El estado an¨ªmico y el f¨²tbol
En el Bar?a se han creado unas ilusiones cada vez m¨¢s elevadas, y eso ha provocado que la impaciencia haya ganado a la tranquilidad
El 90% de los equipos de la Liga firmar¨ªan una temporada como la del Barcelona: campe¨®n a 19 puntos de su rival hist¨®rico, finalista de la Copa del Rey por quinto a?o consecutivo y con pie y medio en la final de la Champions League. A unos les gustar¨¢ y a otros no, es l¨®gico, porque ¨¦ste es un deporte de opiniones. No obstante, es duro que te quiten un caramelo de la boca cuando las expectativas creadas no se cumplen, pero m¨¢s lo es no tener un caramelo que llevarse a la boca. A Jorge Valdano no le faltaba raz¨®n cuando coment¨® que el f¨²tbol es un estado de ¨¢nimo. Muchas veces es caprichoso, a?adir¨ªa yo. Todo es ef¨ªmero, los ¨¦xitos duran poco, y la exigencia es m¨¢xima.
En el Bar?a se han creado unas ilusiones cada vez m¨¢s elevadas, y eso ha provocado que la impaciencia haya ganado a la tranquilidad en los momentos decisivos de esta campa?a. Desde el primer d¨ªa, el barcelonismo ha so?ado con ganar todos los t¨ªtulos, por calidad y porque en su plantilla contaba con Leo Messi mientras el eterno rival, el Real Madrid, sufr¨ªa la gran p¨¦rdida de Cristiano Ronaldo. Era ahora o nunca. Pero esto es el f¨²tbol: alegr¨ªa y tristeza, no hay t¨¦rmino medio. Pienso que la decepci¨®n viene por ah¨ª aunque, de toda la vida, uno de los objetivos hist¨®ricos del club era hacerse con la Liga, algo que ha hecho ante un equipo que ha visto desfilar tres entrenadores durante la temporada.
Estoy convencido de que el Real Madrid se cambiar¨ªa por el Bar?a a final de temporada. Seguro. Sin embargo, las emociones captan toda la atenci¨®n. Cualquier aficionado neutral de Inglaterra o Alemania estar¨ªa contento al ver que su equipo ha luchado por los t¨ªtulos hasta la recta final. Otros dar¨ªan la vida por conseguir el campeonato, pero al hincha cul¨¦ le supo a poco. La eliminaci¨®n ante el Liverpool en semifinales de la Champions League afect¨® al ambiente, ya que los d¨ªas previos a la final de la Copa del Rey no se hablaba de otra cosa que no fuera el futuro del entrenador, la llegada de posibles relevos o nuevos refuerzos. Y enfrente, el Bar?a tuvo a un Valencia que fue a por todas en el a?o de su centenario, con la motivaci¨®n por las nubes tras clasificarse para la Liga de Campeones y a punto de jugar la final de la Europa League. Los nervios vencieron a la calma en el Benito Villamar¨ªn. Y el estado de ¨¢nimo del valencianismo gan¨® la partida.
Por eso insisto en que, cuando se consiguen Ligas, y el Barcelona lleva ocho de once, hay que saber valorarlas. Las dos ¨²ltimas han sido con Ernesto Valverde al frente, quien ha sido ratificado en el cargo. Prefiero no entrar en el debate sobre si hay que hacer cambios o no. Pero en este tipo de situaciones, siempre conviene tomar una decisi¨®n r¨¢pida sobre el banquillo, sea para bien o para mal. Es decir, pasar p¨¢gina y poner en pr¨¢ctica los planes. En el f¨²tbol es muy importante la celeridad en el mercado, hay muchos rivales con capacidad econ¨®mica para competir, y la figura del t¨¦cnico es clave a la hora de atraer jugadores. Cuanto antes se confirme su continuidad, antes se pasa p¨¢gina y se planifica con total normalidad la siguiente temporada. Porque no hay que dormirse, sino trazar una estrategia e ir a por ella.
Valverde es un t¨¦cnico tranquilo, pacificador, un buen gestor de vestuario que no da titulares pol¨¦micos a la prensa y ha dotado de estabilidad al Barcelona. Son grandes virtudes. Se trata de valorar los t¨ªtulos conseguidos en su justa medida. A muchos entrenadores seguro que les ha conmovido ver los ojos de felicidad de Maurizio Sarri con su medalla de la Europa League. Los de alguien que nunca antes hab¨ªa logrado un gran trofeo en su carrera.
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