El Eibar se despierta a tiempo

Nadie hubiera imaginado, con la segunda parte avanzando inexorable hacia el minuto 90, que el Eibar pudiera salir de la hipnosis a la que le someti¨® el Getafe, para salvar al menos un punto, pero lo hizo. Despert¨® y empat¨® el partido. Una victoria habr¨ªa colocado, al menos durante unas horas, al equipo madrile?o en la zona Champions, pero se descuid¨® en el tramo final, y lo pag¨®.

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Durante muchos minutos, el Eibar se mir¨® en el espejo y el reflejo del Getafe le deslumbr¨®. El equipo de Bordal¨¢s lleg¨® a Ipurua con la lecci¨®n m¨¢s que aprendida. Despu¨¦s de ver los ¨²ltimos partidos del equipo vasco, sab¨ªa que s¨®lo jugando con la misma agresividad y determinaci¨®n de su oponente podr¨ªa sacar r¨¦dito de su visita. Y el Getafe no es sospechoso de descuidar sus deberes.

Desde el primer minuto, el equipo madrile?o se afan¨® en hacerle complicado al Eibar esa forma de jugar al f¨²tbol con la que arroll¨® a los ¨²ltimos equipos que pasaron por la localidad guipuzcoana y que salieron con las orejas gachas. A todos les falt¨® intensidad, una cualidad que al Getafe, como el valor en el ej¨¦rcito, se le supone desde que Bordal¨¢s ocupa su banquillo y ha convertido a su equipo en una pared de homig¨®n armado.

Al Eibar se le hizo la vida muy dif¨ªcil durante toda la primera parte, pese a los destellos iniciales, cuando pareci¨® que el partido iba a ir de ¨¢rea a ¨¢rea. No fue as¨ª. El Getafe desactiv¨® el juego con una presi¨®n intensa que exig¨ªa demasiada precisi¨®n a los hombres de Mendilibar, que por una vez no andaban finos. Las bandas se le cerraron y Orellana no encontraba el sitio, mientras que al otro lado del campo, ?ngel, hiperactivo, trataba de demostrar como visitante lo que no consigui¨® vestido de azulgrana, y en una de estas, tras un desajuste defensivo eibarr¨¦s, Mata recibi¨® de Oliveira para, con un toque sutil, superar a Riesgo y poner por delante en el marcador a su equipo.

Al Eibar le costaba mucho imponer su autoridad, como hace a menudo en Ipurua; apenas lleg¨® al ¨¢rea de David Soria, que no intervino ni una vez. El Getafe anestesi¨® como sabe con el marcador a favor. Sus rivales conocen esa sensaci¨®n. Un sabor desagradable, met¨¢lico, que adormece. Belladona futbol¨ªstica con la que el Eibar se dejaba llevar, m¨¢s todav¨ªa despu¨¦s del segundo gol, en un remate de Foulquier, con todo el espacio del mundo para disparar desde el borde del ¨¢rea.

No despertaba el Eibar, pero Djen¨¦ zarande¨® al equipo vasco y consigui¨® sacarle de la cama, levantando las manos en un centro desde la izquierda que le golpe¨® levemente, pero desvi¨® la pelota. Lo revis¨® el VAR, el ¨¢rbitro se?al¨® penalti y Charles lo transform¨®. El gol revitaliz¨® a su equipo, que, pese a todo, segu¨ªa sin encontrar el camino recto hacia el ¨¢rea de Soria. Se lo desbroz¨® Cabrera en una absurda cesi¨®n de cabeza a su portero sin mirar qui¨¦n andaba por all¨ª, y estaba el brasile?o Charles para meter el pie y empatar el partido.

Al Getafe le falt¨® entereza en los minutos finales y el Eibar se lanz¨® al abordaje, pero le falt¨® tiempo, y la serenidad de otras ocasiones. Si en Sevilla vio como le igualaban un 0-2 despu¨¦s de 80 minutos primorosos, en Ipurua les pas¨® lo mismo pero al rev¨¦s, y los jugadores vestidos de azulgrana dejaron a su rival con las ganas de pisar moqueta.