Nadal tiene mil vidas
El mallorqu¨ªn sortea un primer set muy envenenado y derrota a Berrettini (7-6, 6-4 y 6-1, en 2h 35m) para medirse por el t¨ªtulo al ruso Medvedev en su tercera final de un grande esta temporada
Se cierra la noche como tantas y tantas veces se ha cerrado: Rafael Nadal luce dentadura y la musculatura de su cuello se tensa e intenta escapar, porque ah¨ª dentro hay un volc¨¢n que definitivamente explota y activa la celebraci¨®n. El espa?ol festeja su acceso a la final de Nueva York con rabia (7-6, 6-4 y 6-1 a Matteo Berrettini, en 2h 35m) porque a la noche de perros que hay en el exterior de la central, techada por la inclemencia meteorol¨®gica, la acompa?a un primer set infernal que luego, paradojas de la vida, del tenis, se transforma en el trampol¨ªn hacia el duelo del domingo (22.00, Eurosport) contra el ruso Daniil Medvedev (7-6, 6-4 y 6-3 a Grigor Dimitrov).
Nadal estalla, brinca y regala otra cruz en el centro de la pista, victorioso y feliz por haber alcanzado su quinta final de Flushing Meadows, la tercera del a?o en un grande. Gan¨® en 2010, 2013 y 2017, y ahora entre ¨¦l y la gloria solo hay un joven ruso de 23 a?os que viene completando un impresionante verano. Tiene Medvedev un rostro singular, como si fuera de otra ¨¦poca, y tambi¨¦n muy malas pulgas. Lleva el n¨²mero cinco todo el torneo a la gresca con la grada neoyorquina, cuyos silbidos han sido su mejor fuente de combusti¨®n. Le va la marcha y ahora encara al mallorqu¨ªn en un pulso que medir¨¢ a los dos jugadores con m¨¢s triunfos este curso: 50 el moscovita, por 46 de Nadal.
Este ¨²ltimo volvi¨® a brindar otra velada de emociones fuertes y se elev¨® sobre su versi¨®n m¨¢s genuina. Cuando peor lo tuvo, en el instante cr¨ªtico del partido, m¨¢s se agrand¨®. No hay nadie mejor a las malas que el balear, que lleg¨® a estar contra las cuerdas en un primer set envenenado porque no anduvo fino a la hora de poner el lazo a las opciones de quiebre (0/6) y al final tuvo que terminar sorteando una situaci¨®n l¨ªmite. Berrettini, un chopo (1,98 de altura) con una derecha de plomo, dispuso de dos bolas de set en el tie-break despu¨¦s de haber salvado una, pero se acongoj¨® y termin¨® diluy¨¦ndose empleando el arma que tanto r¨¦dito le hab¨ªa dado hasta ese momento.
Entreg¨® el parcial con una ingenua dejada de rev¨¦s, en el momento inadecuado y con el toque m¨¢s inoportuno. Antes hab¨ªa martirizado a Nadal con el saque, arrincon¨¢ndolo junto al muro y oblig¨¢ndole a restar desde Brooklyn, cediendo muchos metros; luego ven¨ªa la dejada, todas ellas bien acolchadas y bien seleccionadas hasta esa ¨²ltima que, en realidad, fue el simple fruto del cortocircuito: Nadal volv¨ªa al partido como un torbellino y le entr¨® el tembleque, como a tantos y tantos otros. No hay tenista que sepa escapar de la jaula como el de Manacor, que se liber¨® y celebr¨® el desenredo (8-6) con tres saltitos de la rana y un serrucho de los suyos antes de enfilar la silla y dejar an¨ªmicamente derruido al italiano, al que no le levantaba el ¨¢nimo ni su amigo hipster del box, a grito pelado toda la noche como un tiffoso.
¡°El primer set ha sido un poco frustrante¡±
De repente, toda la fuerza bruta de Berrettini y la entereza con la que hab¨ªa afrontado cada estacazo se fueron por el sumidero. Mordisqueaba el romano (23 a?os, 25 del mundo) el marco de la raqueta porque lo hab¨ªa tenido ah¨ª, al menos para llevarse una buena porci¨®n de felicidad a casa, pero la oportunidad se le esfum¨®. Nadal le hab¨ªa estudiado bien y atac¨® con ferocidad su rev¨¦s, muy tierno todav¨ªa, y a partir de ese error todo result¨® mucho m¨¢s sencillo para el espa?ol. Una rotura en el s¨¦ptimo juego de la segunda manga y otras tres en el primero, el cuarto y el s¨¦ptimo de la ¨²ltima redondearon la en¨¦sima exhibici¨®n de poder.
¡°Se hace complicado cuando no conviertes ninguna oportunidad de break, porque eso te genera ansiedad¡±, dice ante los periodistas, quienes le recuerdan que lo consigui¨® al d¨¦cimo intento. ¡°Sientes que est¨¢s siendo mejor que el rival, pero llegas a una situaci¨®n a la que no quer¨ªas llegar. He ido ganando mi servicio de forma c¨®moda y ¨¦l ha sufrido mucho, pero al final llegamos al tie-break y eso siempre es un cara o cruz. Despu¨¦s, el break del segundo set me ha dado tranquilidad y el partido ha sido mejor por mi parte. En la recta final he jugado a mi mejor nivel en el torneo¡±.
Ni el Santo Padre, pero no el Papa, sino Vincenzo, el entrenador, pudo detener la furibunda reacci¨®n de Nadal. No tiene siete, sino mil vidas el balear, o quiz¨¢ alguna m¨¢s. Llega ahora, pues, Medvedev, lanzado porque la de este domingo ser¨¢ su cuarta final consecutiva. Jug¨® antes las de Washington, Montreal y Cincinnati, y la estad¨ªstica tan solo se?ala un precedente entre ambos: precisamente, este verano en Canad¨¢. Le venci¨® Nadal de forma abrumadora (6-3 y 6-0). ¡°El primer set ha sido un poco frustrante¡±, admiti¨® el campe¨®n de 18 grandes, que por primera vez ha logrado alcanzar tres finales y una semifinal de Grand Slam; ¡°pero estoy s¨²per feliz de estar otra vez en la final del US Open¡±.
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