La guerra del calcet¨ªn ciclista
Los corredores, perplejos porque la Uni¨®n Ciclista Internacional proh¨ªbe las prendas muy altas
¡°La UCI hila cada vez m¨¢s fino¡±, dice el biomec¨¢nico Xavier Aguado, y aunque lo dice sin pretender hacer un chiste no queda m¨¢s remedio que echarse a re¨ªr porque Aguado, especialista de la Universidad de Toledo, se refiere a la postura tiquismiquis de la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), el ¨®rgano que regula el ciclismo con el asunto de la longitud de los calcetines de los ciclistas, de fino hilo, que no quiere que sean demasiado altos.
?Las razones? No se sabe, pero el tajo aplicado por la UCI coincide justo con el apogeo de la moda de los calcetines altos y de colores m¨²ltiples en el pelot¨®n que por motivos est¨¦ticos, y siguiendo la senda abierta por Lance Armstrong y Bradley Wiggins en la primera d¨¦cada del siglo, se ha apoderado de los ciclistas m¨¢s j¨®venes.
Antes, desde los a?os sesenta del pasado siglo, la est¨¦tica oficial era de peque?os calcetines blancos con zapatillas solo negras (y culotte siempre negro riguroso), y los campeones de la ¨¦poca, desde Fausto Coppi hasta Bernard Hinault pasando por Eddy Merckx, Jacques Anquetil y Luis Oca?a, as¨ª la consideraron, tan sagrada como el h¨¢bito de un sacerdote. La altura de los calcetines tambi¨¦n era intocable: 6,5 cent¨ªmetros de ca?a para que el dobladillo solo llegara a tapar los tobillos. Los corredores m¨¢s audaces, verdaderos iconoclastas, descos¨ªan el dobladillo y los alargaban. Y marcaban tendencia. Otros, m¨¢s radicales, actuaban al rev¨¦s: los cortaban, como Miguel ?ngel Perdiguero, que no permit¨ªa que asomara hilo por encima de sus zapatillas.
Ahora se fabrican de hasta 15 cent¨ªmetros de ca?a, como los que, orgulloso en su derrota los luci¨® m¨¢s all¨¢ de la pantorrilla, amarillo ardiente, el l¨ªder derrocado Mike Teunissen.
El domingo ninguno pudo arriesgarse a una sanci¨®n. Minutos antes de la contrarreloj por equipos, la UCI mont¨® en la salida un triple tenderete de control. En una cabina se tomaba la medida a las bicis y a los acoples del manillar, regulados al mil¨ªmetro para evitar ventajas aerodin¨¢micas; en otro, se pesaba todo, como si aquello fuera un hip¨®dromo; en el tercero, uno de los comisarios de la UCI, con una especie de sextante en la mano, un comp¨¢s complicado, med¨ªa que el borde del calcet¨ªn de los ciclistas no sobrepasara el 50% de la distancia entre la cabeza del peron¨¦ y el mal¨¦olo, el hueso esf¨¦rico del tobillo. Es lo que marca una regla tan sucinta que ni explica las razones de su existencia.
"Como si no tuvieran cosas m¨¢s importantes que medir", dice Carlos Verona, el madrile?o del Movistar, amante de las ca?as largas, largas como sus largas piernas, que no est¨¢ de acuerdo con la UCI. "Solo se van a medir en las contrarreloj", se?ala Vicente Tortajada, un espa?ol que forma parte del colegio de comisarios. "Es Jean Fran?ois Peraud, el encargado de la lucha contra el fraude tecnol¨®gico quien lo ha organizado todo".
A Peraud le contrataron para detectar los posibles motores ocultos en las bicis, pero, despu¨¦s de no encontrar a¨²n ning¨²n motor, ha ampliado su radio de acci¨®n.
Hace unos a?os, la UCI intent¨® una primera regulaci¨®n de los calcetines. Lo hizo para evitar en carrera la proliferaci¨®n de las medias compresoras hasta la rodilla que usan los corredores en reposo. Algunos sabios afirman que ahora se trata de luchar contra las ventajas aerodin¨¢micas de los calcetines largos, que, combinados con botines cerrados, podr¨ªan ahorrar, seg¨²n dicen, hasta 0,5 segundos por kil¨®metro.
¡°Puede que se trate de una norma para evitar que haya un coladero reglamentario por el que se cuelen indumentarias que puedan suponer ventajas aerodin¨¢micas de verdad, como algunos acoples que se ponen los esquiadores de velocidad bajo la ropa y que permiten un efecto de succi¨®n bien medido¡±, dice Aguado. ¡°Porque, de calcetines, no hay nada publicado, que yo sepa¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.