Chris Coleman, el ¡®antiBolt¡¯, se hace con el trono de los 100m
Espectacular victoria del estadounidense, que supera a Gatlin, plata, con una marca de 9,76s, la mejor del mundo en los ¨²ltimos cuatro a?os
El destino es iron¨ªa, y triste, como, a su pesar, descubri¨® Usain Bolt m¨¢s de dos horas antes de la final de los 100m en los Mundiales de atletismo.
El gigante hab¨ªa asumido que de la calurosa Doha no saldr¨ªa un heredero digno de llamarse as¨ª con car¨¢cter, exuberancia, sentido del show, del baile y de la risa a carcajadas, pero, por favor, suspiraba, aunque solo sea eso, que no me salga un Coleman soso y feo. Rezaba el gigante por Gatlin, que es serio, s¨ª, pero por lo menos es uno con un m¨ªnimo de personalidad y carisma, y una historia, aunque contradictoria, y ya estaba en lo m¨¢s alto cuando ¨¦l lleg¨®, y los infiernos que le escuchaban le enviaron, toma ya, a Coleman, algo as¨ª como el antiBolt, el nuevo hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo con su victoria en Doha con un registro de 9,76s.
Coleman lo es, y no solo por talla f¨ªsica (mide algo as¨ª como 1,70m, 27 cent¨ªmetros menos que el jamaicano que hace 10 a?os dej¨® los r¨¦cords de la velocidad a a?os luz de sus seguidores, 9,58s para los 100m, 19,19s, para los 200m). Lanzado en carrera es como una bala de ca?¨®n, sin cuello, de pecho anch¨ªsimo, un barril, y no una gacela elegante y poderos¨ªsima, sino por la mudez casi an¨®nima con la que atraviesa a toda velocidad, y eso nadie se lo discute, la velocidad casi at¨®mica, las pistas de todo el mundo. Ni tampoco se le puede discutir la marca de la victoria para darle la vuelta a la final de Londres en 2017, a la que lleg¨® como favorito y fue superado por Gatlin: los 9,76s son la mejor marca mundial de los ¨²ltimos cuatro a?os, la sexta de la historia. El viento, tan inexistente casi como el p¨²blico (0,6 m/s a favor). La velocidad de reacci¨®n, magn¨ªfica, 128 mil¨¦simas. Ni Bolt le hubiera ganado cuando su ¨²ltimo triunfo, en 2015. Justin Gatlin, eterno peleador, fue segundo, con 9,89s, y tercero el renacido canadiense De Grasse, 9,90s, la mejor marca de su vida.
Bolt tendr¨¢ que tragar con Coleman, de 23 a?os, como tambi¨¦n Sebastian Coe, que tendr¨¢ que buscar en otra parte la luz que ilumine su universo federativo, que ya ha dejado de llamarse las impronunciables siglas IAAF (federaci¨®n internacional de atletismo amateur) para llamarse desde ya World Athletics. Y Coleman ser¨¢ su faro tenue y perturbador, aunque en la presentaci¨®n de la final, ante 5.000 personas en un estadio con capacidad para 40.000, se utilizara todo tipo de atractivos luminoso-visuales para imantar la atenci¨®n. Y cuando, envuelto en su bandera, el georgiano, de Atlanta, Coleman, segu¨ªa celebrando su victoria, el estadio estaba ya vac¨ªo y silencioso.
La mancha del dopaje
Las semifinales marcaron el subid¨®n de un Coleman exhibicionista que logr¨® un 9,88s despu¨¦s de sobrarse en la salida y relajarse al final, el baj¨®n de Gatlin, que corri¨® mal (10,09s) y pas¨® solo por tiempos y sudando, y dieron a la luz una final plurinacional y plurigeneracional, e igualada salvo por uno de sus cabos, el principal, el de Coleman.
El relato de las nacionalidades en liza es como el comienzo de un chiste interminable. Hab¨ªa dos estadounidenses, los dos polos de la carrera, Gatlin-Coleman, dos canadienses, De Grasse (viejo a los 24 a?os) y Brown (de 27); un sudafricano de 26, Akani Simbine; un brit¨¢nico de 24, Zharnel Hughes, un jamaicano simb¨®lico, Yohan Blake (29 a?os) y hab¨ªa hasta un italiano, el fenomenal Filippo Tortu, el chaval de 21 a?os que hace 14 meses logr¨® en Madrid lo que ning¨²n italiano antes, ni siquiera su ancestro idolatrado Pietro Mennea hab¨ªa conseguido, bajar de los 10s en los 100m (9,99s). Y el italiano, tan tierno y tan duro, ni siquiera qued¨® ¨²ltimo. Fue s¨¦ptimo.
De todos ellos solo Coleman se hab¨ªa movido alguna vez por los terrenos turbulentos y tan selectos por los que transitan quienes han bajado alguna vez de 9,80s, la marca de distinci¨®n y verg¨¹enza, a la que regres¨® en Doha. Todos los que alguna vez lo han hecho, salvo el intocable Bolt, y no son muchos m¨¢s, siete, han tenido problemas de dopaje. Algunos, como Coleman, con tres problemas de localizaci¨®n, se han salvado por los pelos, y los abogados, de una sanci¨®n; a otros, y no a Gatlin, que regres¨®, los sepult¨®, como a Tyson Gay, el norteamericano que alguna vez so?¨® con batir a Bolt y se acerc¨® hasta el 9,69s.
Aun silencioso, casi mudo, y movi¨¦ndose por debajo de los radares, sin hacer ruido, Coleman tambi¨¦n ha demostrado el car¨¢cter que se exige a un campe¨®n, y no tanto por sus miradas de duro intimidador, que algunos achacan a su timidez, como su hablar en susurros inaudibles, sino por la manera en la que super¨® la presi¨®n que le supuso la acusaci¨®n p¨²blica de la USADA, la agencia antidopaje norteamericana, a la que derrot¨® como derrot¨® a varias generaciones de espr¨ªnter pese a no haber disputado, antes de llegar a Doha, una carrera desde que a finales de julio gan¨®, con 9,99s, el campeonato de Estados Unidos.
Un mes antes hab¨ªa corrido los 100m en Palo Alto en 9,81s, la mejor marca mundial del a?o, un tiempo que le permit¨ªa augurar un nuevo descenso por debajo de los 9,8s un a?o despu¨¦s de la primera vez. Lo consigui¨®, y se llev¨® un mundial, y un trono que vacila desde la retirada de Usain Bolt.
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