Rubiales, el freno o la caricatura
A un mundo de pasiones como el f¨²tbol no le podemos exigir prudencia o paciencia, pero alrededor de la Federaci¨®n empieza a haber demasiado alboroto
Cuando aclarar oscurece. El f¨²tbol es tradici¨®n, identidad, cultura¡ Pero el negocio es una carta cada vez m¨¢s alta. Nos averg¨¹enza reconocerlo, porque el dinero mezclado con el deporte resulta sospechoso desde los tiempos remotos en que el profesionalismo pudo con el amateurismo. El tema cobra actualidad porque Luis Rubiales, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, necesita dinero y, para recaudarlo, lleva una revolucionaria Supercopa de Espa?a a Arabia Saud¨ª. Pretende justificarlo diciendo que el dinero que se ingrese servir¨¢ para fortalecer el f¨²tbol modesto en Espa?a y que el partido contribuir¨¢ a mejorar los derechos humanos en ese pa¨ªs. Las explicaciones nos ponen ante dos preguntas. ?Es ese tipo de dinero el que necesita el f¨²tbol pobre? ?Es el f¨²tbol quien tiene que asear la imagen de los que conculcan derechos humanos? M¨¢s bien parecen dos remedios que agravan la enfermedad. ?Cu¨¢l es peor? Como dijo Stalin, los dos son peores.
Mucho, mucho, ruido¡ Estamos acostumbrados a un f¨²tbol con una l¨®gica reactiva: si ganas te fortaleces, si pierdes te debilitas. Por esa raz¨®n nos desconcert¨®, primero, la instalaci¨®n del debate y, despu¨¦s, el cambio de entrenador, tras un parcial de 12 a 0 en los dos ¨²ltimos partidos de la Selecci¨®n espa?ola. A un mundo de pasiones no le podemos exigir palabras como ¡°prudencia¡±, ¡°paciencia¡± o ¡°serenidad¡±. El f¨²tbol empuja hacia la exageraci¨®n. A todos se nos ha salido la cadena en alguna ocasi¨®n y por eso no hay un solo personaje relevante que no est¨¦ perseguido por su propia caricatura. Pero creo que alrededor de la Federaci¨®n empieza a ver demasiado alboroto. Odios personales convertidos en espect¨¢culo, cierta incapacidad para el consenso, ruedas de prensa repletas de justificaciones¡ Luis Rubiales tiene que empezar a pisar el freno porque a los perfiles tan altos la caricatura les alcanza antes.
El proyecto es de todos, pero lo paga uno solo. La ¨¦lite no perdona. Tampoco en la Premier, que en tiempos no muy lejanos respetaba a sus h¨¦roes. Seis a?os despu¨¦s de llegar a un Tottenham m¨¢s muerto que vivo y seis meses despu¨¦s de alcanzar el pico hist¨®rico de una final de Champions, Mauricio Pochettino es cesado. Deja un club con el prestigio fortalecido y un maravilloso estadio nuevo. Todo va asociado. La cosa es as¨ª: Pochettino pele¨® contra los mejores con una plantilla mediana porque el club deb¨ªa invertir en su nueva casa. Como el equipo jug¨® muy por encima de sus posibilidades, las expectativas se dispararon. Esta temporada el equipo no se reforz¨® en la medida de su nuevo prestigio, el rendimiento cay¨® porque contra la realidad solo se puede pelear un tiempo y el club declara culpable al autor del milagro que dispar¨® las esperanzas. Pochettino, fiel a su intachable personalidad, se va dando las gracias.
Cuando el f¨²tbol cae en buenas manos. ?scar de Marcos es un jugador admirable, aunque ¨¦l intenta disimularlo con una discreci¨®n muy vasca. Ama al Athletic y no cambiar¨ªa su club por nada del mundo. Sus declaraciones tienen siempre una carga human¨ªstica y emplea la descomunal fuerza comunicativa del f¨²tbol en acciones solidarias. El f¨²tbol es para ?scar un veh¨ªculo que le permite relacionarse de un modo ejemplar con el entorno m¨¢s cercano y tambi¨¦n con el m¨¢s remoto. Su ¨²ltima contribuci¨®n es un libro publicado por la Fundaci¨®n del Athletic de Bilbao cuyo t¨ªtulo es Togo donde nos advierte, desde su misma experiencia, del peligro del f¨²tbol cuando te aleja de la realidad. Y sugiere una manera noble de curar esa confusi¨®n. Togo es un libro muy simple y muy bueno. Deber¨ªa ser obligatorio para los ni?os que sue?en con ser futbolistas. Para sus padres, tambi¨¦n.
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