El Madrid funde a la Real con Modric por bandera
El croata lidera la remontada en el segundo acto tras un estupendo arranque del equipo donostiarra, finalmente desinflado ante la pujanza local
De un Madrid acogotado y quebradizo a un Madrid rotundo y con gracia. Por ambas etapas pas¨® el equipo de Zidane, que comenz¨® turulato ante una Real categ¨®rica y termin¨® abrasivo. Atornillado de inicio, el conjunto madridista solt¨® amarras por las bravas y luego encontr¨® carrete entre sus jugadores m¨¢s distinguidos: Benzema, Hazard y un Modric que funcion¨® tras el intermedio como un reloj con botas.
Arranc¨® llagado el Real Madrid. Pasmado ante una Real Sociedad recreativa y bizarra. Un equipo, el de Imanol, adiestrado de forma gremial sin regatear el talento de futbolistas como Merino, Odegaard y Oyarzabal. Un conjunto con hechizo que se despleg¨® por Chamart¨ªn a campo abierto. Sin demora, enchiron¨® a su rival, para el que cada jugada resultaba un engorro. Hasta para Sergio Ramos, tan poco arrugado ¨¦l ante cualquier adversidad. Pero esta vez, con todo el Madrid con la Real Sociedad en el cogote, el capit¨¢n, acorralado por Odegaard cometi¨® una pifia colosal. Sin miramientos ante el decidido bloqueo de la Real, Ramos cit¨® a Courtois. El belga, a su vez, estaba arrestado por Willian Jos¨¦, que le sac¨® la cadena y anot¨® con la puerta abierta de par en par. El partido no alcanzaba siquiera por el segundo minuto, pero el cuadro donostiarra ya ten¨ªa perplejo al Madrid. As¨ª sucedi¨® durante la primera media hora. Ni con f¨®rceps era capaz de articular el juego el equipo de Zidane, abrochado en su retaguardia. Como si en Valdebebas no hubieran pasado el esc¨¢ner al habitual juego blanquiazul fuera de San Sebasti¨¢n.
Adem¨¢s de sufrir el impacto de una Real tan expansiva, el Madrid se encontr¨® de entrada con un problema singular: Odegaard. A trav¨¦s del noruego, con el radar por todo el frente de ataque sin que un madridista acertara con su arresto, la Real se refugi¨® en la pelota ante un Madrid sin soluciones. Modric y Valverde no se enchufaban y Casemiro bastante ten¨ªa con vigilar a Odegaard. A punto estuvo el noruego de cazar el 0-2 tras una aventura de Oyarzabal. Por entonces, ni migas de un Madrid atribulado.
Alguien sopl¨® al Real que el remedio estaba en calcar la puesta en escena de su contrario. Poco a poco, el Madrid entr¨® en combusti¨®n. Sin florituras, pero con remangue, logr¨® achatar a la Real en su propio campo. Con f¨²tbol cachas y mucho ah¨ªnco, el grupo local consigui¨® encapotar a su rival en el ¨²ltimo tramo del primer periodo. Bombeo a bombeo, con sucesivos env¨ªos a¨¦reos, encapot¨® al conjunto guipuzcoano. Oyarzabal, que hila mejor en ataque que en defensa, se enred¨® ante el agobio madridista. Carvajal le gan¨® unos cuantos asaltos. Hasta que Modric ejecut¨® una falta lateral y Benzema, al que nada le desenchufa, anot¨® como no se le recuerda: con el hombro derecho. Con un rato de rebeld¨ªa, de f¨²tbol protesta, el Madrid hizo que el partido al menos fuera pendular. Suficiente para que aflojara la Real, cada vez m¨¢s desenganchada de Odegaard y Merino, sus dos balizas fundamentales.
A¨²n rumiaban unos y otros los avatares del primer acto cuando un empe?o de Modric deriv¨® en un zapatazo de Valverde, cada vez m¨¢s intr¨¦pido. El disparo del uruguayo ten¨ªa otro destino, pero el rebote en Oyarzabal dej¨® a la intemperie a Remiro.
Bronca a Bale
Tan madrugador fue el gol del uruguayo como hab¨ªa sido el de Willian. Con el Madrid al frente, otro partido. Dos equipos sin ataduras, dispuestos ambos al cuerpo a cuerpo. El encuentro cogi¨® ida y vuelta. Pero con un Madrid m¨¢s macizo, mejor armado sin la pelota y ya con m¨¢s chispazos de Hazard y Benzema. Y con Modric por ense?a. Que el Madrid gravitara sobre ¨¦l result¨® capital para la remontada.
La Real, en desventaja y ante un oponente con mucho m¨¢s cuajo, se volvi¨® un equipo tierno, pulcro, pero con poco colmillo. En pleno ascenso blanco, la gente del Bernab¨¦u hizo un par¨¦ntesis con Bale, abroncado desde el calentamiento. Y no digamos cuando a los 65 minutos le dio el relevo Rodrygo, esta vez de puntillas. No hubo mucha indulgencia con Bale, que dej¨® buena huella. Ni siquiera cuando un centro del gal¨¦s lo amortigu¨® Benzema con la cabeza y lo empotr¨® Modric en la red con zurdazo magn¨ªfico. La Real ya no era la Real. Ni Odegaard era Odegaard. Para colmo visitante, Hazard cada d¨ªa se parece m¨¢s al genial Hazard.
Registrados sus defectos iniciales, el Madrid ya ten¨ªa la gobernanza absoluta. A su rival el partido se le hizo muy largo. En Chamart¨ªn no hay duelo que solo dure media hora. Y menos con Modric, y no Bale, por bandera.
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