Caster Semenya, la mujer que ha puesto de rodillas al atletismo
Un d¨ªa junto a la atleta sudafricana que prosigue en su lucha para que la federaci¨®n internacional no obligue a medicarse para bajar la testosterona
No se podr¨ªa afirmar sin mentir que el buffet que ofrecen en el hotel despierte el apetito: ensaladas cargadas de mayonesa y salas espesas, frutas pasadas, pescados recocidos nadando en salsa rojiza, pechugas de pollo resecadas en una bandeja t¨¦rmica, fruta pasada, bizcochos secos y para beber solo agua en botellas de dos litros que se comparten¡ Solo los quesos parecen buenos, pero no entran en el men¨² de un deportista, cremosos, untables, mucho pan. Sin embargo, los atletas guardan cola disciplinados como ni?os en un colegio y en un comedor tan atractivo como un comedor escolar se sientan a masticar. Sacan el m¨®vil. Miran al plato. Comen. Hay campeones ol¨ªmpicos, campeones mundiales, j¨®venes promesas. Kerron Clement, Christian Taylor, Teddy Tamgho¡
Hay entrenadores y m¨¢nagers. No hay misterio. Es la rutina de los m¨ªtines. Todo se repite en Montreuil, en la banlieu de Par¨ªs. M¨¢s de una hora de espera en el aeropuerto Charles de Gaulle hasta que una furgoneta les recoge y les deposita como maletas muy rodadas en el hotel. All¨ª les esperan 48 horas de encierro y aburrimiento, horas muertas en el vest¨ªbulo, soledad en la habitaci¨®n, una hora de carrera para entrenar un poco, dos comidas, dos desayunos, dos cenas. Todo gratis. No lo desprecian. Cualquier gasto extra ser¨ªa excesivo.
Caster Semenya est¨¢ all¨ª, una m¨¢s. Viaja sola. Sin entorno. No est¨¢n ni su entrenador, Samuel Sepeng, ni su m¨¢nager, el finland¨¦s Jukka Harkonen. Hace cola, se aburre en el vest¨ªbulo, habla, poco, con los colegas, que la miran con respeto y, con su amiga Francine Niyonsaba comparte fotos y chistes y risotadas. Una m¨¢s.
Un mitin: 3.000 euros para Semenya; 1.000 euros para las liebres, como Esther Guerrero; nada para la mayor¨ªa, que se conforma con comer gratis. Dos mil espectadores una noche de lluvia, oto?o en primavera y fr¨ªo, y un bosque envolvi¨¦ndolo todo. Una carrera de 2.000m a las 10 de la noche: 5m 38,20s. Guerrero le ha marcado a la sudafricana el ritmo hasta los 1.000m. Cena-buffet a medianoche. De negro los pantalones, la sudadera, los guantes y el gorro de estibador que no se quita. Black power. Avi¨®n la ma?ana. Pretoria, su base, again.El 30, California.
Semenya no habla, nada, con la prensa, con periodistas a los que da la mano y saluda y les dice que no, que no les va a contar su vida pese a que sepa que su vida, justamente, es una de las narraciones m¨¢s interesantes que el atletismo pueda ofrecer.
Su historia se puede resumir en dos l¨ªneas que parecen simples: Semenya es tan buena que gana todas las carreras que corre, es doble campeona ol¨ªmpica de 800m y cuatro veces campeona mundial. La federaci¨®n internacional (IAAF) dice que no gana porque sea mejor que las dem¨¢s, sino porque no es mujer, porque tiene cromosomas XY, masculinos, porque su cuerpo produce la testosterona que hace a los hombres ser hombres, ser m¨¢s fuertes, m¨¢s r¨¢pidos y m¨¢s resistentes. Por eso le han dicho: si quieres competir con las mujeres de verdad, t¨² y unas cuantas como t¨² que domin¨¢is los 800m deb¨¦is medicaros para reducir la testosterona. Se lo dijeron una vez, en 2009, cuando con 18 a?os gan¨® el Mundial de Berl¨ªn. Entonces les hizo caso. Estuvo tres a?os tan enferma, tan extra?a dentro de s¨ª misma, que no resisti¨®. Los tribunales le dijeron entonces a la IAAF que no ten¨ªa derecho a exigir ese sacrificio. Diez a?os despu¨¦s, la IAAF ha vuelto a exig¨ªrselo con el apoyo de los tribunales deportivos. Y Semenya se ha negado. ¡°Soy una mujer, pero la IAAF ha intentado de nuevo impedirme correr tal y como he nacido. La IAAF cuestiona mi sexo, me hace tanto da?o como el que sufr¨ª cuando tom¨¦ los medicamentos hormonales que hac¨ªan que me sintiera enferma¡±.
Semenya solo habla a trav¨¦s de Twitter, donde tambi¨¦n abraza la lucha de los homosexuales, su orgullo (es gay, est¨¢ casada con una mujer, Violet: su boda fue un acontecimiento en su pa¨ªs, Sud¨¢frica. Vive en Pretoria y se ha titulado en Ciencias del Deporte por su universidad tecnol¨®gica), a trav¨¦s de comunicados muy calculados y en las zonas mixtas despu¨¦s de las competiciones. ¡°No me dejan hablar los abogados¡±, repite la atleta que, ella sola, con su lucha, ha puesto de rodillas a la IAAF. Y cuando la oyen, algunos periodistas la traducen poco elegantemente. ¡°Como no tiene muchas luces, le dicen que no hable para que no meta la pata. Por eso nunca ha dado una entrevista individual con profundidad en 10 a?os. Han creado el personaje sin pasar por los medios¡±.
