s, como el humo del tabaco cuando ya se acab¨® el cigarrillo. Pero es una invenci¨®n. Por supuesto, eso no le resta valor. Necesitamos las ficciones. Vuelven nuestra vida llevadera, la afilan, la organizan. ?Hasta un sem¨¢foro es una ficci¨®n! Es la ficci¨®n de la autoridad, que no puede estar presente en todas partes y genera espejismos de s¨ª misma para que respetemos las normas cuando no mira.
El f¨²tbol produce la ficci¨®n de un placer a trav¨¦s de una lucha entre dos equipos, que a su vez generan la ilusi¨®n de un amor incondicional entre ellos y sus hinchadas. Es una apuesta a la felicidad, que a veces resulta como se so?¨® y a veces no. Ese efecto es ef¨ªmero. O eso nos suponemos. Todo esto es m¨¢s f¨¢cil decirlo que pensar que de verdad es as¨ª, pues el f¨²tbol se volvi¨® un d¨ªa un sistema de creencias capaz de motivar impulsos que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, son un misterio. Si encuentra la sociedad propicia, lo bastante rota, el f¨²tbol se vuelve una representaci¨®n de la misma, y pasan cosas como la suspensi¨®n del River-Boca, tras graves actos de violencia. "El f¨²tbol argentino est¨¢ convulsionado porque la gente en su d¨ªa a d¨ªa vive convulsionada, necesita conflictos, como si no supiese qu¨¦ hacer sin ellos", dec¨ªa meses el Tata Martino. "Argentina es un pa¨ªs da?ado", diagnosticaba apenas hace unas horas Mart¨ªn Caparr¨®s. En un admirable reportaje, en Anfibia, Alejandro Wall recuerda que en la ¨²ltima d¨¦cada las muertes en el f¨²tbol argentino ascendieron a 94, de las que 51 lo fueron por disputas entre facciones de la misma hinchada, y el resto, principalmente, por choques entre hinchadas rivales.
Hay algo que la gente que ama el f¨²tbol deber¨ªa aprender de la gente que lo desde?a, o que simplemente se comporta como si no existiese, y que es la idea de que el f¨²tbol no importa. Tu vida sigue igual con o sin ¨¦l. Es una especie de agua que no mueve el molino. No te hace interesante, o listo, o rico, o atractivo. No te realiza ni colma. Nunca vi a nadie al que no le gustase el f¨²tbol pagar por ello. Ha sabido hacer con su existencia algo m¨¢s productivo e interesante que vivir pendiente del f¨²tbol, como si le fuese el destino en ello. Al final tanto da el f¨²tbol. Solo es un juego. Cuando actuamos como si fuese mucho m¨¢s que eso ¨Cuna profesi¨®n, un negocio, una especulaci¨®n, un crimen a veces organizado¨C siempre hay un buen motivo para lamentarlo.
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