El ¡®maestro¡¯ Tsitsipas pega otro estir¨®n

De Mil¨¢n a Londres, el joven Stefanos Tsitsipas sigue creciendo. Si hace un a?o se bat¨ªa con los adolescentes en la probeta experimental de las NextGen Finals, este ha ofrecido una inmejorable presentaci¨®n con los mayores. Se impuso a Dominic Thiem por 6-7, 6-2 y 7-6 (en 2h 35m) y volvi¨® a lanzar otro aviso en el majestuoso O2: ya viene, ya llega. ?El futuro ya est¨¢ aqu¨ª? Tal vez s¨ª, o tal vez no ahora. Pero ¨¦l estar¨¢ ah¨ª cuando definitivamente se abra la puerta. El griego, de 21 a?os, logr¨® en su debut maestro el trofeo m¨¢s importante y se convirti¨® en el m¨¢s precoz en ganar el Masters desde que lo hiciera Lleyton Hewitt en 2001, con 20 a?os y nueve meses. Y, dicho sea de paso, lo consigui¨® ante un adversario excepcional.

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Tsitsipas acelera la m¨¢quina del tiempo

Se med¨ªan ayer, al fin y al cabo, los dos tenistas que m¨¢s hab¨ªan propuesto a lo largo de la semana. Thiem ven¨ªa, ni m¨¢s ni menos, que de doblegar a Roger Federer y a Novak Djokovic, instalando un bombardero en la l¨ªnea de fondo y percutiendo desde ah¨ª con la violencia que caracteriza a sus golpes. En esa misma l¨ªnea, pero con m¨¢s sutileza en el tiro, Tsitsipas tambi¨¦n hab¨ªa completado un trazado brillante de camino a la final, derrotando igualmente al suizo y exigiendo hasta el ¨²ltimo suspiro a Rafael Nadal. Meritorios los dos, en cualquier caso, porque junto a Daniil Medvedev plantean la resistencia m¨¢s real a los tres dominadores del circuito.

El austriaco es un especialista consumado en tierra batida, pero poco a poco va descubriendo m¨¢s entresijos del registro sobre cemento; no en vano, en esta recta final del oto?o ha elevado dos trofeos, Pek¨ªn y Viena, y en marzo ya se hab¨ªa adjudicado Indian Wells, luego tres de los cinco t¨ªtulos que ha obtenido en 2019 han sido en r¨¢pida. Mientras tanto, el griego se ha ido desempe?ando desde que asom¨® la cabeza como un jugador m¨¢s vers¨¢til, peligroso en pr¨¢cticamente todos los terrenos. Su derecha y su rev¨¦s son menos da?inos, pero no tiene lagunas t¨¦cnicas y s¨ª un componente extra de osad¨ªa que le permite afrontar las situaciones cr¨ªticas sin temores.

En los siete d¨ªas londinenses encar¨® varias, como esas 11 bolas de break que le anul¨® a Federer en las semifinales y los nudos que interpuso Medvedev el d¨ªa de su estreno. Y este domingo, otro tanto. Thiem le acorral¨® llev¨¢ndose un primer parcial muy equilibrado, pero no se arrug¨® y en la segunda manga sali¨® desbocado a por la igualdad; inteligente, el austriaco decidi¨® salirse del barro porque hab¨ªa concedido dos breaks y la manga pintaba algo m¨¢s que dif¨ªcil, de modo que ahorr¨® fuerzas y munici¨®n. Todo iba a hacer falta para una resoluci¨®n que transcurri¨® sobre el alambre, decidi¨¦ndose en mil¨ªmetros porque a cada estacazo del uno respond¨ªa el otro.

Dos ejemplos y luz para la nueva generaci¨®n

M¨¢s all¨¢ de su tenis, ambos poseen en don de la convicci¨®n. Se?alados por compa?eros y t¨¦cnicos, exponen los dos una actitud ejemplar en medio de un panorama en el que los j¨®venes del circuito, con demasiados p¨¢jaros en la cabeza en algunos casos, tienden a dispersarse con mucha facilidad. Trabajan a destajo y creen, receta indispensable para dar el gran salto. Y, sobre todo, ambos est¨¢n sabiendo madurar con paciencia y cabeza; respetan los ciclos y van poni¨¦ndose en la disposici¨®n ideal para ocupar el espacio dorado que los colosos brindar¨¢n tarde o temprano.

Parte Thiem, 26 a?os, de una generaci¨®n intermedia que se ha quedado un poco en tierra de nadie, con un pelot¨®n de jornaleros que no despuntaron siendo j¨®venes y figuran a varias galaxias del Big Three; el ateniense, mientras, aporta luz a la nueva hornada y alumbra el horizonte con sus fogonazos. Ya ha batido a Federer, Nadal y Djokovic, y en enero agit¨® las estancadas aguas de los grandes con las semifinales de Melbourne.

Este domingo, despu¨¦s de otro ejercicio de templanza y determinaci¨®n, super¨® a Thiem pr¨¢cticamente sobre la foto-finish. El austriaco pec¨® de aceleraci¨®n, en un rev¨¦s y en una derecha, y se autosentenci¨®. El intercambio final fue tal vez m¨¢s intenso que hermoso (7-4), y tras esa ¨²ltima bola larga Tsitsipas dej¨® caer su raqueta, los ruidosos seguidores griegos exhibieron se rompieron las palmas eras y los maestros abrieron la puerta a un nuevo integrante de solo 21 a?os. De un estir¨®n a otro, Tsitsipas va construy¨¦ndose un sitio. Y el tenis est¨¢ de enhorabuena.