Portentosos adolescentes indios
El ¡®efecto Anand¡¯ produce un ej¨¦rcito de ni?os con gran talento que quieren ser jugadores profesionales
Los n¨²meros uno del mundo de 11, 12, 13 y 14 a?os jugaron la semana pasada el V Abierto Sunway en Sitges (Barcelona), un torneo muy apropiado para adolescentes y familiares, junto a la playa. Y hete aqu¨ª que esos cuatro portentos precoces son indios, peque?os diamantes surgidos al calor de la enorme popularidad del pentacampe¨®n del mundo Viswanathan Anand, de 49 a?os, un ¨ªdolo en un pa¨ªs de 1.350 millones de habitantes. Pero no todo es de color de rosa en esta explosi¨®n de talento.
¡°A pesar del auge del ajedrez en India, no hay un plan nacional de detecci¨®n y cuidado de talentos. Cada una de las familias de esos ni?os tiene que buscarse la vida en cuanto a patrocinios, contrataci¨®n de entrenadores, b¨²squeda de los torneos m¨¢s adecuados, etc.¡±, explica Rupali, madre de Raahil Mullick, de 11 a?os, el mejor del mundo de su edad. Y aclara: ¡°La Federaci¨®n India de Ajedrez organiza y financia la inscripci¨®n y viajes de los tres mejores indios de cada categor¨ªa a Campeonatos de Asia, Mundiales, etc., pero nada m¨¢s¡±. Y confirma que esta explosi¨®n de ajedrecistas brillantes se debe sobre todo a la extraordinaria popularidad de Anand.
El pentacampe¨®n del mundo se siente ¡°muy orgulloso¡± de haber generado esa fiebre del ajedrez, aunque matiza: ¡°M¨¢s que el efecto Anand, ahora ya habr¨ªa que hablar del efecto del efecto Anand, porque despu¨¦s de m¨ª hemos tenido grandes maestros de muy alto nivel, como Harikrishna o Sasikir¨¢n, y ahora hay una multiplicaci¨®n, en forma de pir¨¢mide. En cuanto a la Federaci¨®n India, su directiva cambi¨® recientemente, y la nueva merece un margen de confianza para mejorar la situaci¨®n¡±.
Basta un p¨¢rrafo para verificar que en este asunto no hay exageraci¨®n alguna. Al benjam¨ªn Mullick le han puesto el list¨®n alt¨ªsimo: D. Gukesh, de 12 a?os, ha estado muy cerca en Sitges de convertirse en el gran maestro m¨¢s joven de la historia, una marca que el ruso Sergu¨¦i Kariakin logr¨® a los 12 a?os y siete meses en 1990. Tambi¨¦n estuvo muy cerca Rameshbabu Praggnanandhaa, de 13 a?os, quien lo consigui¨® solo tres meses m¨¢s tarde. Y varios expertos en el ajedrez indio aseguran que el mayor talento de todos los portentos del subcontinente es Nihal Sarin, de 14, uno de los jugadores que m¨¢s han impresionado en el torneo de Sitges. Pero la lista es mucho m¨¢s larga, e incluye, por ejemplo, a Sreeshwan Maralakshikari, de 12 a?os, quien tumb¨® en la primera ronda al segundo cabeza de serie, el ucranio Vasili Ivanchuk.
Es muy frecuente que estos ni?os dejen de ir a la escuela, excepto para los ex¨¢menes, en cuanto logran sus primeros ¨¦xitos internacionales y viajan con frecuencia, porque sus entrenadores aconsejan una dedicaci¨®n plena al ajedrez. Es el caso de Gukesh, cuyo padre, Rajinikanth, ha renunciado a su profesi¨®n de m¨¦dico (su esposa tambi¨¦n lo es, y sigue trabajando) para dedicarse a la carrera deportiva de su hijo: ¡°Gukesh es feliz, y nadie le ha presionado nunca para que se dedique al ajedrez. ?Qu¨¦ sentido tendr¨ªa que le obliguemos a estudiar, ir a la universidad y ejercer una profesi¨®n, si luego su trabajo no le gusta?
Anand, quien se educ¨® en el colegio Don Bosco de Chennai, disiente radicalmente de esa idea: ¡°Es muy importante ir a colegio, pero no solo por el aprendizaje econ¨®mico, sino por el social. Que seas gran maestro a los 15 a?os no garantiza que te vayas a dedicar al ajedrez toda tu vida. O puedes empezar a ser jugador profesional y luego te das cuenta de que no te gusta tanto como pensabas. En ambos casos es muy importante tener un plan B. Y, por encima de eso, tener una cultura general y una educaci¨®n integral es muy importante para tu equilibrio como persona¡±.
A finales de junio, unos d¨ªas antes de que Praggnanandhaa viajase a Espa?a para jugar el prestigioso torneo de Le¨®n, Anand lo recibi¨® en su casa, y le insisti¨® en la conveniencia de que no deje de ir al colegio: ¡°En la escuela, alguien te dir¨¢ cu¨¢ndo te equivocas, o lo que no sabes, y eso es fundamental¡±.
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