?ul en el corredor de la muerte
Newell¡¯s Old Boys, el club donde surgieron Messi, Bielsa o Pochettino, Jorge Valdano, afronta un futuro oscuro, casi negro

Llaman ¡°el corredor de la muerte¡± a la celda donde un condenado espera la ejecuci¨®n. Es frecuente que el preso pase ah¨ª mucho tiempo. Se trata de una situaci¨®n angustiosa. El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos dictamin¨® hace ya 30 a?os que la espera constitu¨ªa tortura y supon¨ªa ¡°un castigo inhumano y degradante¡±. Algo parecido dijo en 1993 el Comit¨¦ Judicial del Consejo Privado del Reino Unido. Numerosos jueces federales de Estados Unidos son de la misma opini¨®n. Es decir, que la silla el¨¦ctrica, o la horca, o la inyecci¨®n letal, constituyen en s¨ª mismos un horror m¨¢s soportable que la idea de sufrirlos, rondando por la cabeza un d¨ªa, y otro, y otro.
Newell¡¯s Old Boys, uno de los dos grandes clubes de Rosario, no est¨¢ en el ¡°corredor de la muerte¡±. Pero casi. Acab¨® la Superliga de 2019 con el peor promedio (1,076) junto a Gimnasia y Esgrima, lo que significa que encara la pr¨®xima temporada en muy malas condiciones. Necesitar¨¢ quedar en los puestos de cabeza para que el promedio heredado de los pasados a?os no le condene al descenso. Ahora mismo, lo tiene todo en contra. La instituci¨®n de la que surgieron Lionel Messi, Marcelo Bielsa, Mauricio Pochettino, Jorge Valdano, Gabriel Batistuta, Walter Samuel, Tata Martino, Roberto Sensini y tantos otros ha venido muy a menos. Su plantilla de jugadores es endeble. Falta dinero para renovarla y cualquier aportaci¨®n externa debe ser autorizada por el juez Fabi¨¢n Bellizia, dado que la instituci¨®n se encuentra sometida a concurso de acreedores. El futuro inmediato de Newell¡¯s aparece oscuro, casi negro.
Los tribunales m¨¢s altos dir¨ªan que eso, siendo malo, no es lo peor. Lo peor es la espera. Concluida la Superliga, Newell¡¯s est¨¢ tambi¨¦n eliminado de cualquier competici¨®n continental, de la Copa argentina y de la Copa de la Liga argentina. Mientras sus rivales siguen disputando alg¨²n torneo u otro, los leprosos (que no se apodan as¨ª por sus penurias, sino por un remoto partido ben¨¦fico) carecen de ocupaci¨®n. Han sido condenados a pasar tres meses sin jugar un encuentro oficial. Ser¨¢ una espera terrible.
No es la primera vez que esperan. El club se llama Newell¡¯s Old Boys porque lo formaron en 1903 los antiguos alumnos del profesor brit¨¢nico Isaac Newell, fundador en Rosario del Colegio Comercial Anglicano Argentino. La escuela del profesor Newell, el primer centro no cat¨®lico de la ciudad, fue innovadora en muchos sentidos: impart¨ªa clases de educaci¨®n f¨ªsica y de m¨²sica, no distingu¨ªa entre razas y ofrec¨ªa una ense?anza impregnada de humanismo. Cuando Isaac Newell se retir¨®, tom¨® el relevo su hijo, Claudio, el hombre que cre¨® el club. ?Por qu¨¦ lo hizo? Para que los chicos ya egresados de la escuela pudieran seguir jugando al f¨²tbol. Los boys de Newell llevaban a?os jugando entre s¨ª, porque no exist¨ªan rivales. Bueno, en realidad s¨ª. Estaban los de Talleres, los obreros de la l¨ªnea ferroviaria Central Argentine (lo que m¨¢s adelante se llamar¨ªa Rosario Central), pero viv¨ªan en otro mundo. Los educados j¨®venes de Newell y los ¨¢speros trabajadores del ferrocarril no se conoc¨ªan siquiera.
Hasta que se estableci¨® la Liga Rosarina, en 1905, los de Newell jugaron a solas. No ten¨ªan siquiera camiseta: cada equipo de la escuela formaba de un color distinto, con preferencia por el blanco y el celeste de la bandera argentina, y listos. En 1905 eligieron el rojo (por la bandera inglesa, naci¨®n de origen de Isaac Newell) y el negro (por la bandera alemana, naci¨®n de origen de los antepasados de su esposa, Anna Jockinsen) y pudieron por fin medirse con alguien ajeno a la escuela. Ganaron la primera Liga de Rosario.
Est¨¢ por ver si esta nueva espera, tres largos meses, les va igual de bien. O si les conduce al desastre.
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