La mayor igualdad en 500 a?os
Aunque Carlsen o Caruana ganen la ¨²ltima partida, no hay duelos con un porcentaje de empates tan alto
Cuando, hacia 1475, unos ingeniosos espa?oles (probablemente valencianos) convirtieron el ajedrez ar¨¢bigo en un juego mucho m¨¢s din¨¢mico, el resultado de tablas era el menos frecuente. Incluso en 1866, el Mundial oficioso Steinitz-Anderssen termin¨® sin empates (8-6). Los once consecutivos de Magnus Carlsen y Fabiano Caruana en el Mundial de Londres, cuya 12? y ¨²ltima partida se juega este lunes (salvo desempate el mi¨¦rcoles) superan todos los porcentajes de la historia.
Como si los 22 futbolistas que inician un partido fueran delanteros natos. As¨ª se jugaba al ajedrez desde finales del siglo XV hasta mediados del XIX. Entre las partidas de competici¨®n m¨¢s antiguas que se conservan est¨¢n las del cl¨¦rigo espa?ol Ruy L¨®pez de Segura, cercano a Felipe II, reconocido como el primer campe¨®n del mundo oficioso en la segunda mitad del XVI. El ¨²nico objetivo durante casi 400 a?os fue el jaque mate, al precio que fuera, lo que produc¨ªa bell¨ªsimos ataques suicidas cuya reproducci¨®n a¨²n emociona hoy a los aficionados. Pero el estilo del primer campe¨®n del mundo oficial, el austriaco Wilhem Steinitz (1836-1900) ya reflejaba s¨®lidos fundamentos defensivos. Adem¨¢s, y sobre todo por la influencia del gran patriarca del ajedrez sovi¨¦tico, Mija¨ªl Botv¨ªnik(1911-1995), los jugadores de ¨¦lite mejoraron mucho su capacidad de c¨¢lculo preciso, el entrenamiento sistem¨¢tico y la resistencia f¨ªsica.
Desde mediados del XX, la etiqueta ¡°estilo rom¨¢ntico¡± se aplica como un gran elogio a quienes logran brillar con un juego de alto riesgo y ataque a ultranza frente a grandes defensores. Por eso, no pocos consideran que Mija¨ªl Tal (1936-1992) habr¨ªa sido el campe¨®n m¨¢s grande de todos los tiempos (aunque solo rein¨® un a?o, en 1960) sin sus graves problemas de salud; y este peri¨®dico bautiz¨® como El Leonardo da Vinci del ajedrez al hispano-let¨®n Alex¨¦i Sh¨ªrov, subcampe¨®n del mundo en 2000. Hoy, debido a que la t¨¦cnica defensiva ha mejorado todav¨ªa mucho m¨¢s por el entrenamiento con computadoras, ese tipo de creadores son una especie en extinci¨®n.
La extrema igualdad entre Carlsen y Caruana recuerda a la de Anatoli K¨¢rpov y Gari Kasp¨¢rov entre 1984 y 1990 (en su primer e interminable duelo -48 partidas en cinco meses- se firmaron dos series de 17 y 14 tablas, respectivamente). Y se ve en la lista mundial, donde solo les separan tres puntos, una minucia: si el estadounidense gana la 12? partida, tambi¨¦n desbancar¨¢ al noruego como n¨²mero uno. Aunque no haya desempate r¨¢pido el mi¨¦rcoles, su porcentaje de tablas ser¨ªa del 91%, superior al 86,66% del duelo Kasp¨¢rov-Kr¨¢mnik (Londres 2000; 13 empates y dos victorias de Kr¨¢mnik) y al 83,33% de Anand-Gu¨¦lfand (Mosc¨² 2010) y Carlsen-Kariakin (Nueva York 2016); en ambos casos, solo dos partidas de doce tuvieron ganador. La conexi¨®n de esos datos con la influencia de la inform¨¢tica es evidente: la victoria del programa Deep Blue, de IBM, sobre Kasp¨¢rov, que marca la superioridad de los jugadores inhumanos, se produjo en 1997.
Ya hay reacciones y propuestas para que el empate desaparezca del ajedrez, basadas en que la victoria y la belleza son hijas del error; y a menos tiempo de reflexi¨®n, m¨¢s errores. A la idea del octacampe¨®n de Espa?a Miguel Illescas, que propone partidas r¨¢pidas con los colores cambiados y el tiempo restante en el reloj tras cada empate hasta que haya un ganador, se suma ahora una m¨¢s radical: en el pr¨®ximo Norway Chess (torneo cl¨¢sico noruego), a cada acuerdo de tablas le seguir¨¢ una muerte s¨²bita: cinco minutos para las blancas, obligadas a ganar, y cuatro para las negras.
Pero hay un amplio sector muy conservador de los aficionados y profesionales que rechazan esos cambios, cuyos argumentos (con respecto al Mundial Carlsen-Caruana) se sintetizan en estas frases de uno de ellos, Olimpiu Urcan, muy activo en Twitter: ¡°Esto es exactamente lo que debe ser un duelo entre los dos mejores del planeta en esta ¨¦poca de precisi¨®n. Ideas sutiles en la apertura, ventajas min¨²sculas, ning¨²n error grave, exquisita t¨¦cnica defensiva, marcador igualado, yudo mental con guerra de nervios¡±. Todo eso es cierto (excepto que Carlsen cometi¨® el grave error de no ver el golpe ganador 34 ¡De5 en el primer asalto) pero quienes as¨ª piensan olvidan que atraer a nuevos aficionados con este tipo de ajedrez roza lo imposible.
¡°Nada hay de malo en un empate. Es uno de los tres resultados posibles¡±, claman los m¨¢s ortodoxos. El problema es la peligrosa tendencia a que se convierta en el ¨²nico.
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