El alem¨¢n Schachmann, primer l¨ªder tras la contrarreloj
Geraint Thomas pierde 30 segundos y el primer espa?ol, Jon Izagirre, es s¨¦ptimo a 22
Los comisarios de la Uni¨®n Ciclista Internacional se dedican ahora a medir calcetines.
Los pies y las piernas de los corredores, los motores de su herramienta de trabajo, son una obsesi¨®n desde los tiempos en los que ten¨ªan una fijaci¨®n con el color de los botines. A Pedro Delgado lo cosieron a multas porque usaba zapatillas blancas. Se achicharraba con las negras, ¨²nico color permitido en los a?os ochenta, as¨ª que prefer¨ªa pagar las sanciones y correr con los pies fresquitos.
Ahora cada cual corre con los colores que quiere. El problema son los calcetines. En la rampa de salida de Zumarraga, un se?or muy serio, de pelo blanco y edad provecta, con el escudo de la UCI en el bolsillo de la americana, manejaba un aparato similar al que los fan¨¢ticos de la eugenesia utilizaban para medir cr¨¢neos y determinar la superioridad de la raza aria, pero con objetivos m¨¢s inocentes: calibrar la altura del calcet¨ªn, que, seg¨²n las reglas, no debe ser superior a la mitad de la distancia que hay entre el centro del maleolo del ciclista y el centro de la cabeza del peron¨¦. Qu¨¦ cosas.
Maximilian Schachmann, alem¨¢n de Berl¨ªn, nacido despu¨¦s del muro, de 25 a?os y ciclista del Bora, el equipo de Sagan, vol¨® con calcetines negros, de medidas reglamentarias, y gan¨® la etapa. Tambi¨¦n llevaba botines negros, como los que repudiaba Delgado, y en la Antigua, el muro de Zumarraga, corri¨® a la antigua, sin bajarse para cambiar de bicicleta, como hicieron el resto de los ciclistas con intereses en la etapa o la General de la Vuelta al Pa¨ªs Vasco. Lleg¨® a la meta como parti¨® de la salida, con su cabra de contrarreloj y rueda lenticular trasera, equipada con el desarrollo adecuado, para no hacer eses en las rampas del 22%, o caerse, como le pas¨® a George Bennet, que se qued¨® sin pi?¨®n que meter y se fue al suelo a un metro del final de la agon¨ªa.
El ciclista alem¨¢n fue ejemplo del ¨¦xito basado en unas aspiraciones modestas. ¡°Mi objetivo era no caerme¡±, dec¨ªa. ¡°No hab¨ªa planeado absolutamente nada. S¨®lo sab¨ªa que era una contrarreloj, y que era dura¡±. Les gan¨® a muchos que llevaban meses estudiando el recorrido, o como la clase supera a la planificaci¨®n. A Schachmann le ficharon en el Bora para que no fuera s¨®lo el equipo de Peter Sagan; que tuviera otras alternativas, y el ciclista alem¨¢n se las da. Es el primer l¨ªder de la carrera vasca y hace un par de semanas gan¨® escapado una etapa de la Volta, un todoterreno, aunque ¨¦l mismo no sepa definirse: ¡°Todav¨ªa no s¨¦ qui¨¦n soy en el ciclismo¡±, pero ¡°claro que vamos a defender el maillot amarillo¡±, asegura. ¡°Tenemos un equipo muy fuerte¡±. Y es verdad. Su compa?ero Konrad le hab¨ªa precedido en el trono de la crono, esa silla en la que se sienta el primer clasificado hasta que alguien m¨¢s r¨¢pido le derrota, y en la que estuvo sentado durante muchos minutos el mallorqu¨ªn Enric Mas, que acab¨® octavo, a pesar de haber corrido, subido y bajado en medio del chaparr¨®n. Le dio tiempo a comerse un plato de arroz mientras esperaba.
Defender¨¢n el maillot, sin duda, aunque sufrir¨¢n el acoso de los favoritos, que andan por ah¨ª, al acecho, despu¨¦s de una jornada que no marc¨® diferencias sustanciales, pero alegra la carrera y evita bloqueos. Con el prometedor colombiano Daniel Mart¨ªnez, campe¨®n contrarreloj de su pa¨ªs, segundo, a nueve segundos, la clasificaci¨®n se abre a Julien Alaphilippe, al que la rampa de Gorraiz, por donde se concentra el Movistar en invierno, le puede venir de maravilla para asaltar el amarillo pese a que ¨¦l tambi¨¦n desconociera que se arrancaba con la crono y tampoco estuviera preparado; como a Adam Yates, que est¨¢ cuarto. Geraint Thomas, que acab¨® a treinta segundos del vencedor, es noveno en la General. Est¨¢ dentro de los l¨ªmites. El primer espa?ol es Jon Izagirre, del Astana, a 22 segundos del l¨ªder.
Por cierto: los 161 ciclistas que tomaron la salida en Zumarraga y que llegaron a la meta sin ninguna baja, llevaban calcetines reglamentarios. Los comisarios no recortaron ni un cent¨ªmetro de tela. La Itzulia empieza bien.
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