El Valladolid remonta a un Celta sin alma

Era un partido fronterizo, un examen para aprobar tras dos rachas nefastas que abr¨ªan el abismo ante Valladolid y Celta. Ganaron los locales, que no acostumbran a sacar ventaja de esa condici¨®n y que adem¨¢s tienen la mala costumbre de ir siempre a remolque: en 14 de las 21 jornadas disputadas se abocaron siempre a la remontada. No siempre la lograron, pero s¨ª que cantaron victoria ante un rival desnortado que ya encadena cinco derrotas consecutivas, incapaz de sobreponerse a la ausencia de Iago Aspas, al que se esperaba para este partido, pero que tuvo que echar el freno y quedarse en Vigo. Las lesiones musculares no se curan con el coraz¨®n.

El Celta se derrumba y emite se?ales de equipo tembloroso. En Valladolid, como en las dos ¨²ltimas jornadas, se adelant¨® en el marcador. No fue capaz ni de rascar un empate. Y cuando se vio en desventaja con m¨¢s de veinte minutos por jugar no fue capaz ni siquiera de hacerle cosquillas a su rival, sin ideas ni soluciones, paralizado por su incapacidad para rebelarse. Tan tibio y entregado pareci¨® el equipo que lo m¨¢s bravo que se le vio sobre el c¨¦sped fueron las declaraciones de Hugo Mallo antes de irse a la caseta: ¡°Parece que no pasa nada, pero nos tiene que doler y estar toda la semana encerrados en casa. El que no est¨¦ preparado para soportar esta situaci¨®n pues a lo mejor no puede estar¡±, zanj¨® el capit¨¢n. Ese es el Celta, un equipo que a d¨ªa de hoy no est¨¢ dise?ado para pelear en el lodo en el que se ha metido y sobre el que ya se duda sobre el futuro de un entrenador, Miguel Cardoso, que ni noventa d¨ªas lleva en el club.

Fue justo vencedor el Valladolid, por juego, pero tambi¨¦n por fe y constancia, porque se revolvi¨® contra su suerte, contra esa falta de punter¨ªa que tanto le lastra en ocasiones. Al menos ha encontrado un faro al que seguir. Debut¨® Sergi Guardiola, que no ten¨ªa minutos en el Getafe, y dej¨® muy buenas sensaciones por movilidad, por pegada y porque supo mezclar. Porque Oscar Plano y Toni Villa parecieron muy c¨®modos a su lado, como lo estuvieron con Mata en la campa?a del ascenso. El Valladolid, que se present¨® al partido tras sumar dos puntos de quince posibles, fue a m¨¢s tras un mal inicio en el que apostat¨® de la pelota y concedi¨® un gol en un error en la salida de bal¨®n tras catastr¨®fico control de M¨ªchel. Marc¨® el Celta y disfrut¨® de buenos minutos, de dos remates de Maxi G¨®mez cerca de los palos o de un penalti que pudo se?alarse en una pugna entre Nacho y Brais M¨¦ndez, con el mediapunta gallego en boca de gol.

El VAR, ese ingenio al que la grada pucelana mostr¨® tarjeta roja en una coreograf¨ªa que salud¨® al ¨¢rbitro, le dio aliento al Valladolid, que fue a m¨¢s. Entr¨® en el partido porque explot¨® los costados. Al final de la primera parte, entre el frenes¨ª de varias oportunidades consecutivas, el equipo de Sergio ya sab¨ªa que el partido estaba en su mano.

Y se lo qued¨®. Apret¨® a un equipo sin alma, propici¨® que Rub¨¦n Blanco se convirtiese en la pieza capital del Celta. Sostuvo el meta a su equipo con alguna parada imposible. Y jug¨® con los cimientos mentales de un equipo que se desesperaba en cada ocasi¨®n clara que marraba. Hasta que poco antes de la hora de partido marc¨® Oscar Plano, que ven¨ªa de varios fiascos en el remate. Su gol le liber¨®, tambi¨¦n lo hizo con Zorrilla. Y toda esa castellana ola empap¨® al Celta, dimitido e incapaz de hacerse valer. El segundo tanto, de Keko, retrat¨® la escasa fiereza de una zaga que permiti¨® que la abriesen en canal con un centro raso al coraz¨®n del ¨¢rea o un ca?o en la frontal. Al Celta se le mira y se le remira atr¨¢s, donde debut¨® esta jornada y con expulsi¨®n el holand¨¦s Hoedt, al que esta semana un directivo present¨® como sueco. Igual el desastre ocupa tambi¨¦n otras parcelas.