Un m¨ªster en silla de ruedas
Un discapacitado madrile?o de 36 a?os fuerza un cambio de la norma y se prepara para ser entrenador con licencia UEFA
Carlos Rodrigo, madrile?o de 36 a?os, es un hombre optimista. Mientras recorre con su silla de ruedas los entresijos del estadio Matapi?onera, donde entrena el Madrid CFF¡ª uno de sus equipos fetiche¡ª, comenta con cada empleado del club que se le cruza: "Lo que est¨¢is haciendo es incre¨ªble. Tranquilos, porque ten¨¦is equipo para estar mucho m¨¢s arriba. Lo conseguir¨¦is seguro". Las madrile?as son ahora mismo pen¨²ltimas de la Liga Iberdrola.
Rodrigo naci¨® con una enfermedad neurodegenerativa que lo postr¨® en una silla de ruedas desde ni?o, y aprendi¨® pronto a encarar las dificultades sin caer en el des¨¢nimo. El hoy aspirante a entrenador creci¨® siendo uno m¨¢s de su grupo de amigos en las pachangas que jugaba en el barrio del Pilar, en Madrid. Solo era distinto en una cosa: cuando sus manos se cansaban de conducir la silla de ruedas, se iba a la banda a dar instrucciones a los compa?eros.
Con esto en mente y con una pasi¨®n por la t¨¢ctica crecida al abrigo de juegos de ordenador como el PC F¨²tbol, Rodrigo llam¨® el pasado mes de julio a la Federaci¨®n de Madrid para apuntarse a la Escuela de Entrenadores e iniciar su andadura en los banquillos. La respuesta, cuando dijo que iba en silla de ruedas, no pudo ser m¨¢s descorazonadora: una carcajada. Para acceder a estos cursos, le dijeron, era necesario aprobar unas pruebas f¨ªsicas que no se pod¨ªan pasar sin poder caminar.
Fiel a su car¨¢cter, Rodrigo inici¨® un carrusel de reuniones oficiales y extraoficiales con la Federaci¨®n Madrile?a, cuyo buen trato a partir de ese momento destaca, de correos electr¨®nicos con la Escuela Nacional de Entrenadores, dependiente de la RFEF e, incluso, de una petici¨®n en el portal change.org que recibi¨® m¨¢s de 75.000 firmas. "No pensaba que la gente me apoyar¨ªa tanto", confiesa. Igual que en tantas otras cosas, solo quiso ver hasta d¨®nde pod¨ªa llegar.
En octubre, cuando Rodrigo y Luc¨ªa G¨®mez, la joven de 24 a?os que le ayuda en las tareas cotidianas, iban camino de la Ciudad del F¨²tbol de Las Rozas para encadenarse y reclamar una soluci¨®n, hablaron con Pep Sans¨®, director de la Escuela Nacional de Entrenadores desde el pasado mes de junio. Este les transmiti¨® que no era necesario llegar tan lejos: hab¨ªa una soluci¨®n.
Cambio de mentalidad
Hasta este a?o, la instituci¨®n encargada de la formaci¨®n de los t¨¦cnicos funcion¨® de forma m¨¢s o menos independiente de la UEFA. Con la llegada de Sans¨®, los cursos cambiaron de rumbo para homologar los t¨ªtulos de t¨¦cnico a las licencias europeas. Entre otras modificaciones, ahora el aprendizaje debe darse de forma m¨¢s moderna, m¨¢s integral y realista: por ejemplo, nada de ense?ar la t¨¢ctica y la t¨¦cnica por separado, como se sol¨ªa hacer. En el marco de esta nueva estrategia, Sans¨® propuso al Comit¨¦ de Entrenadores un cambio m¨¢s: suprimir para todos unas pruebas f¨ªsicas de acceso obsoletas que solo sirvieron para hacer criba en unos a?os en que todo muchos quer¨ªan ser entrenador.
