Gran triunfo de la roca Rady¨¢bov
El azerbaiyano impone su preparaci¨®n y dureza a la clase de Ding en el desempate r¨¢pido de la final
Tras muchos a?os de sequ¨ªa en cuanto a ¨¦xitos resonantes, Teimur Rady¨¢bov, de 32, ha recordado al mundo que, adem¨¢s de un talento enorme, es uno de los ajedrecistas m¨¢s duros y con mejor preparaci¨®n. El azerbaiyano cobrar¨¢ 110.000 d¨®lares (100.156 euros) por ganar la Copa del Mundo en Janti Mansiisk (Rusia) tras imponerse contra pron¨®stico por 4-2 al chino Liren Ding en un dram¨¢tico desempate r¨¢pido de la final. El franc¨¦s Maxime Vachier-Lagrave es el 3? tras superar por 2-0 al chino Yangyi Yu.
Para tumbar a Rady¨¢bov hay que estar en muy buena forma y ser muy preciso. Ding ha cumplido esas dos condiciones durante todo este a?o, lo que le ha consolidado como 3? del mundo, acechando incluso al 2?, el estadounidense Fabiano Caruana. Pero el chino juega muchas m¨¢s partidas al a?o que el azerbaiyano, y quiz¨¢ ese factor haya sido desequilibrante en esta Copa del Mundo, de casi un mes de duraci¨®n. Hoy Ding ha dado la sensaci¨®n de acusar mucho el cansancio acumulado.
Su gran oportunidad para desequilibrar estuvo en la primera partida de 25 minutos por bando, cuando, a pesar de jugar con negras, logr¨® una posici¨®n muy superior en la jugada 27; pero entonces, en lugar de lanzarse a deg¨¹ello para rematar, se ech¨® hacia atr¨¢s. Como es costumbre en ¨¦l, Rady¨¢bov aprovech¨® de inmediato esa vacilaci¨®n para equilibrar. La siguiente partida tambi¨¦n fue tablas, con mucha menos sustancia que la anterior, al igual que las dos de diez minutos para cada uno.
Y as¨ª se lleg¨® a la tanda de dos partidas con cinco minutos por bando, m¨¢s tres segundos de incremento autom¨¢tico tras cada jugada. Ding, con blancas, aguant¨® muy bien la presi¨®n de su rival, y lleg¨® a un final de claro empate. Pero entonces, cuando los comentaristas ya lo daban por seguro, el chino hizo cosas impropias del 3? del mundo, errores rar¨ªsimos en ¨¦l, que Rady¨¢bov aprovech¨® como un m¨¢quina, a pesar de que tuvo que hacer muchas jugadas con muy pocos segundos disponibles.
En el siguiente asalto, Ding tuvo, con negras, su gran oportunidad en la jugada 27. Era un recurso t¨¢ctico que muy probablemente hubiera visto en buena forma, pero se le escap¨®, Rady¨¢bov tom¨® la iniciativa, hinc¨® el diente en la presa herida y ya no la solt¨® hasta la rendici¨®n del chino.
Tanto Rady¨¢bov como Ding (80.000 d¨®lares) logran una plaza directa en el Torneo de Candidatos, que muy probablemente se jugar¨¢ en Yekaterimburgo (Rusia), en marzo o abril. Y el tercer puesto de Vachier-Lagrave le acredita como aspirante a la plaza de libre designaci¨®n (bajo ciertas condiciones tasadas) de la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE).
En esta Copa del Mundo hay otros nombres propios de gran brillo. En especial, dos: el estadounidense Jeffery Xiong, de 18 a?os, fue un vendaval de juego creativo y muy vers¨¢til (brill¨® en posiciones secas y tambi¨¦n en las m¨¢s agudas) hasta que se estrell¨®, en cuartos de final, con la roca Rady¨¢bov. Y casi lo mismo -teniendo en cuenta la diferencia de edad- se puede afirmar sobre el iran¨ª Alireza Firouzja, de 16, hasta que cay¨® en dieciseisavos ante Ding. Ambos parecen capacitados para llegar hasta Carlsen dentro de pocos a?os.
Pero hay una conclusi¨®n mucho m¨¢s perentoria, compartida por todos los comentaristas en directo destacados aqu¨ª y buena parte de los periodistas especializados, de lo que ha pasado en Janti Mansiisk durante casi un mes: el ajedrez necesita cambios importantes y urgentes para corregir o paliar las consecuencias negativas (hay otras muy positivas) que la revoluci¨®n inform¨¢tica ha producido en el deporte mental durante los ¨²ltimos decenios. En especial, que las preparaciones caseras de profundidad excepcional (pero cada vez m¨¢s frecuentes) produzcan partidas que se juegan de memoria casi en su totalidad. En ellas, las facetas deportiva y art¨ªstica casi desaparecen, y el ajedrez es poco menos que pura ciencia. El debate es dif¨ªcil, porque hay muchas propuestas para ese cambio, pero predomina la mentalidad conservadora.
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