Algo m¨¢s que sospechas
El f¨²tbol argentino se asemeja bastante al 'calcio' italiano de la ¨¦poca de Luciano Moggi, el director deportivo de la Juventus que dominaba el colegio arbitral.
En 1948, el f¨²tbol argentino vivi¨® una revoluci¨®n. Los jugadores, encabezados por Adolfo Pedernera y Fernando Bello, fueron a la huelga para reclamar mejores salarios. Las grandes estrellas ganaban buen dinero, pero los dem¨¢s sacaban lo justo para vivir mientras los clubes obten¨ªan beneficios crecientes. La Liga de aquel a?o acab¨® en el caos, con alineaciones de juveniles e Independiente campe¨®n porque Racing se neg¨® a disputar los ¨²ltimos encuentros. En mayo de 1949, el gobierno del general Juan Domingo Per¨®n estableci¨® un tope salarial de 1.500 pesos, unos 400 d¨®lares de la ¨¦poca. Y fue la desbandada: 57 futbolistas, entre ellos Alfredo Di St¨¦fano y el propio Pedernera, emigraron a Colombia, un pa¨ªs que hab¨ªa roto con la disciplina de la FIFA y donde el f¨²tbol acababa de profesionalizarse.
Pero en 1948 ocurri¨® algo m¨¢s. Incluso la Asociaci¨®n de F¨²tbol Argentino (AFA), habituada a contemplar horrores de todo tipo y a transigir con ellos, se avergonz¨® por el nivel de los arbitrajes. Tend¨ªan a favorecer con descaro al equipo grande y al equipo local; si el equipo grande jugaba en casa, no hab¨ªa misterio sobre el resultado. Para resolver el problema, la AFA despidi¨® a los ¨¢rbitros argentinos e import¨® ¨¢rbitros ingleses. Como los nuevos jueces no conoc¨ªan a los jugadores, se estableci¨® la obligaci¨®n de llevar un n¨²mero a la espalda. El experimento dur¨® una d¨¦cada y result¨® bastante exitoso. El p¨²blico descubri¨®, a veces con amargura, que los equipos grandes tambi¨¦n pod¨ªan perder en su propio estadio. Descubri¨® asimismo que algunas picard¨ªas y algunos actos violentos, hasta entonces tolerados, eran susceptibles de sanci¨®n.
A pesar de todo aquello, la vida sigui¨®. Y el f¨²tbol argentino permaneci¨® bajo sospecha. A¨²n lo est¨¢, aunque resulte un poco forzado rebajar a la categor¨ªa de simple ¡°sospecha¡± lo que constituye casi una evidencia: hay muchas cosas podridas.
Los clubes, para empezar. El ejemplo m¨¢s asombroso lo ofrece una instituci¨®n gloriosa como Independiente, con sus siete Copas Libertadores. Independiente atraviesa por una mala racha deportiva (el s¨¢bado renunci¨® su t¨¦cnico, Sebasti¨¢n Beccacece, tras una derrota frente a Lan¨²s), pero bastante peor y de m¨¢s complicado remedio es lo de sus directivos. El presidente, el sindicalista-magnate (eso puede sonar extra?o fuera de Argentina) Hugo Moyano, es acusado por los tribunales de haber pactado con los ¡°barras bravas¡± para echar al anterior presidente, Javier Cantero. La hinchada violenta recibi¨® a cambio dinero, viajes gratuitos al Mundial de Brasil y exenciones en el pago de las cuotas de socio. Seg¨²n un ¡°arrepentido¡± que confes¨® ante el fiscal, el pacto inclu¨ªa tambi¨¦n un futuro respaldo a Moyano cuando se presentara a unas elecciones. La causa sigue su curso.
La AFA, a su vez, parece haberse convertido en una extensi¨®n de Boca Juniors. Su presidente, Claudio ¡°Chiqui¡± Tapia, no oculta su condici¨®n de ¡°bostero¡± fan¨¢tico. Su vicepresidente, Daniel Angelici, es presidente de Boca y principal ¡°operador judicial¡± (fuera de Argentina tambi¨¦n puede sorprender que existan personas formalmente dedicadas a trasladar a los jueces las instrucciones del gobierno) del presidente Mauricio Macri, quien inici¨® su carrera pol¨ªtica utilizando como trampol¨ªn su exitosa presidencia de Boca. La conexi¨®n entre la AFA y el club m¨¢s popular se percibe en detalles poco trascendentales, como que la selecci¨®n dejara de jugar en el Monumental de River y se trasladara a la Bombonera de Boca, y en otros un poco m¨¢s trascendentales, como determinados arbitrajes.
El f¨²tbol argentino se asemeja bastante al ¡°calcio¡± italiano de la ¨¦poca de Luciano Moggi, el director deportivo de la Juventus que dominaba el colegio arbitral. Moggi tuvo que ser detenido y la Juventus descendida administrativamente a la Serie B para que el ambiente empezara a sanearse. Resulta algo improbable que algo similar ocurra en Argentina. Al menos, en un futuro previsible.
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