El Comit¨¦ acept¨® y Rodrigo se prepara ya para ser, al menos, una de las las primeras personas en silla de ruedas que obtiene licencia UEFA de entrenador de f¨²tbol en Espa?a. "Era un tema que ya ten¨ªamos sobre la mesa. Coincidi¨® que cuando tuvimos noticia de su caso nos tocaba reunirnos. Hubo unanimidad. Realmente, con este nuevo enfoque, unas pruebas f¨ªsicas no ten¨ªan sentido", explica Sans¨®.
Desencantado por el negocio que rodea el f¨²tbol masculino, Rodrigo ve cada fin de semana tantos partidos de la Liga Iberdrola como puede. Tanto es as¨ª que, cuando piensa en referentes en los banquillos, los primeros nombres que le salen son Mar¨ªa Pry e Irene Ferreras, entrenadoras de Betis y Rayo Vallecano respectivamente y ¨²nicas mujeres que dirigen este a?o en Primera.
Precisamente la llegada de las mujeres a los banquillos ha dado ¨¢nimos a Rodrigo. Las toma como una se?al de que corren nuevos tiempos. "Se est¨¢n haciendo much¨ªsimas cosas. Hay tantos cambios que apabulla", comenta Rodrigo. Sin embargo, cree que no hay vuelta atr¨¢s: "Lo que se ha hecho ya en el f¨²tbol es irreversible, ya hemos cambiado la historia. Y si a alguien le molesta que las mujeres y los discapacitados est¨¦n llegando al f¨²tbol, que coja la pelota y se vaya".
Tampoco asusta al t¨¦cnico en ciernes un oficio que lo dejar¨¢ expuesto a la opini¨®n p¨²blica, donde cualquier particularidad (especialmente si es f¨ªsica) es aprovechada para el insulto: "Estoy deseando que me digan burradas. Me intriga mucho lo que me puedan gritar". Y cuando lo dice, contrariamente a lo que cabr¨ªa esperar, sonr¨ªe. Rodeado de pizarras en la sala de v¨ªdeo de Matapi?onera, ya se lo est¨¢ imaginando.
Un camino abierto
"Hoy soy yo, pero a lo mejor dentro de cinco a?os empieza a haber muchas m¨¢s personas con discapacidad en el mundo del f¨²tbol, y dentro de 30 ya a lo mejor no nos acordamos de que los discapacitados no pod¨ªamos ser entrenadores de f¨²tbol", reflexiona Rodrigo. El cambio en la normativa de la FEF ha abierto la v¨ªa federativa (que, a diferencia de la mayor¨ªa de las academias privadas, conduce directamente a una homologaci¨®n con las licencias UEFA) a las personas con movilidad reducida en su camino para convertirse en entrenadores de f¨²tbol. Entre estas se encuentra Sergio Hijano, concejal de 41 a?os de V¨¦lez-M¨¢laga por el PSOE al que, al igual que a Carlos Rodrigo, hace tres a?os le dijeron que no pod¨ªa acceder a la Escuela de Entrenadores. Este martes se cumplen nueve a?os del accidente de moto que le postr¨® en silla de ruedas. En su caso, la discriminaci¨®n era a¨²n mayor: Hijano ya aprob¨® las pruebas f¨ªsicas a los 19 a?os, cuando obtuvo el nivel 1, con lo que, en teor¨ªa, no ten¨ªa que volver a pasarlas. "Me dijeron que en silla de ruedas no pod¨ªa hacer el curso, y me resign¨¦ hasta que me enter¨¦ de este cambio en la normativa. No s¨¦ si terminar¨¦ entrenando a alg¨²n equipo, porque la pol¨ªtica absorbe mucho tiempo y, por desgracia, a¨²n muchos estadios de f¨²tbol no son accesibles en silla de ruedas. Pero, ahora que puedo, me lo terminar¨¦ sacando, eso seguro", afirma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.