Los a?os canallas de la Intercontinental
A partir de los setenta, varios clubes europeos se negaron a jugar el torneo por la extrema dureza de los equipos sudamericanos
Este torneo que insiste en ganar el Madrid tiene su precedente en el doble duelo entre los campeones de Europa y Sudam¨¦rica. Empez¨® bien, pero se encanall¨® a mediados de los sesenta, hasta peligrar su existencia. Los primeros tiempos fueron felices. Se confrontaban dos modelos de f¨²tbol. Los sudamericanos eran m¨¢s t¨¦cnicos, aunque m¨¢s lentos; los europeos eran m¨¢s vigorosos y con mejor disciplina t¨¢ctica. Se jugaba a "partido y revancha", contando los puntos, no los goles. Si era preciso, se enfrentaban en un desempate.
Empez¨® en 1960, con victoria del Madrid sobre el Pe?arol: 0-0 all¨ª y 5-1 aqu¨ª, con el Madrid de Di St¨¦fano, Puskas y Gento en su z¨¦nit. Al Madrid le sucedi¨® en el trono europeo el Benfica, que perdi¨® sus dos ediciones, ante el Pe?arol y el Santos, donde refulg¨ªa Pel¨¦. Luego repiti¨® el Santos, ante el Mil¨¢n, y en el 64 el Inter de Luis Su¨¢rez recuper¨® el trofeo para Europa, ante el Independiente; la final se repiti¨® en el 65 y otra vez gan¨® el Inter. En 1966 volvi¨® el Madrid, con los ye-y¨¦s, que perdi¨® ante un Pe?arol renovado y magn¨ªfico, con el ecuatoriano Spencer marcando dos goles en Montevideo y uno en Madrid (2-0 y 0-2).
De repente, todo se enturbi¨®. Fue por el Mundial de Inglaterra 66, en el que toda Sudam¨¦rica se sinti¨® inc¨®moda, maltratada por los arbitrajes, por la FIFA y por el ambiente. Fue el Mundial de las patadas a Pel¨¦, de la expulsi¨®n de Rattin, capit¨¢n de Argentina, tras lo que el seleccionador Alf Ramsey llam¨® "?Animals!" a los argentinos.
Aquello cre¨® un caldo cultivo peligroso. Sudam¨¦rica vio la Intercontinental como el camino para desquitarse, el espacio id¨®neo para dirimir d¨®nde se jugaba mejor, si all¨ª o entre nosotros. Toda Sudam¨¦rica se entreg¨® a esa causa. En 1967 se enfrentaron el Racing de Avellaneda y el Celtic de Glasgow y todo fue muy desagradable. Hubo desempate, en el Centenario de Montevideo, con cinco expulsados. Acab¨® ganando el Racing, con un gol del Chango C¨¢rdenas, pero algo qued¨® definitivamente roto.
Y m¨¢s lo iba a romper la aparici¨®n del Estudiantes de la Plata, que gan¨® tres Libertadores consecutivas con el f¨²tbol m¨¢s desagradable que pueda concebirse. Sus rivales europeos fueron sucesivamente el Manchester, el Milan y el Feyenoord. Gan¨® al Manchester dejando una estela odiosa. Un diario ingl¨¦s recuper¨® para su titular el viejo insulto de Ramsey. "?Animals!". El a?o siguiente, 1969, fue peor. Por primera vez no se iba a decidir el t¨ªtulo por puntos, sino por goles. El Milan, que hab¨ªa ganado el partido de ida 3-0, sufri¨® horrorosas agresiones en la devoluci¨®n de visita. Salv¨® el t¨ªtulo, porque solo perdi¨® 2-1, pero aquello, ya televisado a muchos pa¨ªses, caus¨® horror. El propio presidente argentino, H¨¦ctor Ongan¨ªa, hizo detener y encarcelar a tres jugadores de Estudiantes por su conducta escandalosa.
Los dos a?os que ni se celebr¨®
Los europeos se preocuparon. La Intercontinental exig¨ªa un precio que no todos estaban dispuestos a pagar. Gran parte del problema eran los ¨¢rbitros sudamericanos, que dirig¨ªan los partidos de all¨ª. En parte por costumbre (la Libertadores ya era en s¨ª de a¨²pa) y en parte porque estaban tambi¨¦n imbuidos de ese rechazo a lo europeo, dejaban pegar hasta lo indecible. Aquello era realmente peligroso. El Feyenoord, para jugar con el Estudiantes, propuso y consigui¨® que se cruzaran los ¨¢rbitros: el americano en Europa y el europeo en Am¨¦rica. Entre eso y que el Estudiantes estaba muy vigilado, sali¨® relativamente bien del asunto.
Pero la Intercontinental estaba tocada. El Ajax, el Bayern y el Liverpool renunciaron dos veces a ir, y el Nottingham, otra. En los a?os 71, 73, 74, 77 y 79, Europa envi¨® al subcampe¨®n. (En el 74 al Atl¨¦tico, que la gan¨® acudiendo por renuncia del Bayern). En el 75 y el 78 ni lleg¨® a celebrarse. En el 73, con la renuncia del Ajax, el derecho pas¨® a la Juventus, que puso la condici¨®n de que se jugara a un solo partido, y en Europa. El Independiente acept¨® semejante exigencia, tal era el inter¨¦s que esa copa despertaba en su continente. Y a partido ¨²nico, en Roma, gan¨® a la Juventus, para orgullo de todo el f¨²tbol de Sudam¨¦rica. En fin, que a partir en los setenta, solo en el 70, el 72 y el 76 se jug¨® la Intercontinental como fue concebida, entre los dos campeones. Eso s¨ª, cruzando los ¨¢rbitros. As¨ª no se pod¨ªa seguir¡.
La soluci¨®n lleg¨® de Tokio, que se ofreci¨® como espacio neutral para una final a un solo partido, con el patrocinio de Toyota. Sigui¨® creando mayor inter¨¦s en Sudam¨¦rica que en Europa (ya explicaba el otro d¨ªa Solari que se escapaba del colegio para verla en un bar), pero los europeos ya no renunciaban a jugarla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.