Bale vuela en Abu Dabi
Tres goles del gal¨¦s en un partido burocr¨¢tico acaban con el Kashima y meten al Madrid en su tercera final del Mundial de Clubes consecutiva
La figura de Bale se agigant¨® en Abu Dabi. Siempre opaco en el apartado gestual, el gal¨¦s es un libro abierto cuando las cosas le salen bien. Y ante el meritorio Kashima le fueron mejor que bien. Sus tres goles le valieron al Madrid para despejar una bola flotante y colocarse en la final del Mundial de Clubes en la que se enfrentar¨¢ al Al Ain local, un equipo inferior al japon¨¦s, pero que ha demostrado sentirse muy c¨®modo en un torneo del que ya saldr¨¢ fortalecido. De lograr el t¨ªtulo, ser¨ªa el cuarto en el palmar¨¦s del Madrid con este formato del Mundial de Clubes, el tercero que sumar¨ªa de forma consecutiva, algo que ning¨²n equipo ha logrado hasta el momento. Ning¨²n otro ten¨ªa tampoco a Bale, que ya acumula seis tantos en este torneo (a uno de Cristiano), y solo se qued¨® sin marcar en la edici¨®n de 2016, en la que no particip¨® por estar lesionado.
El batacazo de River Plate pes¨® sobre la cabeza de Solari, que apost¨® por su equipo de gala atendiendo al orden establecido desde la enfermer¨ªa. Los informes acerca de Bale bendec¨ªan su desempe?o desde el inicio y el gal¨¦s ocup¨® el costado izquierdo de ataque formando junto a Benzema y Lucas V¨¢zquez, titular por delante de Asensio. Pero a Bale le cuesta coger temperatura, como los motores desgastados, y en sus primeras arrancadas lo que sucede por su cabeza es algo parecido a un revisi¨®n t¨¦cnica instant¨¢nea. Lo comprendi¨® pronto Marcelo, que dosific¨® el volumen de balones en largo hasta que no observ¨® a la gacela correr libre de cargas.
El problema, mientras tanto, fue que todo lo que ven¨ªa derivado del otro costado no lograba traspasar esa horizontalidad tan poco efectiva que practica el Madrid cuando pierde el tacto por la pelota. Modric y Kroos tardaron en activarse y el Kashima lleg¨® a dominar la posesi¨®n con mucho m¨¢s estilo de lo esperado. Agarrado a la zurda de Endo y a la versatilidad de Abe encontr¨® con frecuencia la manera de llegar hasta el ¨¢rea de Courtois. El belga no vivi¨® precisamente tranquilo desde su atalaya. Serginho ya le puso a prueba nada m¨¢s comenzar el partido con un disparo cruzado, y despu¨¦s tuvo que zambullirse a la hierba para bloquear un disparo de Doi.
No sumaba el Madrid en ataque, que lleg¨® a verse descapitalizado cada vez que Benzema bajaba al medio campo a recibir. De gran pie y mejor mente, el franc¨¦s sac¨® a relucir su t¨¦cnica para oxigenar jugadas sin demasiado aire, aunque ese desempe?o lo impidi¨® llegar a rematarlas. Solo en una ocasi¨®n pudo ponerle la firma a una de sus creaciones, pero su cabezazo se march¨® fuera de la porter¨ªa japonesa. Con Modric sin cobertura y Llorente sin cabina, todo el bal¨®n pasaba por Kroos, que si bien se ajust¨® las botas para tratar de domesticarlo, no imprimi¨® el ritmo suficiente para que el juego resultase imprevisible.
Marcelo, un agente libre
Para eso ya est¨¢ Marcelo, aut¨¦ntico agente libre sobre el campo, elemento principal a la hora de romper con la monoton¨ªa. Una pared espl¨¦ndida con Bale situ¨® una vez m¨¢s con la porter¨ªa de cara al gal¨¦s, que en su tercer intento s¨ª acert¨® a ajustar el bal¨®n al palo izquierdo de Kwoun poco antes de alcanzar el descanso. Pocas mentes hay m¨¢s clarividentes en el Madrid que la de Marcelo cuando pisa el ¨¢rea rival. Y pocos pies m¨¢s fiables cuando se sienten con br¨ªo que los de Bale. Al gal¨¦s le colocaron el segundo gol en bandeja tras una secuencia de fallos entre Yamamoto y Jung que le permiti¨® golpear el bal¨®n con la porter¨ªa vac¨ªa. No le hab¨ªa dado tiempo al conjunto japon¨¦s a digerir el golpe cuando de nuevo Bale golpe¨® la pelota con violencia desde dentro del ¨¢rea para poner la puntilla al partido.
Solari escuch¨® los gritos que llegaron desde las gradas semivac¨ªas del Zayed Sportis City Stadium e introdujo a Isco minutos despu¨¦s de retirar a Bale por Asensio. El mallorqu¨ªn apenas dur¨® 13 minutos sobre el campo tras resentirse de sus molestias al completar una carrera por la banda. La entrada de Casemiro oblig¨® a Modric a desplazarse al lugar de Asensio, lo que si bien no descompens¨® el centro del campo, s¨ª lim¨® uno de los costados.
La contundencia del resultado unido al conservadurismo propio de un equipo m¨¢s pendiente de no sumar m¨¢s pacientes a la enfermer¨ªa empuj¨® al Kashima, que volvi¨® a pasearse cerca del ¨¢rea de Courtois e incluso Doi envi¨® el bal¨®n al fondo de la porter¨ªa del belga. El gol, revisado por el VAR, consol¨® el ¨¢nimo de los japoneses, que recogieron el premio a su insistencia. Todo lo dem¨¢s ya se lo hab¨ªa arrebatado Bale.
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