F¨²tbol y pol¨ªtica, mejor en camas separadas
Es oportuno el aplazamiento porque unir dos grandes pasiones inflamables puede producir un incendio que escape a todo control
El ¡®Pajarito¡¯ toma vuelo. Como todos los t¨ªmidos, el uruguayo Valverde mostr¨® su aut¨¦ntica personalidad futbol¨ªstica en privado antes que en p¨²blico. En los entrenamientos, dejaba un reguero de comentarios positivos sobre aptitudes que uno buscaba y no encontraba en los partidos. Ten¨ªa un gran despliegue, pero lo demostraba sobre todo sin la pelota; ten¨ªa una buena t¨¦cnica, pero la exhib¨ªa poco, como si pidiera permiso para intervenir en el juego; le pegaba bien a la pelota, pero se iba de los partidos sin tirar al arco¡ Despu¨¦s de un comienzo de temporada en la que segu¨ªa amagando sin dar, frente al Granada dot¨® a su repertorio de seguridad y se comi¨® la cancha de arriba abajo con su poderosa zancada. Confirm¨® que el talento estaba y que solo necesitaba la gimnasia de la continuidad. Ya desvergonzado esperamos, desde hoy mismo, que el mediocampista con visi¨®n de juego, en¨¦rgico en las disputas y con llegada al gol, haya venido para quedarse.
Ya entrar¨¢ Luuk. No hay goleador sin confianza al que la suerte le d¨¦ una mano. Que se lo pregunten al sevillista Luuk De Jong, que frente al Bar?a vivi¨® un infierno. Primero busc¨® un centro al primer palo y dispar¨® fuerte, pero Ter Stegen sac¨® una mano imposible; luego cabece¨® con ¨ªmpetu y hacia abajo, pero la pelota bot¨® y sali¨® por encima del travesa?o ri¨¦ndose hasta de la f¨ªsica; finalmente tir¨® cruzado en un mano a mano, pero la pelota dio en el palo. Todo as¨ª. Como esos ni?os caprichosos que se plantan y dicen ¡°no quiero¡±, la pelota se neg¨® a entrar y a De Jong lo acusaron de ser una escopeta de feria. Como en el otro arco, Messi y compa?¨ªa tiraban con mira telesc¨®pica, el contraste fue doloroso. La almohada es implacable con los errores ante el gol, pero hoy vuelve la Liga y la oportunidad de cambiar la pesadilla por un sue?o. Al fin y al cabo, es una cuesti¨®n de cent¨ªmetros.
Con el f¨²tbol no se juega. El Mundial 78 de Argentina fue, en palabras de Julio Cort¨¢zar, ¡°una alambrada cultural¡± que les sirvi¨® a los militares para ocultar la barbarie en medio de una exaltaci¨®n patri¨®tica a la que el f¨²tbol acostumbra a dar un impulso emocional. Desde entonces, he comprobado que no hay un solo poder que no intente capitalizar el ¨¦xito deportivo. Una de las manifestaciones m¨¢s odiosas de los pol¨ªticos es precisamente cuando utilizan un triunfo para fortalecer su prestigio. Dura solo un rato y aunque no hay populismo intrascendente, no hace da?o. Pero pol¨ªtica y f¨²tbol conviene que duerman en camas separadas porque los efectos de su utilizaci¨®n no siempre son inofensivos. Desde la sentencia, Barcelona vive en medio de un clima irrespirable. A las puertas esperaba el cl¨¢sico y, precisamente el mismo d¨ªa, movilizaciones del independentismo. Es oportuno el aplazamiento porque unir dos grandes pasiones inflamables puede producir un incendio que escape a todo control.
Tiempo de definici¨®n. La Selecci¨®n espa?ola se clasific¨® para la Eurocopa superando fatalidades y con indiscutible m¨¦rito. Hay una inteligente intenci¨®n de incorporar talento fresco a jugadores ya consolidados, y una interesante b¨²squeda de alternativas que no hagan previsible el comportamiento del equipo. Sin embargo, la selecci¨®n volvi¨® del Norte (Noruega, Suecia) con sensaciones m¨¢s fr¨ªas de las que llev¨®. Las rotaciones provocan un buen ambiente en la selecci¨®n porque todos sienten cerca la titularidad. Pero, aunque ya no existan tantos jugadores indiscutibles, en el f¨²tbol siempre hay mejores y peores, y conviene detectarlos cuanto antes para definir el equipo, porque este es un juego de h¨¢bitos y los continuos cambios no los dejan afianzar. Juan Carlos Osorio intent¨® algo parecido en M¨¦xico: una selecci¨®n que parec¨ªa tener veinte titulares, todos contentos, pero ninguno seguro en su puesto. No funcion¨®.
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