La cantinela de Simeone
Existe una parte folcl¨®rica en los discursos sencillos y directos de entrenadores como El Cholo y Bilardo, que se incrustan en el ¨¢nimo de la hinchada

Cuenta Bilardo en su autobiograf¨ªa que, en 1968, acept¨® una invitaci¨®n para acudir a un famoso programa de la televisi¨®n argentina. Tanto los periodistas como el p¨²blico presente ¨C¡°estaban todos arreglados¡±, escribe- ocuparon sus intervenciones en atacarlo con bastante dureza. Al a?o siguiente, Bilardo regres¨® al mismo programa pero esta vez se hizo acompa?ar por 20 personas que infiltr¨® entre el p¨²blico para intentar equilibrar el tono de las preguntas. Mucho tiempo despu¨¦s, coincidiendo con su regreso como t¨¦cnico de la selecci¨®n argentina,?el Doctor acudi¨® a una nueva llamada del programa escoltado por m¨¢s de 60 acompa?antes.
En Argentina, que es el pa¨ªs de la milonga por antonomasia, este tipo de leyendas conforman la base de una filosof¨ªa futbol¨ªstica que se nutre de la an¨¦cdota ante la falta de otro tipo de argumentos. Todav¨ªa hoy, con su selecci¨®n dando tumbos de aqu¨ª para all¨¢ y el campeonato nacional convertido en una especie de liga de barrio, el gran p¨²blico sigue mirando con desconfianza a personajes como Bielsa o Menotti mientras el bilardismo mantiene intacta su credibilidad a base repetir, una y otra vez, las mismas cantinelas: testosterona, viveza, coraz¨®n, victoria¡ El populismo, antes de dar el salto a la pol¨ªtica, bien pudo ser un canto de aliento argentino.
¡°Prefiero jugar mal y pasar siempre¡±, declar¨® Diego Pablo Simeone tras eliminar, en 2016, al Bayern M¨²nich entrenado por Pep Guardiola. Su equipo hab¨ªa sido arrollado sobre el campo hasta el punto que God¨ªn, capit¨¢n omnipotente y veterano de mil batallas, declar¨® no haberse sentido tan desarbolado por un rival en toda su carrera deportiva. Sali¨® victorioso el Atleti, a pesar de todo, y del defecto emergi¨® Simeone llam¨¢ndolo virtud.
Existe una parte folcl¨®rica en este tipo de afirmaciones, sencillas y directas, que se incrustan en el ¨¢nimo de la hinchada como una canci¨®n de verano. Aquel d¨ªa de 2016, Simeone se colg¨® la vitola de t¨¦cnico ganador tras lograr una importante victoria y no fueron pocos los que se apuntaron a una fanfarria que, inexorablemente, queda desnuda con la llegada de las derrotas. El pasado martes, en Tur¨ªn, venci¨® el equipo que m¨¢s m¨¦ritos acumul¨®, del mismo modo que, 15 d¨ªas antes, en el Metropolitano, se hab¨ªa alzado el Atleti como just¨ªsimo ganador a los puntos. En la rueda de prensa posterior, empapado por esa cultura populachera que Bilardo convirti¨® en escuela de pensamiento, el Cholo apel¨®, una vez m¨¢s, a los test¨ªculos de sus futbolistas como gran explicaci¨®n al soberbio partido que acaban de realizar.
"Qu¨¦ raro, ?verdad? Un hombre tan inteligente y se empe?a en hablar de f¨²tbol todo el tiempo", aseguran que declar¨® Jorge Luis Borges tras conocer al Flaco Menotti. El f¨²tbol argentino se ha caricaturizado de tal manera que uno podr¨ªa pensar, a d¨ªa de hoy, que la sentencia del escritor forma parte del apartheid bilardista m¨¢s proactivo, el mismo que hoy mira al Cholo Simeone como el m¨¢s firme exponte de lo irracional, de lo verdadero. ¡°El f¨²tbol¡±, suele decir un buen amigo m¨ªo, ¡°es un juego al que los entrenadores solo alcanzan a restarle un peque?o porcentaje de incertidumbre¡±. Es dif¨ªcil cuantificar la importancia de t¨¦cnicos como Bilardo o Simeone en esta ecuaci¨®n pero, ateni¨¦ndonos estrictamente a su discurso, se podr¨ªa concluir es muy inferior a la importancia que se les concede en la historia del f¨²tbol.
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