El hombre que crey¨® en el f¨²tbol femenino
Rafael Muga revive c¨®mo organiz¨® el primer partido de mujeres en Espa?a en 1970 y el primero de la selecci¨®n en 1971 luchando contra todo tipo de obst¨¢culos y prejuicios
La historia del f¨²tbol femenino tambi¨¦n la escriben los hombres. Espa?a luce hoy en el Mundial, pero hubo un tiempo en que no exist¨ªa la selecci¨®n, las futbolistas no eran reconocidas por la federaci¨®n y nadie se imaginaba un partido de mujeres... O casi nadie. Rafael Ruiz Muga siempre hab¨ªa sido un chico decidido. Nacido en Puebla de Alcocer, Badajoz (¡°ya no cumplo los 70¡±), estudi¨® Magisterio y con 17 a?os fund¨® un colegio. A los 22 gan¨® por oposici¨®n una plaza de administrativo en Madrid y, mientras estudiaba y trabajaba, empez¨® a entrenar a juveniles y cre¨® un torneo en Villaverde. Cuenta que hizo mucha amistad con G¨¢rate y con Concha Velasco, y que la idea de un primer partido de mujeres en Espa?a no era ninguna locura.
8 de diciembre de 1970. Lo que ning¨²n organismo oficial se atreve, a lo que muchos se oponen, lo hace realidad este visionario. Muga lo organiza absolutamente todo. Es martes y hace mucho fr¨ªo en el campo del Boetticher, en Villaverde, cuando las jugadoras del Mercacredit y del Sizam (con la n final original es nazis al rev¨¦s) hacen historia. ¡°La gente pisaba el campo. Ah¨ª no ha habido nunca tanta gente¡±, recuerda hoy Rafael Muga. ¡°Hasta tuve que retrasarlo porque las taquillas no daban abasto. Puse un precio muy barato, 25 pesetas, porque yo ten¨ªa una perspectiva de futuro con aquello. Pensaba que eso no habr¨ªa quien lo parara. Justo lo que no quer¨ªan arriba. La Secci¨®n Femenina dec¨ªa que las mujeres no pod¨ªan jugar al f¨²tbol, y la federaci¨®n calladita y obedeciendo, ni nos dejaban ¨¢rbitros... A la Secci¨®n Femenina solo le gustaba, y poco, que las mujeres jugaran al baloncesto, y con esos pololos largos. Pero ya empezaban ciertos aires de libertad, el desarrollismo¡ y ah¨ª el f¨²tbol femenino se fue abriendo paso con mucha dificultad. La federaci¨®n ten¨ªa un observador cuya misi¨®n era desprestigiar el f¨²tbol femenino¡±.
Era lo de menos, pero gan¨® el Sizam, por 5-1, los cinco goles de una ni?a de 15 a?os a la que su padre hab¨ªa comprado el d¨ªa anterior sus primeras botas, con las que durmi¨®. Se llamaba Concepci¨®n S¨¢nchez Freire, Conchi. Luego ser¨ªa Conchi Amancio...
El partido, pues, fue un ¨¦xito. Y Muga acab¨® en el cuartelillo. Le llev¨® sin m¨¢s explicaci¨®n una pareja de la Guardia Civil. ¡°Estaba asustado. Me tem¨ªa cualquier cosa. Pensaba que la Secci¨®n Femenina hab¨ªa hecho una llamada. Fui con mi carpeta, con todos los permisos. ?Qu¨¦ pas¨®? Que el comandante quer¨ªa conocerme porque no se lo cre¨ªa. ¡®?De verdad ha organizado usted un partido de mujeres?¡¯, me dijo. Para ¨¦l era como si hubiera bajado un ovni¡±.
La federaci¨®n era un muro. Su presidente, Jos¨¦ Luis P¨¦rez-Pay¨¢, dec¨ªa: ¡°No estoy en contra del f¨²tbol femenino, pero tampoco me agrada. No lo veo muy femenino desde el punto de vista est¨¦tico. La mujer en camiseta y pantal¨®n no est¨¢ muy favorecida. Cualquier traje regional le sentar¨ªa mejor¡±. Con esas ideas, no es de extra?ar que el f¨²tbol de mujeres no se reconociera hasta mucho despu¨¦s, en 1980.
