Ansu Fati frente al pu?al del exceso
Tres partidos en Primera y Ansu Fati comienza a comprobar el peso que ning¨²n cr¨ªo deber¨ªa de soportar

Ansu Fati, 16 a?os, no tiene permiso para conducir, ni puede comprar alcohol, pero puede marcar goles. Todo indica que estamos ante el prodigio de moda. Debut¨® por sorpresa frente al Betis, con el partido ganado y al amparo del Camp Nou. Ingres¨® en el segundo tiempo y anot¨® su primer gol en El Sadar. Se aline¨® como titular contra el Valencia y convirti¨® sus dos primeras acciones ¡ªun derechazo y un el¨¦ctrico regate a Garay, clausurado con un perfecto pase a De Jong¡ª en los dos goles iniciales del Bar?a. Desconocido hasta ahora, Fati representa una figura tan vieja como el f¨²tbol: la del nuevo mes¨ªas.
Ning¨²n juego con un bal¨®n por medio es tan favorable a la materializaci¨®n de un ni?o Dios con camiseta. Siempre han existido estrellas precoces, pero el ¨¦xito de Pel¨¦ en el Mundial de Suecia 58 marc¨® la divisoria definitiva. Con 17 a?os deslumbr¨® por su ingenio, sus goles y la desenvoltura para dirimir un juego de adultos. Pel¨¦, O Rei desde entonces, es el creador del curioso proceso que consiste en encontrar al nuevo Pel¨¦.
En t¨¦rminos b¨ªblicos, muchos han sido los llamados y muy pocos los elegidos a este casting mesi¨¢nico. Abundan los nombres de adolescentes sometidos a expectativas desmesuradas, pero s¨®lo dos han merecido la comparaci¨®n con Pel¨¦. Uno, Maradona. El otro, Leo Messi. Hubo un tercero, Ronaldo, que insinu¨® su candidatura ¡ªacudi¨® con 17 a?os al Mundial de Estados Unidos 94, pero no jug¨® un minuto¡ª y la perdi¨® en los quir¨®fanos. Tiene sentido que la lista sea tan corta porque exige del aspirante un grado exhaustivo de talento, producci¨®n y recorrido.
La reverencia por la precocidad es una caracter¨ªstica singular del f¨²tbol. S¨®lo el baloncesto admite alguna comparaci¨®n. Sin embargo, hay diferencias sustanciales. Los fen¨®menos juveniles del baloncesto suelen esponjar como estrellas despu¨¦s de un periodo, generalmente breve, de adaptaci¨®n en un mundo de hombres. Aunque a los 18 a?os saltaron del instituto a la NBA, Kobe Bryant y Kevin Garnett necesitaron un par de temporadas para instalarse como referentes indiscutibles del baloncesto. El caso m¨¢s comparable es el de LeBron James, llamado El Escogido por algo. Su impacto fue tan evidente como sus peculiares condiciones. LeBron era un adolescente con cara de adulto, cuerpo de adulto y motor de adulto.
El f¨²tbol es francamente sensible al talento precoz. Lo demanda. La gente quiere ver imberbes ingeniosos en un juego donde la fricci¨®n y la disciplina acotan la fantas¨ªa. Estamos en un a?o representativo de esta conducta. Ansu Fati (Bar?a) ha debutado con 16 a?os, Kang In Lee (Valencia) con 17, Kubo (Mallorca) y Vinicius (Real Madrid) con 18 a?os. No son casos excepcionales. Muniain jug¨® su primer partido con 16 a?os. Bojan Krkic y Ra¨²l surgieron con 17. La lista es tan extensa como las vicisitudes de los talentos prematuros. Unos confirmaron o superaron las expectativas ¡ªRa¨²l es el principal ejemplo¡ª, otros han desarrollado competentes trayectorias y, en algunos casos, su rendimiento ha estado muy lejos de las previsiones.
Este abismo, el del joven predestinado que no cumple los pron¨®sticos medi¨¢ticos, resulta especialmente cruel cuando se utilizan etiquetas improcedentes. La Liga belga cambi¨® la reglamentaci¨®n para que Nil Lamptey pudiera debutar con 16 a?os en el Anderlecht. Se le conoc¨ªa como el nuevo Pel¨¦. Con 20 a?os su carrera se hab¨ªa desvanecido.
No hay duda de las cualidades de Fati. Es un atrevido con inteligencia para equivocarse muy poco en las decisiones que toma. El problema es que no ha emergido como un proyecto de buen jugador. Comienzan a escucharse elogios que anticipan un nuevo mes¨ªas. Tres partidos en Primera y Ansu Fati comienza a comprobar el peso que ning¨²n cr¨ªo deber¨ªa de soportar.
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