Las siete copas de Piru Gainza
La leyenda del Athletic, ganador de siete t¨ªtulos del General¨ªsimo, se dedic¨® al f¨²tbol para hacer un favor a su hermano
Cuentan que en 1958, cuando Franco le entreg¨® la Copa, le dijo: ¡°?Hombre, Gainza¡! ?Otra vez usted por aqu¨ª?¡±; y que el vizca¨ªno le contest¨®: ¡°A usted y a m¨ª no hay quien nos eche¡±. La an¨¦cdota quiz¨¢ sea ap¨®crifa, o adornada, pero es veros¨ªmil. Eran a?os en los que se dec¨ªa que la Copa era una competici¨®n cuya final jugaban el Atl¨¦tico de Bilbao y otro, y que generalmente la ganaba el Atl¨¦tico. Entonces no se llamaba Athletic. El R¨¦gimen proscribi¨® los nombres extranjeros en favor de la "lengua del imperio".
Ahora cabr¨ªa decir lo mismo del Bar?a, tan insistente jugador de finales que Messi, Busquets y Piqu¨¦ han llegado a amenazar con igualar el singular r¨¦cord de Gainza, Agust¨ªn Gainza Vicandi en el Registro Civil, Piru Gainza en el f¨²tbol. Siete veces gan¨® la Copa aquel fen¨®meno.
Fue una carrera larga y casual. Natural de Basauri (Bizkaia), no le gustaba el f¨²tbol, al rev¨¦s que a su hermano mayor, Miguel, que tiraba de ¨¦l. Le daba pereza y si acaso aceptaba ponerse de portero, de ah¨ª que empezaran a llamarle "Piru", mote de un portero c¨¦lebre de la comarca. El joven Agust¨ªn era un fen¨®meno en tirar la peonza y en cazar p¨¢jaros con el tirachinas, y agradec¨ªa esa popularidad, pero no le gustaba que le alabaran sus condiciones para el f¨²tbol.
Al hermano le llevaban los demonios porque le ve¨ªa tan ¨¢gil y despierto que present¨ªa en ¨¦l un gran futbolista. A rastras consigui¨® meterle en un torneo que organiz¨® en 1937 el a¨²n Athletic de Bilbao para buscar jugadores por toda Bizkaia. El equipo de antes de la Guerra estaba disuelto, con la mayor¨ªa en M¨¦xico o Argentina, despu¨¦s de la famosa gira de la selecci¨®n vasca. Al torneo, para chicos de 15 a 19 a?os, se apuntaron 39 equipos que se fueron eliminando hasta quedar cinco, con los que el club hizo una liga. Acabado el torneo, seleccionaron a los dos Gainza, pero Piru dijo que no quer¨ªa fichar. Empez¨® a trabajar de laminador en la Basconia, una tarea dura. Acababa baldado.
En esas, a Miguel le lleg¨® la mili y le destinaron a Valencia. El club ofreci¨® a la familia utilizar sus influencias para traerle a hacer la mili a Bizkaia¡ si Agust¨ªn fichaba. Y este por fin cedi¨® para hacerle el favor a su hermano. Y as¨ª fue como tuvimos un fabuloso futbolista, que enlaz¨® a Gorostiza (del que fue suplente hasta que se march¨® al Valencia) con Gento. Las tres g¨¦s del f¨²tbol espa?ol, se dec¨ªa en los sesenta, tres glorias de nuestro f¨²tbol que ocuparon el puesto del loco. Se dec¨ªa que porteros y extremos izquierdos ten¨ªan que ser locos.
Jugaba de extremo, con desborde y centro (a Zarra), o en diagonal y chupinazo. Zurd¨ªsimo, de regate corto endiablado y salida muy veloz. Ojos peque?os, mirada de inteligencia, pelo creciendo hacia arriba y hacia atr¨¢s, nariz chata, ten¨ªa verdaderamente cara de le¨®n. De peque?o, cuando o¨ª hablar de "los leones de San Mam¨¦s", pens¨¦ que era por Gainza.
Gan¨® las finales de 1943, 1944, 1945, 1950, 1955, 1956 y 1958. La primera y la ¨²ltima, al Madrid. La segunda y la tercera, al Valencia, la cuarta al Valladolid, la quinta al Sevilla y la sexta al Atl¨¦tico. Le toc¨® perder las de 1949 y 1953 frente al Valencia y el Bar?a. Por el camino, le marc¨® ocho goles al Celta el 18 de mayo de 1947.
La m¨¢s celebrada de sus finales fue la ¨²ltima, ante el Madrid de Di St¨¦fano. Las v¨ªsperas fueron pol¨¦micas. El Athletic solicitaba terreno neutral, pero Franco estaba en Madrid, no ten¨ªa prevista ninguna salida, y en Madrid deb¨ªa ser. Se pens¨® en el Metropolitano, pero Gainza, ya entonces una autoridad en el club, sentenci¨® que mejor en el Bernab¨¦u. Que ir all¨ª les dar¨ªa una baza sicol¨®gica. Y "once aldeanos" ganaron 2-0 al Madrid, que andaba por su tercera Copa de Europa consecutiva.
Un a?o despu¨¦s le dieron la baja. Ten¨ªa 38 a?os, llevaba 20 en el club. La directiva hizo una larga carta, cargada de disculpas y de elogios, como no he visto otra para caso as¨ª, pero aun as¨ª la afici¨®n se indign¨®. Qued¨® en Lezama como consejero ¨¢ulico y entrenador ocasional. Entre sus ¨¦xitos estuvo descubrir a Clemente como entrenador. Fue respetado y temido, lo primero por su trayectoria e inteligencia, lo segundo por su humor vitri¨®lico. Era capaz de comentarios terribles. Muri¨® a los 72 a?os por causas naturales rodeado de gloria.
Y a todo esto, ?qu¨¦ fue de Miguel? Tambi¨¦n jug¨® en el club, cinco temporadas, en los cuarenta. Jugador de complemento en la parte de atr¨¢s, no alcanz¨® ninguna final. Termin¨® en el Baracaldo. Se dir¨ªa que no hizo mucho en el f¨²tbol, pero hizo much¨ªsimo: gracias a ¨¦l tuvimos a su hermano.?
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