El Pecas, el ¡®jockey¡¯ de los 30 millones de euros
El espa?ol Antonio Gallardo, que estuvo a punto de morir con 19 a?os por una ca¨ªda en Madrid, lleva ganadas m¨¢s de 1.700 carreras en Estados Unidos
Despu¨¦s de que una yegua le rompiera con las patas traseras el h¨ªgado, varias v¨ªas biliares y unas cuantas costillas, de que no le pudieran operar por la infecci¨®n interna tan agresiva, y que los m¨¦dicos comunicaran a su familia que era muy dif¨ªcil que saliera con vida, al jockey Antonio Gallardo (Jerez, C¨¢diz, 1987) no se le ocurri¨® otra cosa en la UCI que pedirle a su madre una televisi¨®n con pilas para ver las carreras de caballos. "A los doctores les dije que si no iba a poder montar m¨¢s, que me dejaran morir", asegura con su voz gastada al otro lado del tel¨¦fono.
De aquel grav¨ªsimo accidente con 19 a?os en el Hip¨®dromo La Zarzuela de Madrid, El Pecas (as¨ª le apodaron en el colegio) sali¨® vivo y galopando hacia su sue?o americano, costara lo que costara. Y cost¨®. Hoy lleva ganadas m¨¢s de 1.700 carreras y 30 millones de euros en premios en Estados Unidos. Por el camino, eso s¨ª, mordi¨® el polvo demasiadas veces.
Compite de lunes a jueves en el hip¨®dromo de Presque Isle Downs (Pensilvania) y cada semana suma unas 30-40 pruebas.?Viaja solo y, ¨²nicamente desde hace un par de a?os, se toma un mes de vacaciones, en oto?o. ¡°Esta vida no es sencilla y conlleva muchos sacrificios¡±, asegura, aunque a sus 31 a?os no quiere ni hablar de la retirada. Y mucho menos, de su regreso a Espa?a. ¡°No tengo intenci¨®n de volver. Este pa¨ªs me ha dado mucho y me gusta c¨®mo se vive¡±.
A Gallardo siempre lo movi¨® la ambici¨®n y desde sus inicios crey¨® que fuera pod¨ªa demostrar m¨¢s cosas. As¨ª que a los 18 a?os se march¨® a Inglaterra, pero la aventura solo le dur¨® seis meses. ¡°No me acopl¨¦ al clima y, aunque hubiera hecho dinero, all¨ª no habr¨ªa sido feliz¡±, confiesa. Tres a?os m¨¢s tarde, con 21, volvi¨® a intentarlo, esta vez en Norteam¨¦rica. Ya hab¨ªa superado el percance tan dram¨¢tico que le tuvo dos meses ingresado y un a?o sin montar, cuando su entrenadora lo termin¨® de convencer regal¨¢ndole un billete a Miami. Le esperaba la gloria, el sue?o americano; y tambi¨¦n una mili traum¨¢tica. ¡°No pensaba que iba a ser f¨¢cil, pero tampoco tan dif¨ªcil¡±, reconoce.
"Con los saltos no se pod¨ªa ganar dinero"
Los ocho primeros d¨ªas los pas¨® durmiendo en el suelo de una casa junto a otros muchachos, comiendo lo que pod¨ªa y cuando pod¨ªa porque la falta de un coche lo limitaba, y sin catar un caballo. ¡°Iba todas las ma?anas a un centro de entrenamiento muy bueno, sin embargo, nadie me dejaba uno ni para dar un paseo¡±, recuerda. Aquella semana toc¨® fondo y pidi¨® a un amigo de Madrid que lo sacara de all¨ª. Por suerte para ¨¦l, esa persona no le hizo caso y lo puso en contacto con otra que lo acogi¨® gratis. Se construy¨® un caballo de madera para practicar y empez¨® a montar otros de carne y hueso, aunque los resultados no llegaban. El visado de turista se le agot¨® y tuvo que regresar a Espa?a para arreglar los papeles. En los dos meses que duraron los tr¨¢mites, venci¨® en un buen pu?ado de carreras y le ofrecieron quedarse con varios contratos, pero El Pecas insisti¨® en su aventura transoce¨¢nica. El cielo, no obstante, todav¨ªa tardar¨ªa en abrirse para ¨¦l. ¡°Los tres primeros a?os fueron complicados¡±, admite.
"Yo quer¨ªa vivir de los caballos. Si no pod¨ªa ser un buen jockey, entonces limpiar¨ªa caballerizas"
Todo empez¨® a despejarse cuando se mud¨® provisionalmente a Tampa, animado por su pareja, con la que luego tuvo dos hijos. La vida personal le sonri¨® a Gallardo antes que la profesional. En su primera temporada en la nueva ciudad, tras otro mal arranque, acab¨® sexto en el ranking del hip¨®dromo y en la siguiente, de vuelta a Miami, venci¨® en 101 pruebas, lo que gener¨® el inter¨¦s de los medios locales. Aquel fue el despertar. Despu¨¦s de tantos duelos y quebrantos, el viento hab¨ªa girado por fin para ¨¦l. Desde entonces, la trayectoria de este jockey menudo de 52 kilos y 1,62 metros ¨C¡°siempre estoy a dieta¡±, afirma¡±- sali¨® disparada.
Muy lejos queda ya para El Pecas su Jerez natal, donde toc¨® ¡°todos los palos¡± del caballo de los nueve a los 15 a?os: el raid, el volteo, el completo y, sobre todo, los saltos. Todo menos lo que m¨¢s le gustaba, las carreras. ¡°Mi madre les ten¨ªa miedo porque sab¨ªa que se sufr¨ªa mucho por estar lejos de la familia, las ca¨ªdas y el control del peso. Pero yo me volv¨ªa loco con ellas, era una adrenalina dif¨ªcil de explicar¡±, apunta. Hasta que venci¨® las resistencias en casa. ¡°Iba de concurso en concurso de saltos y ve¨ªa que eso no ten¨ªa futuro ni se pod¨ªa ganar dinero. Dej¨¦ el colegio, donde era un desastre y todo me daba igual, y me march¨¦ a trabajar a la cuadra de un compa?ero de mi abuelo Pepe, que tambi¨¦n hab¨ªa montado. Yo quer¨ªa vivir de los caballos. Si no pod¨ªa ser un buen jockey, entonces limpiar¨ªa caballerizas¡±, sentencia. No hizo falta tanto. Desde que gan¨® su primera prueba a los 16 a?os en Mijas (M¨¢laga) a lomos de Tifanny, un viejo ejemplar, su trayectoria ha sido m¨¢s una carrera de obst¨¢culos que al galope, pero Tony, como tambi¨¦n le conocen en Estados Unidos, lleg¨® donde siempre quiso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.