Ferrer, el gusto ha sido nuestro
Era imposible ver un partido de David relajado, porque transmit¨ªa tanta pasi¨®n y tanto compromiso que convert¨ªa nuestra disciplina en un ejemplo de lo que deber¨ªa ser la vida
Cuando durante el Masters 1000 de Madrid coincid¨ª con los padres de David Ferrer en el hotel donde yo me hospedaba, me comentaron lo satisfechos que estaban por los agradecimientos que estaba recibiendo su hijo: el homenaje en la pista Manolo Santana ante un p¨²blico realmente emocionado, como tambi¨¦n hab¨ªa ocurrido la semana anterior en el Trofeo Conde de God¨®. Y no es para menos. Pilar y Jaime pudieron ver c¨®mo el mundo del tenis y el p¨²blico en general admira al gran jugador que ha sido su hijo: sin lugar a dudas uno de los mejores de la historia del tenis espa?ol, pero sobre todo, pudieron apreciar el gran cari?o que la gente siente por ¨¦l.
Cuando los homenajes traspasan fronteras, sin embargo, y de lo que estamos hablando es del reconocimiento que le hizo ayer Roland Garros, un Grand Slam de sobrado valor y prestigio, uno puede hacerse mejor a la idea de la dimensi¨®n ten¨ªstica y humana de las que estamos hablando. David es reconocido y apreciado en el mundo del tenis m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras, y con su cercan¨ªa y trato siempre correcto con todos los organizadores y personas implicadas en los torneos ha contribuido al buen nombre del tenis espa?ol.
Desde el punto de vista ten¨ªstico, ha sido tan admirado como temido por todos los que han coincidido con ¨¦l en la pista. El magn¨ªfico nivel de su tenis y la alta intensidad de su juego eran agobiantes para cualquiera. Ganarle era complicad¨ªsimo. Lo era, desde luego, para Rafael. La caracter¨ªstica de David que a m¨ª me parece m¨¢s excepcional, sin embargo, ha sido su compromiso. Un aut¨¦ntico ejemplo que recalco continuamente a mis hijos y a los tenistas de la academia.
Resulta dif¨ªcil encontrar a alg¨²n deportista que represente mejor que ¨¦l el empe?o, la entrega y, en definitiva, el amor por el que ha sido su trabajo y su vida. El espectador que admiraba su juego, no pod¨ªa por menos que admirar tambi¨¦n su tes¨®n y su fervor desde la primera bola del partido hasta la ¨²ltima. Jam¨¢s bajaba la guardia y jam¨¢s se rend¨ªa. Era imposible ver un partido suyo relajado porque transmit¨ªa tanta pasi¨®n que convert¨ªa nuestra disciplina en un ejemplo de lo que deber¨ªa ser la vida.
Todo esto, junto con su calidad humana, es lo que le ha reconocido y agradecido el grande parisino, con su buen director, Guy Forget, al frente: el verdadero valor del deporte representado a la perfecci¨®n por nuestro tenista. Y para ello, f¨ªjense en lo significativo del dato, no ha hecho falta ni que ganara el torneo.
Al final, yo creo que la gente reconoce lo que tiene valor de verdad y la historia condena o ignora esos titulares de un d¨ªa que acapara alg¨²n tenista con sus comportamientos incorrectos y maleducados. La actividad profesional de un deportista es bastante corta y lo ¨²nico que puede perdurar despu¨¦s de ella es el cari?o y el reconocimiento que solo se llevan los grandes como nuestro tenista.
David se ha retirado y atesora para siempre los muchos trofeos ganados y la gran satisfacci¨®n personal por haber dado siempre el m¨¢ximo. Algo que no tiene precio.
Pero el gusto, desde luego, ha sido nuestro.
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