Gloria para Pratto y Quintero
El delantero argentino y el centrocampista colombiano, fuera habitualmente de los focos, se convierten en las grandes estrellas
Las radios de la polic¨ªa no paraban de sonar. Entonces, emergi¨® una inc¨®moda tensi¨®n en la Calle del Padre Dami¨¢n. Se acordon¨® a los aficionados tras una valla de seguridad y el silencio se apoder¨® de los seguidores, m¨¢s curiosos que expectantes, mientras de fondo se escuchaban a los aficionados m¨¢s ruidosos. Lejos, en cualquier caso, de donde estaba la acci¨®n. Sin riesgo, apareci¨® el autocar de River Plate por la orilla del Santiago Bernab¨¦u y fue imposible no contagiarse con la emoci¨®n de los muchachos de Marcelo Gallardo que saltaban, golpeaban las ventanillas y cantaban. ¡°?Vamos River!¡±, se despert¨® la hinchada. Chamart¨ªn, sin embargo, no es N¨²?ez.
La afici¨®n de River entendi¨® de entrada la tradici¨®n del speaker, en Argentina conocida como la voz del estadio. El Monumental no cita las alineaciones con los nombres de pila de los jugadores para que la hinchada coree sus apellidos. Pasaron por desapercibidos los tres primeros millonarios que cant¨® el speaker, justamente los referentes de los seguidores del club de la banda, Armani, Maidana, Pity Mart¨ªnez, tambi¨¦n Ponzio. Ya le hab¨ªan pillado el truco cuando le lleg¨® el turno a Pratto. Parad¨®jica situaci¨®n para el delantero argentino, en general indiferente para la afici¨®n, condicionado por su falta de punter¨ªa. La hinchada de Boca ignor¨® al speaker cuando nombraba a sus muchachos, no la de River, que contest¨® con un ¡°puto¡± a cada jugador xeneize.
Pas¨® como si el grito de la hinchada fuera el despertador para sus jugadores, mientras que los referentes parec¨ªan dormidos en Chamart¨ªn. El delantero marc¨® el gol m¨¢s importante desde que aterriz¨® en el Monumental, definitivamente uno de los m¨¢s importantes en la historia de River, el del empate en la segunda parte.
A Ponzio, exjugador del Zaragoza, que se hab¨ªa perdido el duelo de ida por una lesi¨®n muscular, le favoreci¨® la suspensi¨®n del duelo de vuelta, el pasado 24 de noviembre. Acus¨® el chico de River la falta de ritmo en el Santiago Bernab¨¦u. Impreciso con el cuero, lento en los cruces. Lo sufri¨® Mat¨ªas Biscay, el segundo entrenador, que sustituy¨® en el banquillo al suspendido Gallardo, y m¨¢s lo padeci¨® la zaga millonaria, que se desfiguraba en cada transici¨®n del cuadro de la Boca. Pifi¨® en un control en la puerta del ¨¢rea, que solucion¨® con una dura falta. Pronta amarilla para un mediocentro que acostumbra a jugar al l¨ªmite.
El 'plan B' de River
Ponzio nunca pudo pegar las l¨ªneas de River. Situaci¨®n que condicion¨® a los centrales, sobre todo a Maidana. El zaguero, ¨²nico futbolista que levant¨® la Libertadores con Boca (2007) y River (2015), nunca estuvo a gusto en el Bernab¨¦u. Le gener¨® el primer susto de la final a Armani con un mal despeje, mal ubicado en el gol de Benedetto, siempre dubitativo en los centros cruzados de Pav¨®n y Villa. Reaccion¨® Biscay, que reemplaz¨® a Ponzio por el tan intermitente como desequilibrante Quintero. El colombiano enchuf¨® al cuadro de la banda, junto con Palacios, tambi¨¦n clave en la reacci¨®n de River. Si el plan A con una nueva variante t¨¢ctica de Gallardo, con el 4-5-1, no le funcion¨®, s¨ª lo hizo el plan B.
Un nuevo sistema y el f¨²tbol de Quintero activ¨® al menos esperado: Pratto. El delantero lleg¨® a River por 9,2 millones de euros, fichaje millonario para los millonarios, pues nunca en N¨²?ez se hab¨ªa pagado tanto por un futbolista. El delantero, mudo de goles en la Superliga, marc¨® su sexto gol en la Copa Libertadores, el tanto que desinfl¨® a Boca en el Santiago Bernab¨¦u.
Pero si la Gran Final premi¨® a Pratto, catapult¨® a lo m¨¢s alto de la historia de River a Juan Fernando Quintero. El colombiano primero le dio f¨²tbol al cuadro de la banda, y despu¨¦s cant¨® el gol de los goles. Un golazo ¨²nico para un partido ¨²nico. No se termina de enganchar el volante en el equipo de Gallardo, mucho menos en los seguidores. Hoy, no hay dudas. Si la hincha de River reivindic¨® a Pratto, el nombre de Quintero ya est¨¢ marcado para siempre en la historia grande, definitivamente infinita, de River. En Chamart¨ªn no hubo noticias de Maidana, de Ponzio ni de Mart¨ªnez, que solo apareci¨® en la ¨²ltima galopada para cerrar la final. Los referentes se quedaron en silencio en el Bernab¨¦u, y en cambio aparecieron los inesperados: Pratto y Quintero, para la gloria eterna.
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