El Celta ve la luz a costa de un Girona que encadena cinco derrotas
El cuadro gallego gana con justicia, con Aspas nuevamente goleador, y se acerca a la permanencia tras superar a su rival en la clasificaci¨®n
Sali¨® el sol en Vigo y luci¨® una de las mejores versiones del Celta, que super¨® (2-1) al Girona sobre el campo y en la clasificaci¨®n no solo para dar un paso que puede resultar decisivo en la pugna por mantener la categor¨ªa sino tambi¨¦n para complicar a un rival tibio, sin alma y que ahora mira de cerca el abismo. Apenas un punto separa a los equipos que se cruzaron esta jornada en Bala¨ªdos, pero el futuro se percibe de manera diferente con el triunfo en la cartera. Al Girona le aguarda el pr¨®ximo martes una final en Valladolid. El Celta tiene por delante esta semana dos partidos ante Espanyol y Legan¨¦s, que tienen casi todo dicho en este campeonato. Si los resuelve estar¨¢ salvado.
A¨²n as¨ª, a¨²n siendo superior como fue, el Celta no dej¨® de sufrir hasta que el ¨¢rbitro pit¨® tres veces. Padeci¨® porque tiene defectos, gan¨® porque supo taparlos. O porque el Girona poco hizo por descubrirlos. Replegado durante bastantes minutos, el equipo de Eusebio firm¨® pasajes lamentables. La primera parte oblig¨® a que el t¨¦cnico realizase dos sustituciones en el descanso y cambiase tambi¨¦n el m¨®dulo t¨¢ctico. El Celta le domin¨®, no solo le quit¨® la pelota sino que le tap¨® cualquier opci¨®n de buscar el contragolpe. Ayud¨® la incapacidad del centro del campo rojiblanco, n¨¢ufrago y a la deriva con y sin bal¨®n.
Si no fuese porque en juego estaba su continuidad en la categor¨ªa hasta podr¨ªa colegirse que el Celta disfrut¨® de algunos pasajes del partido. Lo hizo porque Iago Aspas encontr¨® un socio, detalle que no resulta menor en un equipo presidencialista. Asom¨® un ministro, Boudebouz, y el gobierno empez¨® a fluir. Al mediapunta de origen argelino no le sobra motor ni repris, pero desparrama talento. Aterriz¨® en el Celta en los estertores del mercado invernal como si de pronto le hubieran dejado sobre la superficie marciana. Pero ya es una alien¨ªgena m¨¢s. En cuanto se ha enterado de donde est¨¢ aplica la m¨¢xima del futbolista listo, se junta con los buenos. Cuando mezcl¨® con Aspas o con Boufal el Celta estuvo muy por encima de lo que demandaba el partido, que no dejaba de ser un duelo por seguir en Primera.
La actividad de Boudebouz da?¨® a un Girona adocenado, pesaroso en las persecuciones y en las coberturas, permeable en los flancos, en especial en el que tapaba Pedro Porro ante Boufal. Poco antes de la media hora se encontraron Aspas y Boudebouz para que Maxi G¨®mez conectase un testarazo que rond¨® el gol, un aviso que no cambi¨® la pauta para el Girona, destapado y vulnerable a pesar de no dejar de caminar hacia atr¨¢s. Boufal desnud¨® a Porro, sin ayudas, para darle el primer gol a Aspas, un tanto que adem¨¢s retrat¨® la agilidad celeste porque comenz¨® a forjarse en su c¨®rner diestro y recorri¨® el campo en diagonal antes de la finalizaci¨®n del delantero internacional, que ya lleva 16 goles en el campeonato y seis en los cuatro partidos que disput¨® desde que reapareci¨® de su lesi¨®n.
El Girona no cambi¨® el paso hasta que Eusebio retoc¨® el equipo en la caseta. Dej¨® en ella a Roberts y Aleix Garc¨ªa, un delantero y un centrocampista, y alist¨® a Borja Garc¨ªa y Juanpe, un centrocampista y un defensa. Ni siquiera dio tiempo a que se esbozase una cr¨ªtica ante la maniobra. Con tres centrales el t¨¦cnico quer¨ªa mejorar la salida de bal¨®n y casi a la primera, nada m¨¢s regresar al partido, un bal¨®n profundo de Alcal¨¢, sin mayor sustancia, prendi¨® un incendio en el coraz¨®n de la defensa celeste. Marc¨® Portu y el linier levant¨® el bander¨ªn, pero la jugada ten¨ªa dif¨ªcil cotejo porque el asistente del ¨¢rbitro entendi¨® que Stuani hab¨ªa tocado la pelota entre medias y generaba as¨ª una situaci¨®n de fuera de juego. Cinco minutos de videoarbitraje fueron precisos para revocar la primera decisi¨®n. Fue gol.
Ah¨ª el Girona tuvo la opci¨®n de dar un paso adelante, de probar a la zaga del Celta, siempre sospechosa. No lo hizo. Boudebouz ya deca¨ªa, pero encontr¨® aliento para volver a jugar cerca de Aspas. Y Boufal no dej¨® de encarar a Porro, que sali¨® trasquilado en una acci¨®n opuesta a la del primer gol. Si entonces el lateral entr¨® al enga?o, disput¨® el regate y lo perdi¨®, en la segunda oportunidad opt¨® por temporizar y taparse. Podr¨ªa parecer una opci¨®n v¨¢lida ante un extremo tan habilidoso, pero Boufal es un manantial de recursos, desech¨® la gambeta y encontr¨® en ese metro que le cedi¨® el lateral el espacio para armar el interior del pie y colocar la pelota en la red.
De nuevo en desventaja, al Girona le falt¨® hambre. Y en realidad apenas hab¨ªa probado bocado. Jugaba ante un rival en estado de nervios, tembloroso a medida que se acercaba al final. No le exigi¨®. Apenas se acerc¨® en un remate de Stuani que bloque¨® Cabral. Tampoc¨® explot¨® el juego a¨¦reo, una de las taras del Celta, y eso que ten¨ªa varias torres sobre el campo. Se march¨® inane el Girona, que se complica con su quinta derrota consecutiva. No ha sumado puntos en un tiempo en el que el Celta ha hecho diez. Y ya le ve la retaguardia.
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