Un Madrid desconcertante empata con el Valladolid
El equipo de Zidane, con Bale y James de titulares, no aprovecha un buen primer tiempo frente a un resistente rival, se desnorta despu¨¦s y lo paga con un empate
A la segunda jornada, bajonazo del Madrid. Derrap¨® frente a un abnegado Valladolid tras un choque en el que tuvo dos caras. Al principio, un Real parecido al de Vigo, fresco, solidario e intimidante, pero sin un rejonazo goleador. Al final, un Madrid con similitudes al equipo desequilibrado y confuso de la decepcionante temporada anterior. Primero quiso jugar, luego ganar descamisado. No acert¨® cuando estuvo en alza y el Valladolid le cruji¨® cuando ya era un rival desnortado.
El devenir de este Madrid a¨²n no se explica. Se reanima en Vigo y se desploma medio tiempo ante el Valladolid. Apuntaba a una renovaci¨®n considerable y hoy desfilan los de toda la vida. Como prueba del vaiv¨¦n, el Madrid de los casi deportados Bale y James fue el Madrid repentinamente enchufado a dos inesperados fichajes: Bale y James. Ninguno contaba tras la auditor¨ªa de Zidane. Pragm¨¢tico el franc¨¦s, no tiene lo que quer¨ªa, pero no regatea lo que hay. Sin recambios, por ahora, con Asensio de baja de larga duraci¨®n, con Hazard a¨²n en la enfermer¨ªa y con un Vinicius sombr¨ªo para Zidane, el t¨¦cnico galo ech¨® el lazo a James. El colombiano, futbolista tan talentoso como intermitente, pis¨® Chamart¨ªn dos a?os despu¨¦s y recuper¨® la titularidad madridista tras 833 d¨ªas.
En este Madrid veraniego todo son gui?os del destino. Hoy, nada es lo que parec¨ªa que iba a ser con la segunda entrega de Zidane, cuando quiso advertir que la plantilla crepitaba. Como el f¨²tbol muchas veces no se ilustra, el Madrid que se intu¨ªa necrosado ahora busca revitalizarse con aquellos que m¨¢s estaban bajo sospecha. Como en Vigo, frente al Valladolid repiti¨® de entrada un equipo con espinazo, coral, con todos al frente como un convoy. Nadie mereci¨® un reproche, cada cual se exprimi¨® como un lim¨®n. Otra cosa fue la punter¨ªa. No fueron pocas las ocasiones para James y Bale, futbolistas con una zurda cl¨ªnica a los que varios disparos se les fueron por un me?ique. Ambos, gal¨¦s y colombiano, se citaron por la izquierda y capitalizaron casi todo el bombardeo local. De extremo el brit¨¢nico, como volante el cafetero. Por la otra v¨ªa, se escoltaron Isco y Marcelo. Y por las dos sendas embisti¨® el Madrid, fuera por tierra o por aire, y con frecuentes intercambios de posici¨®n de James, Isco y Benzema. Un equipo sin pi?¨®n fijo, suelto y fluido. Tampoco deslumbrante, pero nada que ver con el Real que tan pronto dimiti¨® el curso pasado.
Enfrente un Valladolid poco renovado, dispuesto a apa?arse de nuevo con lo justo. En el Bernab¨¦u arranc¨® como se esperaba, quebradizo con la pelota, pero bien articulado sin ella. Necesit¨® mucho cuajo ante un Madrid que irrumpi¨® colonizador del campo ajeno. Tan decidido a un ataque nuclear masivo como comprometido para el quite y mantener secuestrado al conjunto pucelano, sometido a una pinza constante en el primer acto. Solo encontr¨® alivio en el remate crudo de un estupendo pegador como ?scar Plano. Al resto le correspondi¨® el papel de socorrista en un equipo tan enchironado.
Al buen Madrid del primer tramo le sucedi¨® un Madrid con menos ritmo, n¨®mada. Poco a poco, Bale ya no fue tan categ¨®rico y James, que ni se ha estrenado en la pretemporada, se fundi¨® a la hora. ZZ le retir¨® en favor de Vinicius y adelant¨® la posici¨®n de Isco, que no termin¨® por enhebrar con Benzema. Hasta que el Madrid opt¨® por la estampida, alg¨²n defensa de vez en cuando y la caballer¨ªa a toque de corneta. Los descuelgues del Valladolid cada vez fueron m¨¢s inquietantes para los madridistas.
Menguaba el tiempo y menguaba el Madrid cuando Zidane intervino de nuevo. Dio carrete a Jovic y prescindi¨® de Isco. La primera aparici¨®n del serbio determin¨® lo que es: un rematador puro. Bale le asisti¨® desde la derecha y el balc¨¢nico, tal que un ariete gr¨²a, cabece¨® al larguero. Es lo suyo, as¨ª que el entrenador local orden¨® un intercambio entre Bale y Vinicius, zurdo uno y diestro el otro. Cada cual se fue a la orilla desde la que centrar con su pierna mejor adiestrada. No se enton¨® Vinicius, al que se observa m¨¢s aprensivo, menos dicharachero. Dos p¨¦rdidas del brasile?o resultaron amenazantes para Courtois. Para entonces, sin bridas el Madrid, los visitantes ya se estiraban, m¨¢xime desde la entrada de Waldo.
El partido, nada que ver con el relato del primer tiempo, deriv¨® en un duelo de doble direcci¨®n, pendular. Una inopinada intriga hasta que muy cerca del final lleg¨® el descorche de Benzema. El galo recibi¨® un pase desde la derecha, hizo un exquisito control de espaldas a la porter¨ªa. En un parpadeo se gir¨® y revent¨® la pelota en la red de Masip.
Quedaban ocho minutos m¨¢s el alargue, pero el gol no sujet¨® al Madrid, muy partido y an¨¢rquico. Ya con un equipo poco ortodoxo, fruto del apremio hasta el tanto de Benzema, apareci¨® el Real m¨¢s inestable. Y lo pag¨®. Un birle de M¨ªchel a Kroos, lo condujo de maravilla ?scar Plano, que conect¨® con Guardiola en el instante justo. El ariete no se achic¨® ante Courtois, al que bati¨® de un disparo entre sus piernas. Enorme m¨¦rito pucelano y el primer cachete para un Madrid en el que no se sabe lo que es real.
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