El Madrid requiere cirug¨ªa de m¨¢xima precisi¨®n
Zidane ha terminado enredado en la espesa y contaminante atm¨®sfera de un equipo destruido. Ahora le tocaba abrir las ventanas de par
No se recuerda una temporada peor del Real Madrid en este siglo, que avanza hacia la tercera d¨¦cada. Su recorrido ha sido tan lamentable que reivindica la edici¨®n 2005-06, agujero negro que succion¨® a presidentes (Florentino P¨¦rez, Fernando Mart¨ªn), entrenadores (Wanderlei Luxemburgo y Juan Ram¨®n L¨®pez Caro) y directores deportivos (Arrigo Sacchi y Benito Floro). La devastaci¨®n alcanz¨® a jugadores de la talla de Zinedine Zidane, que abandon¨® el f¨²tbol, no sin firmar una brillant¨ªsima actuaci¨®n con la selecci¨®n francesa en el Mundial de Alemania 2006. Aquel Madrid ocup¨® el segundo puesto en la Liga, a 12 puntos del Bar?a, fue semifinalista en la Copa y cay¨® frente al Arsenal en los octavos de final.
El naufragio se ha cobrado menos v¨ªctimas: dos entrenadores, Julen Lopetegui y Santiago Solari. Florentino P¨¦rez, que justific¨® su espantada en febrero de 2006 ¡°por maleducar a los jugadores¡±, es m¨¢s presidente que nunca. No tiene rival y le sobran proyectos. El pr¨®ximo empieza ya, con la reconstrucci¨®n del Bernab¨¦u, por valor de 500 millones de euros. Parece que Florentino P¨¦rez tambi¨¦n tiene planes para el equipo, despu¨¦s de cinco a?os de misteriosa aton¨ªa. El hombre que tom¨® al asalto el mercado del f¨²tbol ¡ªfich¨® sucesivamente a Figo (Bar?a), Zidane (Juventus), Ronaldo (Inter) y Beckham (Manchester United)¡ª est¨¢ obligado a un blitz espectacular este verano.
Aunque las se?ales eran cristalinas ¡ªel pasado a?o, el Madrid fue tercero a 17 puntos del Bar?a y sali¨® eliminado de la Copa en cuartos de final¡ª, el ¨¦xito en la Liga de Campeones tuvo un efecto equ¨ªvoco: enroc¨® al club en una estrategia suicida. El desd¨¦n por la marcha de Cristiano Ronaldo describi¨® la indiferencia de Florentino P¨¦rez frente a la realidad, constatada de forma virulenta en una temporada que se ha cerrado con 12 derrotas en la Liga y las gradas del Bernab¨¦u medio vac¨ªas desde el principio del campeonato. El equipo, que siempre tuvo un aire revenido por el desgaste y la ausencia de novedades atractivas, nunca convoc¨® a su hinchada. Peor a¨²n, cada mes ha multiplicado las se?ales de alarma.
Ya no es tiempo de retoques, ni de renovaci¨®n. El Madrid requiere una precisi¨®n quir¨²rgica en la revoluci¨®n que se adivina. Tres entrenadores ¡ªLopetegui, Solari y Zidane¡ª han dirigido al equipo y ninguno lo ha reflotado. Al contrario, las sensaciones del Madrid han sido cada vez m¨¢s preocupantes, hasta el punto de alcanzar a jugadores que hace un a?o parec¨ªan indiscutibles en la plantilla: Isco, Asensio, Nacho, Marcelo y Kroos, adem¨¢s del pu?ado de j¨®venes que Zidane m¨¢s o menos declara inservibles para la pr¨®xima temporada. Algunos seguir¨¢n, caso de Marcelo y Kroos, pero observados con lupa por una hinchada que ha retirado el saludo a casi todo el mundo. Se lo mantiene a Zidane, pero con alguna reserva. Desde luego, con menos entusiasmo que a su regreso.
La realidad es dura. Erosiona, mancha. La vuelta de Zidane evit¨® que la crisis del equipo alcanzara a los dirigentes. En t¨¦rminos pol¨ªticos, fue una maniobra impecable de Florentino P¨¦rez. No ha ocurrido lo mismo en cap¨ªtulo deportivo. El Madrid se ha estrellado en los dos ¨²ltimos meses y Zidane no es el mismo que lleg¨® inmaculado en marzo. Se le nota el fastidio que le ha producido el mediocre cierre de temporada y los fuegos que se le han declarado. Ninguno m¨¢s desagradable que el de Bale, devaluado futbol¨ªstica y comercialmente. Zidane ha terminado enredado en la espesa y contaminante atm¨®sfera de un equipo destruido. Le tocaba abrir las ventanas de par en par y limpiar el ambiente, pero esa ventaja se adquir¨ªa en junio, no en marzo, en medio del inevitable desplome del equipo.
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