El duende del Sevilla

Se trata de un intangible. Quiz¨¢s un acto de fe. Probablemente un duende que acompa?a a un Sevilla que se gan¨® un punto de manera incre¨ªble ante un magn¨ªfico Eibar. El partido del Sevilla fue malo. El del Eibar, bastante mejor. Pero cuando nadie lo esperaba, con un 0-2 en contra y el VAR certificando un justo fuera de juego que era el 0-3, con un futbolista menos por la expulsi¨®n de Banega, el Sevilla jug¨® un partido excepcional de cinco minutos para hacer dos goles y estar a punto de darle la vuelta al marcador en lo que hubiera sido una aut¨¦ntica locura. No hay tratado que explique el desenfreno de esos cinco minutos, el goce de una afici¨®n que pitaba a los suyos y que salt¨® de alegr¨ªa con el empate. Fue un peque?o milagro de este equipo que nunca se rinde. Pero tambi¨¦n un aviso porque el Sevilla anda en un periodo de dudas. Quiz¨¢s de ese letargo le puedan sacar futbolistas como Navas, que revolucion¨® el tramo final del encuentro, y Bryan Gil, un joven talento de la cantera que mostr¨® f¨²tbol y car¨¢cter para forjar el incre¨ªble empate cosechado por el Sevilla.

Buen Eibar, fuerte, r¨¢pido, siempre bien colocado, que se fue del partido en cinco minutos fat¨ªdicos. S¨®lo cay¨® doblegado ante la magia de Nervi¨®n. Su partido, en l¨ªneas generales, fue magn¨ªfico. Un ejemplo de c¨®mo competir en un estadio tan complicado como es el del Sevilla, donde solo haciendo las cosas muy bien se logran objetivos. Otra cuesti¨®n a trabajar por Mendilibar y los suyos es analizar cierta desconexi¨®n despu¨¦s del 0-2.

El f¨²tbol es un enigma. El Sevilla jug¨® un partido muy discreto en Vigo, donde perdi¨® ante el Celta sin el menor vigor f¨ªsico. Muchas de las causas de la derrota en tierras gallegas vinieron argumentadas en la falta de chispa de un equipo que, adem¨¢s, hab¨ªa sido vapuleado en la Copa ante el Barcelona. Se supone, al menos desde la distancia del an¨¢lisis, que el equipo andaluz, por fin, hab¨ªa dispuesto de una semana de descanso para preparar el partido ante el Eibar. Tiempo suficiente, al menos en apariencia, para conocer bien las virtudes del conjunto vasco y saber atacarlas. Lo que se vio, sin embargo, fue una magn¨ªfica disertaci¨®n del Eibar, que le dio un repaso al Sevilla, algo chisposo al principio, pero superado por el f¨²tbol de verdad del conjunto de Mendilibar.

Solo desde una superioridad f¨ªsica y un planteamiento atrevido se puede entender que el Eibar se llevara todos los balones divididos ante el Sevilla y que, adem¨¢s, intentara robarle esos balones, uno tras otro, en su propio campo. La propina fue un golazo de Orellana destrozando el sistema defensivo del Sevilla. El control orientado para quitarse del medio a Kjaer fue inmenso, como su protecci¨®n de bal¨®n ante el acoso de Carri?o. La guinda, el golpeo que bati¨® a Vaclik. El Sevilla, siempre poderoso en Nervi¨®n, no atinaba a controlar el tiempo de un partido jugado a un ritmo alt¨ªsimo, lleno de balones largos que, a su vez, provocaban un n¨²mero tremendo de pelotas divididas, que siempre se llevaron los jugadores del Eibar. La respuesta del Sevilla ante el acoso vasco fue apelar al bal¨®n en largo, un recurso muchas veces inservible ante la rapidez de los defensas del Eibar. Tambi¨¦n por la incapacidad local para hacerse con el rechace. Gracias a un buen trabajo, los pupilos de Mendilibar siempre estaban mejor colocados.

Fue normal que llegara el segundo gol vasco en una gran jugada de estrategia culminada por ese delantero de garant¨ªas como es Charles. Tambi¨¦n ayudada por la pasividad de una zaga andaluza que no defendi¨® con tensi¨®n ni colocaci¨®n. Todo parec¨ªa perdido, sobre todo despu¨¦s de la tarjeta roja a un ansioso Banega en el minuto 84. Kike Garc¨ªa hizo el tercero, pero el VAR ratific¨® el fuera de juego del delantero del Eibar. Muy justo, por cierto. Entonces, se desat¨® la tormenta. Con m¨¢s coraz¨®n de cabeza, el Sevilla rescat¨® un punto en un partido que ten¨ªa perdido. Lo dice su himno y lo reafirmaron unos jugadores que tuvieron un gran esp¨ªritu hasta el final, con todo perdido y en un ambiente complicado: el Sevilla nunca se rinde. Agarrado a lo irracional, ahora Mach¨ªn y los suyos deben recurrir al an¨¢lisis porque el Getafe y el Valencia aprietan. Otra buena pelea en esta Liga se atisba en el horizonte: la de la cuarta plaza.