Zidane: ¡°No nos quedamos con los pitos a Bale¡±
El t¨¦cnico del Madrid destaca el buen partido de su equipo, que ve en crecimiento, y lo pone por encima del desencanto del p¨²blico con el gal¨¦s
La mejor¨ªa del Real Madrid debe de ser s¨®lida. Tanto, como que resiste hasta la introducci¨®n de un elemento autodestructivo. O como para permitir que un poco de autodestrucci¨®n conviva con una raci¨®n de entusiasmo. Este fen¨®meno de cohabitaci¨®n pudo observarse en la jugada del tercer gol. Lanzado en una de sus estampidas de anoche, Valverde cede la pelota a la derecha y despierta pitos, porque a esa pelota acude Gareth Bale. Pese a todo, el gal¨¦s enrosca un buen centro con la derecha que Benzema deja de cabeza para que Modric fusile el 3-1. Entusiasmo en la grada mientras sobre la hierba la celebraci¨®n se bifurca. Un pu?ado de jugadores salta sobre Modric, mientras al otro lado del ¨¢rea Casemiro corre a abrazar a Bale y reclama compa?¨ªa para arroparlo.
El brasile?o ya hab¨ªa sacado la bandera del cari?o un poco antes, cuando el gal¨¦s entr¨® al campo en el 65 en el lugar de Rodrygo, el nuevo favorito del Bernab¨¦u, que se fue oyendo su nombre gritado por la parroquia. El contraste fue formidable. Bale compareci¨® bajo una pitada estruendosa, pese a que Casemiro y Ramos se acercaron a recibirle como si regresara de un viaje, que tambi¨¦n.
Esta dislocaci¨®n sentimental del Bernab¨¦u hab¨ªa comenzado en las presentaciones. La grada estren¨® sus impulsos ovacionando a un rival, el cedido Odegaard, y silbando a su jugador mejor pagado. ¡°N¨²mero 11. Gareeeeth¡¡±, lanz¨® el speaker, y las butacas devolvieron una pitada enorme. Ah¨ª murieron las dudas de la previa. El meme ¡°Gales. Golf. Madrid. En ese orden¡± no hac¨ªa la misma gracia en Chamart¨ªn que en Cardiff. Bale, por su parte, se lanz¨® a jugar como si siguiera en casa. ¡°Lo bueno es que en el campo le he visto bien y concentrado en su partido¡±, dijo luego Varane. Bale se exhibi¨® profundo, veloz, acertado en casi todo, incluso agresivo en alg¨²n corte. Con un car¨¢cter desacostumbrado. Comenz¨® a cosechar aplausos, que mor¨ªan en cada jugada, pues en la siguiente regresaban los pitos.
A Zidane aquello le incomoda: ¡°Cada uno puede opinar. Ni lo voy a controlar yo, ni Gareth, ni nadie. Le ha pasado a todos los mejores jugadores. Y le pasar¨¢ a muchos de ellos¡±, dijo el t¨¦cnico, que quiso poner el acento en lo positivo del partido del gal¨¦s. ¡°Ha entrado muy bien en el partido. Ha hecho 20 minutos muy buenos¡±, resumi¨®. Y dej¨® claro que estas perturbaciones no alteran el balance de la progresi¨®n de su equipo: ¡°No nos quedamos con estos pitos. Podemos estar contentos¡±.
Aquello convivi¨® con naturalidad con el entusiasmo de un equipo en crecimiento, como si ambas cosas sucedieran en caras opuestas de la Luna. La revitalizaci¨®n puede palparse acudiendo a la celebraci¨®n del primer gol. Benzema remata con el pecho una falta botada por Modric. Ha empatado el partido, es el pichichi, y corre hacia el c¨®rner a desahogar la tensi¨®n, pero hasta all¨ª solo le acompa?a Rodrygo. Los dem¨¢s jugadores han corrido en direcci¨®n contraria, a defender el saque de centro en su campo. Rodrygo le choca brevemente la mano y regresan a terminar el trabajo.
Hasta Zidane particip¨®. Un par de minutos m¨¢s tarde, el t¨¦cnico inicia un contraataque. Agarra el¨¦ctrico una pelota que ha salido a su lado por la banda y se la entrega con premura a Rodrygo. El brasile?o saca enseguida para Benzema, que se lanza en estampida. ¡°Hemos tenido una actitud muy buena. Hemos demostrado la personalidad del equipo¡±, destac¨® Zidane, que cree que el equipo est¨¢ mejorando. ¡°Sabemos que lo podemos hacer mejor. Y lo vamos a hacer¡±, dijo. Adem¨¢s de Rodrygo, la otra bandera de la crecida la porta Fede Valverde. El uruguayo tambi¨¦n acudi¨® al cari?o con Bale: ¡°Es una buena persona, es imposible no quererle. Est¨¢ entrenando muy bien y aportando mucho. La afici¨®n lo acabar¨¢ recompensando¡±.
Rozando ya el final del encuentro, Bale deja atr¨¢s un defensa con un recorte fulminante, avanza por la l¨ªnea de fondo y, ya solo ante Merino, su disparo con el exterior se pierde rozando el palo. A la afici¨®n se le escapa un ¡°uy¡± profundo despu¨¦s del que ya no hay apenas nada m¨¢s.
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