Los atletas que la conocen y la respetan no piensan lo mismo. ¡°Que nadie se enga?e¡±, dice el entrenador franc¨¦s PJ Vazel, la voz de los que apoyan a Semenya. ¡°Ella es due?a y maestra de su comunicaci¨®n. Es superinteligente. Ella dise?a sus estrategias. Los tuits son suyos. Ella es todo¡±.
Guerrero la apoya. ¡°No van a por ella por ser gay, creo. Van por el concepto de espect¨¢culo que tiene la IAAF, y por su visibilidad: quita protagonismo a otras. Pero ella, con su lucha, logra que las dem¨¢s puedan creer¡±, dice la mediofondista catalana. Y el campe¨®n ol¨ªmpico de triple, el portugu¨¦s Nelson Evora, la anima a ¡°luchar hasta el final¡±. ¡°Le falta expresarse un poco m¨¢s para que la gente la comprenda mejor, a ella y a su lucha¡±, dice.
¡°Estamos juntas¡±
¡°Semenya es un modelo para todas. Es una chica fant¨¢stica. Quiere a todo el mundo. Viajamos, competimos, entrenamos juntas. Tengo una relaci¨®n fant¨¢stica con ella¡±, dice Niyonsaba, de Burundi, a quien tambi¨¦n la IAAF quiere obligar a medicarse y compite en los 2.000m, una distancia no afectada por la prohibici¨®n. ¡°Estamos juntas, estamos juntas, estamos juntas... Es la lucha de todas las mujeres africanas. Estas agresiones van a por m¨ª y a por otras grandes atletas en solo unas distancias determinadas. Es un problema de derechos humanos, no es otra cosa¡±.
Cuando termina sus 2.000m nocturnos, Semenya habla ante los periodistas, sus altavoces, y proclama sonriendo y solo interrumpida por violentos ataques de tos, el s¨ªntoma del esfuerzo que acaba de hacer en la pista: ¡°No tengo tiempo para perderlo en chorradas. Ellos [la IAAF] tienen un problema conmigo, yo no tengo ninguno con ellos. Hagan lo que hagan mi futuro ser¨¢ magn¨ªfico. Soy tan buena, que puedo competir en cualquier disciplina, en 200m tambi¨¦n, y en triple salto y en heptatl¨®n y hasta en medio marat¨®n, seguro. La prohibici¨®n no me inquieta. He ganado todo lo posible en 800m. No soy idiota, yo una atleta pura, limpia, ?por qu¨¦ iba a medicarme si nunca me he dopado? No me voy a dopar, no, y m¨¢s les valdr¨ªa centrarse en perseguir el dopaje y no a m¨ª¡±.
As¨ª hablaba el martes junto a Par¨ªs. 11 de la noche. Una carpa blanca sobre el barro bajo la lluvia. La mitad es el vestuario, donde a los atletas no les da m¨¢s tiempo ni espacio que ponerse ropa caliente sobre las camisetas heladoras despu¨¦s de correr, sudor fr¨ªo y agua fr¨ªa. No hay duchas.
El mi¨¦rcoles temprano vol¨® a Pretoria, donde se entrena en el Centro de Alto Rendimiento de la universidad. A ella le habr¨ªa gustado volar m¨¢s corto, solo hasta Rabat, donde el domingo hay mitin de la Diamond League. ¡°Por un momento pens¨¦ que por solidaridad no correr¨ªa los 800m hasta que no se les permitiera a todas, pero voy a correrlos para decirle a la IAAF que no puede drogarnos¡±, escribi¨® Semenya en un comunicado. El lunes, sin embargo, el presidente de la federaci¨®n marroqu¨ª le dijo que, pese a que la IAAF le permitiera correr, ¨¦l no lo har¨ªa. El viernes cambi¨® de opini¨®n. ¡°Puedes correr¡±, le dijo. ¡°Demasiado tarde. Son 20 horas de viaje. No le da tiempo¡±, respondi¨® su agente. Ella, en Twitter, fue m¨¢s directa: ¡°La primera impresi¨®n es la que cuenta, ah¨®rrate el gesto¡±.
Solo a ella el tribunal federal suizo le ha permitido volver a competir en los 800m, sin medicarse. Una primera victoria en una lucha que ella quiere que beneficie a todas. ¡°Ninguna otra mujer deber¨ªa ser obligada a pasar por esto solo para tener los mismos derechos que tienen todas las mujeres, hacer lo que nos gusta y correr tal como somos¡±.
La IAAF piensa diferente. Espera que el pr¨®ximo 25, cuando termina la primera cautelar que el tribunal suizo concedi¨® a Semenya, vuelva a poder imponerle su regla a la sudafricana rebelde que les est¨¢ doblegando.
En el vest¨ªbulo de los pasos perdidos del hotel de la banlieu de Par¨ªs Semenya se hizo antes de volar una foto selfie feliz y sonriente abrazada y apoyada en el hombro de Kerron Clement, el campe¨®n ol¨ªmpico de 400m vallas. No est¨¢ sola. "Luchar¨¦ hasta el final", repite en todos sus mensajes. En este, el que sigue a la foto con su amigo en su Twitter, a?ade: "Si te cansas, aprende a descansar no a abandonar". No hay misterio. Es Caster Semenya.
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