Am¨¦rica y Cruz Azul firman un empate sin goles en la final de ida de la Liga MX

El Am¨¦rica y el Cruz Azul ensayaron una final. Ambos clubes se enfrentaron en la ida de la serie que define al campe¨®n del f¨²tbol mexicano. Los equipos prefirieron respetarse de m¨¢s en el campo y no pas¨® de un empate 0-0. Era el choque claro entre el optimismo celeste contra el ego de los americanistas. Esta noche, las palabras desbordaron a un partido carente de temerarios.

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El Cruz Azul se mira en el espejo del Am¨¦rica

El Am¨¦rica-Cruz Azul es uno de los grandes cl¨¢sicos de M¨¦xico y en las ¨²ltimas semanas se ha transformado en una disputa de territorios. Desde hace seis meses, la M¨¢quina se mud¨® al estadio Azteca porque se qued¨® sin uno. El suyo, el Azul, tiene planes de demolici¨®n. As¨ª que a los grandes rivales de la capital mexicana han tenido que convivir en el mismo c¨¦sped. Algo as¨ª como le sucede al AC Mil¨¢n y al Inter de Mil¨¢n cada semana en Italia. En la final de ida, el Am¨¦rica asumi¨® el rol de local. Y pese a eso, ante las tribunas coloreadas de amarillo, su equipo de mostr¨® desangelado con pocas oportunidades al ataque. Solo los creativos como Diego Lainez y Renato Ibarra pudieron lucir un poco.

El partido estuvo atascado. Del lado de Cruz Azul, el portero Jes¨²s Corona sac¨® de arco m¨¢s veces que todos los tiros de gol de sus atacantes. Su ¨²nica intervenci¨®n fue negarle un tiro a su posici¨®n que chut¨® el americanista Uribe. En Am¨¦rica, el meta Agust¨ªn Marches¨ªn se dispuso a alegrar a la tribuna con un par de regates y salidas arriesgadas.

En Cruz Azul sobraban motivos para que sus futbolistas salir al campo desbocados: 21 a?os sin ganar la Liga MX, cuatro a?os sin ganarle al Am¨¦rica y el aliciente de vencer a su m¨¢ximo rival que no pierde en casa desde hace nueve meses. El espa?ol ?dgar M¨¦ndez fue precoz al intentar los centros y remates, el juvenil Roberto Alvarado quedaba asilado sin tener a qui¨¦n pasarle el bal¨®n. El ¨²nico que no paraba, como si fuera una locomotora, era el argentino Iv¨¢n Marcone.

Si Am¨¦rica no quer¨ªa riesgos innecesarios, estos llegaron al club al lesionarse dos de sus jugadores: los colombianos Mateus Uribe y Roger Mart¨ªnez. El entrenador, el carism¨¢tico y col¨¦rico Miguel Herrera, no par¨® de recriminar cada decisi¨®n del silbante. Sus futbolistas se quedaron sin br¨²jula. Ni el pundonor del goleador de pueblo, Oribe Peralta, pudo cambiar el guion de un partido sumido en el miedo.

Algo que ha acompa?ado a Cruz Azul ha sido la derrota premeditada, como si debiese sufrir 90 minutos y perder en el tiempo de compensaci¨®n. Era frustraci¨®n o insuficiencia para ganar ha estado desterrada en el torneo. Y en la final este gran momento se present¨® cuando M¨¦ndez qued¨® de frente a Marches¨ªn, golpe¨® el bal¨®n y, de repente, como efecto cinematogr¨¢fico, todo se ralentiz¨®. La trayectoria del bal¨®n iba directo al ¨¢ngulo izquierdo. El festejo estaba en las gargantas de los hinchas azulados. Y el bal¨®n, caprichoso como ninguno, se estrell¨® en el larguero. La mayor oportunidad de ver un gol se esfum¨® con un duro disparo al poste. Al Cruz Azul le queda soportar el suspenso hasta el domingo.