El VAR, la violencia y la derrota de Espa?a
Espa?a quiso jugar, y lo hizo francamente bien durante varias fases del encuentro, pero sufri¨® un calvario para superar las faltas italianas
No se puede explicar la derrota ante Italia de la selecci¨®n sub-21 sin priorizar tres causas fundamentales: la extrema violencia de los italianos, la tolerancia de un ¨¢rbitro incompetente y la asimetr¨ªa del VAR, sistema puntillista en las ¨¢reas y holgaz¨¢n en el resto del campo. Lo dem¨¢s tambi¨¦n cuenta ¡ªel error de Sim¨®n en el primer gol, el desconcierto de los centrales en el segundo y el prolongado agarr¨®n de Soler a Pellegrini que signific¨®, VAR mediante, el penalti del tercero¡ª, pero el partido estuvo presidido desde el primer minuto por el matonismo de los italianos, que primero apelaron a las patadas para sobrevivir a la brillante ofensiva de Espa?a y despu¨¦s se beneficiaron del desinter¨¦s del ¨¢rbitro por hacer su trabajo con dignidad.
El fest¨ªn le produjo un excelente r¨¦dito a Italia. Traspas¨® el umbral de la intimidaci¨®n, que ya es intolerable de por s¨ª, para devolver el juego a los a?os de plomo. Un aroma a f¨²tbol sin ley presidi¨® el partido, que s¨®lo gir¨® cuando la selecci¨®n espa?ola comenz¨® a cuidar la salud y a comprender que el ¨¢rbitro no har¨ªa la menor concesi¨®n a la justicia. La org¨ªa dur¨® todo el encuentro, cuando Italia perd¨ªa, cuando empat¨® y cuando remont¨®.
Ceballos sufri¨® una cacer¨ªa salvaje, exacerbada despu¨¦s de su estupendo gol, con Calabresi como principal castigador, aunque result¨® dif¨ªcil establecer diferencias de grado en la mayor¨ªa de los jugadores italianos. El ¨¢rbitro prefiri¨® proteger a Calabresi y compa?¨ªa antes que a Ceballos, Fabi¨¢n o Merino, principales v¨ªctimas de una violencia inaudita. Fabi¨¢n tuvo que abandonar el partido, Ceballos lo termin¨® convertido en un ecce homo y Merino salv¨® los tobillos por misterios de la fortuna.
Cuando los ¨¢rbitros descuidan de forma tan grosera su trabajo, arrugarse es m¨¢s sensato que criticable. Fue ins¨®lito que el partido terminara sin expulsados en el equipo italiano, integrado por una colecci¨®n de jugadores m¨¢s que prometedores, pero que en esta ocasi¨®n ofrecieron su lado m¨¢s sobreexcitado y desagradable.
El partido se?al¨® otro grave problema: la asimetr¨ªa del VAR. Nacido para mejorar la justicia objetiva, la distribuye minuciosamente en el ¨¢rea, donde se pretende observar todo al detalle, y olvida casi todo lo que ocurre fuera de ese territorio. Italia ofreci¨® el perfecto ejemplo de lo puede ocurrirle al f¨²tbol si se invita a desde?ar el sector que va de ¨¢rea a ¨¢rea. Es decir, el centro de gravedad del campo y del juego.
Espa?a quiso jugar, y lo hizo francamente bien durante varias fases del encuentro, pero sufri¨® un calvario para superar la violencia. La gente toma nota con rapidez de las fisuras que se detectan en la aplicaci¨®n de las normativas. Es cierto que el VAR puede y debe intervenir en las acciones de violencia, y no digamos de extrema violencia, pero todo indica que esas cuestiones pertenecen al criterio del ¨¢rbitro de turno.
El mediocampo corre el riesgo de convertirse en un sector sin vigilancia, con una flagrante desatenci¨®n al juego y a la justicia. Conviene preocuparse cuando se beneficia un modelo que tolera una aproximaci¨®n al f¨²tbol como la del equipo italiano sub-21. Su abrasador ejercicio sirve como aviso para navegantes. O el VAR y el arbitraje se toman con la m¨¢xima seriedad lo que ocurre en las supuestas zonas blandas del campo, o veremos cada vez con m¨¢s frecuencia recetas de este pelo.
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