El calendario
A Solari, que dio sus primeros pasos en el banquillo del Bernab¨¦u con la sombra de Mourinho planeando sobre su cabeza, no le duelen prendas a la hora de imitar los tics m¨¢s famosos del otrora contramaestre
Hubo un tiempo en el que uno no era un buen aficionado si no ten¨ªa, siempre a mano, un peque?o calendario con los partidos de la temporada. Lo regalaban en los bares, en las gasolineras, en las barber¨ªas, en los estancos, en los talleres¡ Serv¨ªa de mucho y no serv¨ªa de nada, pero no hacerse con ¨¦l supon¨ªa una renuncia impl¨ªcita al fervor que cada domingo recorr¨ªa el pa¨ªs de norte a sur, de este a oeste. Eran ligas, las de antes, que primero se jugaban sobre el papel, vaticinando resultados en la intimidad de un dormitorio o en clase de religi¨®n, para luego dirimirse en los estadios. En mi caso concreto, aquellas predicciones oto?ales le otorgaron tantos t¨ªtulos al Bar?a ¨Csiempre por aplastamiento, invicto en no pocas ocasiones- que al llegar la edad adulta y repasar el palmar¨¦s sent¨ª que me hab¨ªan robado algo m¨¢s que la infancia.
Con las nuevas tecnolog¨ªas y la sobreinformaci¨®n ya incrustadas en nuestras vidas, del calendario no volvimos a tener noticias hasta que Jose Mourinho lo puso de moda en 2011, tras un empate sin goles contra el Deportivo de La Coru?a. ¡°Se r¨ªen a mis espaldas¡±, dijo el entonces t¨¦cnico del Real Madrid antes de instar a los all¨ª presentes a ponerse en contacto con un bioqu¨ªmico. Ahora sabemos que, en realidad, era Mourinho quien se re¨ªa de todos nosotros a carcajadas: ante las c¨¢maras presum¨ªa de una honestidad innegociable, casi ¨¦lfica, mientras a escondidas simulaba contratos de explotaci¨®n con una empresa domiciliada en las Islas V¨ªrgenes para defraudar m¨¢s de 3 millones de euros a Hacienda.
Cosas del destino, la condena del t¨¦cnico portugu¨¦s ha coincidido con las quejas de su antiguo club sobre los rigores de un calendario que, se desliza, le perjudican a sabiendas. ¡°Cuando menos es curioso¡±, respondi¨® Solari preguntado por esta cuesti¨®n. Al argentino, que dio sus primeros pasos en el banquillo del Bernab¨¦u con la sombra de Mourinho planeando sobre su cabeza, no le duelen prendas a la hora de imitar los tics m¨¢s famosos del otrora contramaestre. Lo hizo en su primera rueda de prensa, donde aludi¨® a las ra¨ªces de la testosterona como remedio a no pocos males. Tampoco esquiv¨® las quejas arbitrales, el Bohemian Rhapsody del mourinhismo m¨¢s pop, e incluso lleg¨® a declarar aquello tan televisivo de que ¡°el VAR nos confunde¡±. Ahora le ha llegado el turno al calendario. De seguir por esta senda del refrito, pronto lo veremos denunciar los largos tent¨¢culos de Rakuten.
En 2012, el sindicato mundial de futbolistas exigi¨® un cambio en la norma que apenas conced¨ªa dos d¨ªas de descanso m¨ªnimo obligatorio entre partido y partido. Raymond Verheijen, entrenador y fisi¨®logo holand¨¦s, publicaba entonces un estudio que recomendaba elevar a tres las jornadas de reposo, tesis abalada por el anteriormente referido sindicato, y que son, precisamente, los que ha tenido el Real Madrid para preparar su duelo de Copa con el F¨²tbol Club Barcelona. ¡°El estado de ¨¢nimo es una cuesti¨®n de energ¨ªa. Si te paras, te hundes. El equilibrio es una cuesti¨®n de movimiento, como esos platos que giran sobre la punta de un bast¨®n¡±, escribe David Trueba en su magn¨ªfica Saber perder. Algo de esto debi¨® intuir Sergio Ramos, capit¨¢n de corbeta, que ajeno a la nueva pol¨¦mica decidi¨® ir a divertirse ¨Co quiz¨¢s fuera a descansar, habr¨ªa que pregunt¨¢rselo a un bioqu¨ªmico- con Pablo Motos al Hormiguero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.