Pepu Hern¨¢ndez vuelve a la plaza
Uno no es capaz de meterse en el cerebro del entrenador S¨¢nchez como responsable del fichaje del jugador Hern¨¢ndez (c¨®mo ha cambiado el cuento) para saber su l¨®gica
Estaba tranquilamente en casa el pasado martes, eran las diez y media de la noche y, como tenemos la absurda costumbre de no desconectar los dichosos m¨®viles, me encontr¨¦ leyendo una provocadora pregunta con la guardia baja; ¡°Oye, ?me quieres explicar esta nueva afici¨®n de Pepu?¡±. Los que hemos convivido con ¨¦l sabemos que siempre ha sido aficionado al tabaco negro, lo que asociado a su barba de toda la vida, a sus habituales gafas de sol y a lo que, en definitiva, el maestro Anto?ete hubiera identificado como su probada capacidad de sentarse en entrenador (¡°jam¨¢s olvidar¨¦ esa orden del veterano aficionado en la Plaza de Las Ventas ¡ªcontaba el maestro¡ª, frente a la absurda protesta de un reci¨¦n llegado; ?si quiere usted opinar aqu¨ª, aprenda primero a sentarse en torero¡±), en definitiva, dec¨ªa, le han procurado una de las biograf¨ªas m¨¢s reconocidas en nuestro baloncesto. ?En qu¨¦ andar¨ªa esta vez nuestro campe¨®n del mundo? A los diez minutos del primer mensaje, varios conocidos ya quer¨ªan meterme de lleno en el partido, pese a lo alejado de las reglas del juego verdaderamente deportivo que uno intuye en la pol¨ªtica.
Por eso me lleg¨® mucho un divertido aviso de Anabel D¨ªez, periodista experta en este tablero pol¨ªtico desde hace varias d¨¦cadas; ¡°en estos pr¨®ximos d¨ªas temo una avalancha de met¨¢foras deportivas algo forzadas en las p¨¢ginas de nacional ¡ªla escuch¨¦ decir en una tertulia de radio la ma?ana siguiente¡ª, pero espero que r¨¢pidamente, al menos en mi cabecera, se nos exija un respeto al libro de estilo y se recupere el an¨¢lisis pol¨ªtico¡±.
Estaba precisamente revisando un breve y provocador art¨ªculo de Harvard Business Review (Why Sports are a terrible metaphor for business, de Bill Taylor), y no se me han ido de la cabeza estas frases. ¡°La l¨®gica de la competici¨®n y el ¨¦xito (en el deporte y en los negocios), es totalmente diferente (¡) Lo que hace verdaderamente estimulante el deporte profesional es que al final solamente gana un equipo y los dem¨¢s acaban desalentando a sus aficionados. Para que gane un equipo deben perder los dem¨¢s. La l¨®gica de la competici¨®n en los negocios no es esa. Las empresas m¨¢s exitosas, las que acaban generando m¨¢s valor, no se preocupan tanto por aplastar en la competici¨®n como por deleitar a sus clientes.
Uno no es capaz de meterse en el cerebro del entrenador S¨¢nchez como responsable del fichaje del jugador Hern¨¢ndez (c¨®mo ha cambiado el cuento), para saber si lo ha hecho m¨¢s con la l¨®gica deportiva o empresarial que plantea el art¨ªculo de Harvard, pero lo sorprendente de la decisi¨®n me ha recordado a un fichaje que Estudiantes llev¨® a cabo en 1993, tratando de renovar la plantilla para buscar un nuevo impulso.
Guennadi Ouspenski era un alero ucraniano desconocido para los aficionados del equipo del Ramiro de Maeztu, pero con grand¨ªsimas cualidades f¨ªsicas (casi 2,10m. de estatura) y t¨¦cnicas (tiraba de 3 puntos con una facilidad pasmosa) que los entrenadores (Miguel ?ngel Mart¨ªn y Jos¨¦ Vicente Hern¨¢ndez) hab¨ªan analizado de forma exhaustiva. En cada entrenamiento de pretemporada, Ouspenski nos dejaba sin habla con acciones de otra dimensi¨®n. Pero Guennadi no hablaba nada de espa?ol ni de ingl¨¦s, y su integraci¨®n diaria depend¨ªa de un traductor simultaneo al que prohijamos en el equipo como uno m¨¢s de la plantilla. La pretemporada pas¨® volando, y sin tiempo material para que Ouspenski pudiera aprender el idioma, en los primeros partidos de la verdadera competici¨®n no hubo manera de sacar el jugo a su baloncesto. Y lleg¨® un d¨ªa en que nuestra afici¨®n, con ese toque diferente que a veces distingu¨ªa a La Demencia, intervino para quitar hierro al asunto, aconsejando una soluci¨®n alternativa a Miguel ?ngel Mart¨ªn: ¡°?Cura, por favor, saca al traductor!¡±. ?Acabar¨¢ Pepu sent¨¢ndose en pol¨ªtico en breve? Terminadas las sorpresas y las met¨¢foras, eso es lo que verdaderamente acabar¨¢n exigiendo los aficionados a una plaza de primera como es el Ayuntamiento de Madrid. Qu¨¦ salgan los toreros.
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