El f¨²tbol no debe esconder la cabeza
Todos los datos se?alan la silenciosa preocupaci¨®n de los dirigentes por un problema que ya es objeto de un considerable debate en la NFL
Jeff Astle era el t¨ªpico ariete ingl¨¦s, fuerte, chocador, incontrolable en el juego a¨¦reo. Jug¨® los mejores a?os de su carrera en el West Bromwich Albion. Fue el mejor artillero de la Liga inglesa en 1970, con 25 goles. Disput¨® cinco partidos con Inglaterra. Se le recuerda m¨¢s por un error que por sus aciertos: fall¨® una clar¨ªsima oportunidad contra Brasil, en el Mundial de M¨¦xico 70. Habr¨ªa significado el empate. Astle muri¨® en 2002, a los 59 a?os, afectado por un proceso degenerativo que le provoc¨® demencia. La autopsia revel¨® lesiones de origen traum¨¢tico en el cerebro. ¡°Muerte por una enfermedad industrial¡±, concluy¨® el informe del pat¨®logo, que atribuy¨® el caso a los recurrentes golpes producidos en remates y choques de cabeza. Sus familiares iniciaron una campa?a a favor del estudio y la prevenci¨®n de las enfermedades degenerativas asociadas a los traumatismos craneoencef¨¢licos.
Un estudio del Grupo de Enfermedades Cerebrales de la Universidad de Glasgow, financiado por la Federaci¨®n Inglesa (FA) y el sindicato de jugadores profesionales (PFA), sostiene que los futbolistas corren 3,5 veces m¨¢s riesgo de sufrir enfermedades de car¨¢cter neurol¨®gico ¡ªAlzheimer, Parkinson, demencia¡¡ª que el resto de la poblaci¨®n. El estudio indica tambi¨¦n que los jugadores sufren menos dolencias cardiacas y c¨¢ncer. La importancia del estudio ¡ªdos a?os de duraci¨®n, examen de los cad¨¢veres de 7.676 futbolistas nacidos entre 1900 y 1976¡ª radica en su novedad, en el amplio espectro elegido y en algunas inquietantes conclusiones.
Est¨¢ claro que el f¨²tbol sospecha de las consecuencias en las fricciones en un juego de m¨¢ximo contacto y busca soluciones en voz baja. Los balones est¨¢n plastificados y son livianos, nada que ver con la vieja pelota de cuero y cordaje. Apoyado por los avances tecnol¨®gicos, el f¨²tbol se ha aligerado. Las amonestaciones por golpes en la cabeza, casi inexistentes hasta hace bien poco, son las m¨¢s frecuentes en los partidos. El modelo de juego tambi¨¦n ha cambiado. Seg¨²n la empresa estad¨ªstica Opta, el n¨²mero de pelotazos y centros a¨¦reos ha descendido de 38,7 por partido, en 2006, a 24,2 en 2017-18, la cifra m¨¢s baja de la historia.
Todos los datos se?alan la silenciosa preocupaci¨®n de los dirigentes del f¨²tbol por un problema que ya es objeto de un considerable debate en la NFL, la Liga profesional de f¨²tbol americano. Un estudio de la neuropat¨®loga Ann McKee (Universidad de Boston) revel¨® que 110 de los 111 cad¨¢veres de jugadores de la NFL estaban afectados por CTE (Encefalopat¨ªa Cr¨®nica Traum¨¢tica), patolog¨ªa s¨®lo detectable en las autopsias. El debate sobre los peligros y las consecuencias de las conmociones cerebrales ha alcanzado una magnitud nacional, especialmente tras las muertes y suicidios de jugadores recientemente retirados, todos ellos atacados por la CTE.
La patronal teme por el negocio; jugadores y ex jugadores exigen m¨¢s informaci¨®n, medidas preventivas si es necesario y m¨¢s apoyo econ¨®mico a las v¨ªctimas. En Europa, se habla del problema sottovoce, como si no existiera, pero existe. Es f¨¢cil participar en una conversaci¨®n de aficionados donde se pregunta por tal o cual veterano ex jugador. ¡°Est¨¢ mal, sufre Alzheimer¡±, se escucha con m¨¢s frecuencia de lo deseable. En Estados Unidos se prohibi¨® que los ni?os menores de 12 a?os cabecearan el bal¨®n. La Federaci¨®n Escocesa tomar¨¢ la misma decisi¨®n a partir del pr¨®ximo a?o. Por encima de las consecuencias econ¨®micas y de una publicidad poco gratificante, el f¨²tbol ¡ªsus organismos internaciones y Federaci¨®n, Liga, AFE y clubes en Espa?a¡ª est¨¢ obligado a actuar con informaci¨®n veraz, estudios minuciosos, medidas sensatas y ayuda econ¨®mica a los afectados en un problema que irremediablemente ingresar¨¢ en el debate p¨²blico. Todo menos esconder la cabeza debajo del ala, estrategia demasiado frecuente en el f¨²tbol.
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