Muga era un adelantado a su tiempo. Decidido, le escribi¨® a Juan Antonio Samaranch, que hab¨ªa sido presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol y era entonces Delegado Nacional de Educaci¨®n F¨ªsica y Deportes, pidi¨¦ndole ayuda. ¡°?Y nos mand¨® una equipaci¨®n completa! Samaranch fue el primer feminista espa?ol. Eso no lo hac¨ªa nadie. La Secci¨®n Femenina era como la Falange, y ¨¦l se atrevi¨® a eso y mucho m¨¢s¡±.
En honor a ese apoyo, Muga rebautiz¨® al Mercacredit como Ol¨ªmpico Villaverde, y fund¨® una revista con el mismo nombre dedicada a divulgar el f¨²tbol de ellas. En su primer ejemplar, en septiembre de 1971, escribi¨® un editorial titulado El f¨²tbol femenino, ?adelante!. Lleg¨® a repartir 5.000 ejemplares. La semilla hab¨ªa germinado. Comenzaron a llegar chicas que quer¨ªan jugar, y el Ol¨ªmpico Villaverde fich¨® a aquella joven goleadora llamada Conchi.
Los obst¨¢culos continuaban, claro. ¡°Rogamos se abstengan de promover toda actividad relacionada con el f¨²tbol femenino por no gozar de la aquiescencia de la Secci¨®n Femenina¡±, avisaba una carta de dicho organismo a las delegaciones territoriales. Pero ellas segu¨ªan haciendo rodar el bal¨®n. Y Muga no iba a parar. ¡°He evolucionado 30 a?os antes que esa gente. Yo ya pagaba a las chicas cuando desde arriba se negaban a que el f¨²tbol femenino fuera profesional, e hice los primeros contratos, a Conchi y a Victoria Hern¨¢ndez¡±, recuerda hoy. Despu¨¦s de abrir la primera puerta, Muga ten¨ªa claro el siguiente paso.
21 de febrero de 1971. Primer partido internacional de la selecci¨®n espa?ola femenina... no reconocida. Muga lo organiza en La Condomina, en Murcia. El rival es Portugal y el resultado es 3-3. ¡°Cost¨® mucho porque no quer¨ªan que se celebrara¡±, revive Muga. ¡°La federaci¨®n murciana se opon¨ªa y el ¨¢rbitro tuvo que pitar con un ch¨¢ndal suyo. Mucha gente fuera del estadio quiso parar el encuentro¡±.
El deseo de jugar al f¨²tbol de esas mujeres super¨® otra barrera (algunos les dec¨ªan que al hacer deporte no podr¨ªan tener hijos) y llegaron nuevas metas. En julio de ese a?o, el primer partido fuera, contra Italia, en Tur¨ªn, un rotundo 8-1 que encajaron unas chicas muy j¨®venes. ¡°Luego nos invitaron al Mundial de M¨¦xico 71, pero la federaci¨®n dijo que si iba alguien, ir¨ªa como turista, y no fuimos¡±, comenta Muga. Entre las muchas vicisitudes de aquellos a?os, recuerda la historia de un amistoso en 1972 en Almansa entre el equipo local y el Ol¨ªmpico Villaverde a favor de la asociaci¨®n Asprona. ¡°Campo hasta la bandera, pero al llegar hab¨ªa unos se?ores en la puerta intentando parar el partido, unos fachas aut¨¦nticos, que dec¨ªan que eso era un descr¨¦dito para el pueblo. Fuimos al despacho del director del Asprona y llam¨® al Palacio de El Pardo, a Carmen Polo, que era la benefactora de esa instituci¨®n. O¨ªmos la conversaci¨®n. Le contaron el l¨ªo y ella dijo: ¡®Arr¨¦glenlo ustedes como puedan que no me gustar¨ªa dec¨ªrselo a Paco [Franco]¡¯. Se jug¨®¡±.
Tras a?os de lucha, la federaci¨®n reconoci¨® el f¨²tbol femenino en 1980. Pero a su manera, nombrando director a Antonio Alberca, un hombre del f¨²tbol sala que no sab¨ªa nada del asunto. Muga se apart¨®. ?l ya hab¨ªa plantado el germen. Espa?a jug¨® su primer partido oficial en 1983.
Rafael Muga escribi¨® un libro, Las estrellas olvidadas. Hoy se emociona viendo el Mundial. Quer¨ªa viajar a Francia, pero temas personales se lo impiden. Disfruta con la selecci¨®n, y se siente orgulloso de haber formado parte de esa historia. Nunca se lo han reconocido. Tampoco lo buscaba. Tantos a?os despu¨¦s, solo lamenta que los que mandan hayan tardado una eternidad en darse cuenta de que el f¨²tbol es de todos, tan de los hombres como de las mujeres.
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