Una chispa de locura para llegar a Tokio
Las estrategias para los Juegos del pistard Albert Torres y los bikers Roc¨ªo del Alba y Carlos Coloma
Carlos Coloma, medallista en R¨ªo, se pasa por el Diario Asa desayunar y mientras ataca la ensalada de frutas habla del car¨¢cter del ciclista, habla de esfuerzo, constancia y sacrificio. Nadie duda de la necesidad de esos atributos, pero ¨¦l en su brazo derecho tatuados proclama otros dos mandamientos, los imprescindibles.
¡°Stay hungry, stay foolish¡± (mant¨¦n el deseo, mant¨¦n la locura), el lema acu?ado por Steve Jobs se lee caligrafiado en su piel con tinta negra, y su mirada acompa?a la idea como la acompa?an otros ciclistas que comparten mesa. Una es Roc¨ªo del Alba, biker madrile?a, de 22 a?os, que se ha ido a vivir a Lardero (Rioja), donde la entrena el propio Coloma, y a ambos les supervisa Mikel Zabala y les motiva el boxeador Jos¨¦ Ignacio Barruetabe?a, Barru, que ha colgado un saco en el gimnasio. Roc¨ªo del Alba, diminuta, a veces se pone los guantes y golpea duro, con fuerza, con la energ¨ªa de la chispa de locura y orgullo que brilla en sus ojos. Libera, as¨ª, adrenalina y fortalece los brazos. ¡°Ha cogido m¨²sculo, ha cogido m¨²sculo en los brazos¡±, certifica Coloma, de 38 a?os, quien, como su pupila, solo tiene en la cabeza los Juegos de Tokio, que est¨¢n a siete meses de distancia.
La locura, quiz¨¢s, tambi¨¦n la expresan con sus elecciones. Coloma pudo haber sido ciclista de carretera, y Madariaga, el del Olarra y el Euskaltel lo tuvo a punto de firmar, pero, en 1999, como fue segundo en el Mundial j¨²nior de mountain bike, desech¨® las bicis de ruedas finas y se qued¨® con las gordas, las de una disciplina de supervivencia. ¡°La medalla de R¨ªo me ayud¨® a montar mi propio equipo, el Caf¨¦s Templo-BH¡±, dice Coloma, uno al que le gusta que se lo pongan dif¨ªcil. ¡°La clave estuvo en las dos lesiones que hab¨ªa sufrido unos a?os antes. Se corre m¨¢s si tienes un le¨®n detr¨¢s de ti: las lesiones fueron el le¨®n que me persegu¨ªa¡±.
Roc¨ªo del Alba pas¨® por carretera, una experiencia de la que sali¨® con mal cuerpo y peor esp¨ªritu y que no piensa en repetir, de momento. ¡°Roc¨ªo puede hacer algo grande¡±, dice Coloma, y la mujer se quita la presi¨®n de encima. ¡°Soy joven¡±, dice. ¡°No voy a ir a Tokio como si fuera mi ¨²ltima oportunidad¡±.
¡°Para m¨ª, en cambio, los de Tokio tienen que ser mis Juegos¡±, dice el tercer ciclista en el desayuno, el pistard Albert Torres, de 29 a?os y ya campe¨®n del mundo a los 24. La chispa de locura le llev¨® a Torres a saltar de Menorca a Mallorca cuando a¨²n era juvenil. ¡°Fue toda una aventura. Una decisi¨®n importante. Salir de casa. All¨ª descubr¨ª un mundo¡±.
Aunque tan cercanas en el mar, cicl¨ªsticamente Menorca y Mallorca no tienen nada que ver. ¡°En Menorca no hay vel¨®dromos, y en Mallorca, la pista siempre ha sido una religi¨®n. Y en Mallorca escucho mucho a Joan Llaneras, campe¨®n ol¨ªmpico y mundial, que siempre me dice: 'apuesta fuerte por lo que te motiva'¡±, dice Torres, que en Tokio competir¨¢ en Madison junto a Sebasti¨¢n Mora y, probablemente en ?mnium.
Antes, en la carretera, a?adir¨¢ otra M a su jersey, en el que luce orgulloso el logotipo de los quesos de Mah¨®n, que promociona, aunque ¨¦l es de Ciutadella. Ser¨¢ la M de Movistar, el mejor equipo espa?ol, en el que espera, junto a Mora, no solo complementar la preparaci¨®n en ruta de cara a Tokio, sino relanzar una carrera en el ciclismo m¨¢s masivo que, en a?os anteriores, le llev¨® por equipos italianos, ingleses y hasta dominicanos. Y cuando le fich¨®, Eusebio Unzue, el jefe del Movistar, uno poco inclinado a la locura, le dijo que era una pena no haberlos fichado antes, y que cuenta con ellos m¨¢s all¨¢ de Tokio, tan cercano.
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