El Caso Semenya: de la injusticia a la liberalizaci¨®n del dopaje
Si ya no funciona el argumento de la salud, ni el de la pureza del cuerpo y todo deportista tiene acceso a los tratamientos mejoradores ?por qu¨¦ sancionar?
El deporte presupone la igualdad, pero la naturaleza es injusta y la respeta poco. Eero Maentyranta gan¨® en 1964 tres medallas de oro en la modalidad de esqu¨ª en los Juegos Ol¨ªmpicos de Innsbruck. Pero ten¨ªa una mutaci¨®n gen¨¦tica debido a la cual gozaba de un 40% m¨¢s de gl¨®bulos rojos que el resto de los humanos, y por lo tanto, que sus rivales. Charles Wegelius, corredor brit¨¢nico, sufri¨® un accidente que le supuso que le extrajeran el bazo, lo cual generaba que su cuerpo produjera un mayor volumen de gl¨®bulos rojos, y con ello, que tuviera un mejor rendimiento f¨ªsico. ?Qu¨¦ decir decir de aquellos jugadores que han nacido con una altura superior a la media lo que les otorga una ventaja frente al resto de humanos para jugar a baloncesto? Y as¨ª podr¨ªamos seguir ofreciendo una lista casi inacabable de casos en los que la loter¨ªa gen¨¦tica ha favorecido a algunos atletas para que puedan rendir deportivamente por encima del resto.
Estos ejemplos son pertinentes para cuestionar el reciente laudo del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) que en un esperada resoluci¨®n ha establecido que Caster Semenya, cuya fisiolog¨ªa la convierte en hermafrodita, no pueda competir en sus circunstancias normales en las categor¨ªas femeninas, en el sexo en el que ella se siente persona. Como la segregaci¨®n de testosterona es superior en aproximadamente un 12% al resto de las mujeres, Semenya tiene una evidente ventaja cuando compite con mujeres.
El argumento del TAS para justificar su decisi¨®n es interesante. No parece apelar para justificar la discriminaci¨®n que padecer¨¢ a partir de ahora Semenya a la pureza del cuerpo, ni tampoco a la salud, dos argumentos recurrentes hasta el momento para castigar a todo deportista que se hubiera dopado. En el laudo se se?ala que si Semenya quiere competir con mujeres debe someterse a una operaci¨®n para rebajar la testosterona, aunque ello suponga intervenir artificialmente en su cuerpo (sobre su integridad f¨ªsica) y a pesar de que ello le pueda generar efectos secundarios sobre su salud.
El argumento principal al que el TAS ha recurrido es la integridad de la competici¨®n, o dicho en otras palabras, la igualdad (aproximada) de la que deben partir en la l¨ªnea de salida los deportistas. Es una idea potente. Una prueba donde los o las participantes supieran de antemano que uno de ellos tiene un 12% m¨¢s de posibilidades de ganar no solo har¨ªa desigualitaria la prueba sino que probablemente desincentivar¨ªa a muchos atletas a participar o a dedicarse a esa disciplina deportiva. De ah¨ª, la segregaci¨®n en las pruebas deportivas entre hombres y mujeres, un rasgo que otras esferas sociales ser¨ªa anatema, pero que en el deporte es tradici¨®n. Tan es as¨ª, que la propia Uni¨®n Europea establece que, aunque se persiga la igualdad entre hombres y mujeres en el deporte, la segregaci¨®n sea uno de los rasgos que lo caracterizan como expresi¨®n de su particular idiosincrasia. Como tambi¨¦n ocurre en otras esferas sociales -por ejemplo, en la iglesia cat¨®lica ?pueden las mujeres ser obispas?-, el deporte tiene cierta autonom¨ªa para dise?ar las normas que rigen sus competiciones.
Ahora bien, esto es m¨¢s que discutible, en especial, cuando esa autonom¨ªa conduce a contravenir principios y derechos fundamentales, como en el caso de Semenya y tantas otras deportistas que se preguntar¨¢n qu¨¦ las distingue de Eero Mantyranta o Chris Wegelius. Y por otro lado, otros atletas se cuestionar¨¢n cu¨¢l es la coherencia de las autoridades deportivas cuando obligan a un ¡°dopaje inverso¡±, pero simult¨¢neamente sancionan el dopaje cl¨¢sico: ?qu¨¦ dir¨¢n al respecto los deportistas que han decidido doparse, esto es, mejorar f¨ªsicamente su rendimiento deportivo a trav¨¦s de tratamientos tambi¨¦n artificiales y sin que ello les suponga una afectaci¨®n seria sobre su salud? Si ya no funciona el argumento de la salud, ni el de la pureza del cuerpo y todo deportista tiene acceso a los tratamientos mejoradores ?por qu¨¦ sancionar? El TAS, sin quiz¨¢ propon¨¦rselo, ha abierto una puerta para liberalizar el dopaje.
Jos¨¦ Luis P¨¦rez Trivi?o es profesor titular de Filosof¨ªa del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra, y presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Filosof¨ªa del Deporte.
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