Zubizarreta: ¡°Por Iribar me llev¨¦ un bofet¨®n¡±
El jugador con m¨¢s partidos en LaLiga recuerda ¡°ver¡± al Chopo a trav¨¦s de los ¡°ojos¡± de la radio
Era el partido de despedida de Txetxu Rojo, en 1982, y el Athletic invit¨® a la selecci¨®n de Inglaterra a San Mam¨¦s. ¡°T¨² tranquilo, se supone que perderemos, juega a tu aire¡±, le dijo el preparador de porteros a Andoni Zubizarreta (Vitoria, 58 a?os), por entonces con 20 a?os y con todo por demostrar tras un primer a?o irregular bajo los palos. ¡°Ese d¨ªa me sali¨® muy bien y dir¨ªa que hasta cambi¨® mi trayectoria¡±, se?ala Zubi.
Tanto que en el estadio se oy¨® un soniquete que tantas veces hab¨ªa cantado, aunque en esta ocasi¨®n estaba un poco cambiado: ¡°Zubizarreta es cojonudo, como Zubizarreta no hay ninguno¡±. Era el himno que se musicaliz¨® para Jos¨¦ ?ngel Chopo Iribar (Zarautz, Gipuzkoa; 77 a?os), sacado a hombros del estadio pese a perder la final de Copa de 1966 frente a los Cinco Magn¨ªficos del Zaragoza (2-0). Era, tambi¨¦n, el ¨¢ngel volador ¡ªapodo que le puso la prensa brit¨¢nica en 1968 tras consagrarse en Anfield en una ronda de la Copa de Ferias¡ª y, casualidad, era el preparador de Zubizarreta en el Athletic. ¡°Cuando hablo de f¨²tbol, Iribar es el referente¡±, resuelve el hoy director deportivo del Marsella.
Criado en Aretxabaleta, la denominada Gipuzkoa profunda, obrera y forjadora, con m¨¢s relaci¨®n comercial con Bilbao que con San Sebasti¨¢n, Zubizarreta comparti¨® la predilecci¨®n y la cultura de la zona por los porteros. Devorador de las cr¨®nicas sobre el Athletic de Jos¨¦ Mar¨ªa M¨²gica en La Gaceta del Norte, pronto idolatr¨® a Iribar. ¡°No lo observ¨¦ en directo m¨¢s que cuatro o cinco veces, pero escuchaba la radio, lo ve¨ªa a trav¨¦s de los ojos del periodista¡ Yo me lo imaginaba indestructible, imbatible¡±, recuerda Zubizarreta; ¡°pero no sab¨ªa si era el mejor o peor porque estaban Maier, Mazurkiewicz, Zoff, Banks, el final de Yashin¡ No los ve¨ªa. Con el tiempo, ?ngel me dijo una gran verdad: ¡®Nosotros ¨¦ramos porteros de imaginaci¨®n¡±.
Vestido de negro riguroso, como si condenara a los delanteros antes de tiempo, Iribar expresaba verdades absolutas como que no le daba miedo salir por arriba, que con el lanzamiento de mano llegaba a m¨¢s del medio campo ¡ªvirtud que le vio en su d¨ªa Piru Ga¨ªnza para ficharle por el Athletic¡ª. Las palomitas se las reservaba para cuando hicieran falta, pues con sus brazos largos y manos gigantes apartaba los balones del ¨¢ngulo con humildad franciscana. Todo eso lo sab¨ªa Zubizarreta de ni?o, que veraneaba en Zarautz y no se resisti¨® a andar unos tres kil¨®metros por la playa hasta encontrarle. ¡°Me qued¨¦ a 50 metros¡±, recuerda; ¡°y cuando volv¨ª, feliz por la experiencia, me llev¨¦ un buen sopapo por el susto que les hab¨ªa dado a mis padres¡±.
Un tiempo m¨¢s tarde, sin embargo, ya en una zapater¨ªa de la localidad veraniega, se lo encontraron de nuevo y su t¨ªa le anim¨® a pedirle un aut¨®grafo. ¡°A mi amigo Andoni, de coraz¨®n¡±, garabate¨® Iribar en euskera y en la tarjeta del recinto. ¡°Claro que conservo el aut¨®grafo, por supuesto¡±, dice el exportero del Athletic, Bar?a, Valencia y La Roja.
De or¨ªgenes campesinos, Iribar fue adorado por el pa¨ªs por sus atajadas como por su saber estar. Se llor¨® y rez¨® por ¨¦l cuando casi pierde la vida por el tifus y se le vitore¨® con la primera Eurocopa de Espa?a (1964), entonces con apenas 21 a?os y rompiendo todos los moldes porque en la ¨¦poca se premiaba la veteran¨ªa. Pero tambi¨¦n se granje¨® por un tiempo enemistades por sacar una ikurri?a en un derbi con la Real Sociedad de forma conjunta cuando por entonces la bandera era ilegal ¡ªno le dejaron jugar, presuntamente, el partido 50 con la selecci¨®n espa?ola por su ideolog¨ªa¡ª, adem¨¢s de por formar parte de la mesa electoral de Herri Batasuna en 1978 para tratar los deportes.
Iribar, sin embargo, siempre prefiri¨® el bal¨®n. ¡°Decidi¨® tener su posici¨®n y a m¨ª no me cambi¨® nada. Fue consecuente con su forma de entender la vida. Cuando le hicieron su homenaje de despedida, decidi¨® que la recaudaci¨®n fuera para hacer la enciclopedia vasca del deporte o cuando me traspasaron al Athletic, si hice que pagaran (estaba libre) fue porque me ense?¨® sus valores¡±. Pero esa foto con la ikurri?a marc¨® a Zubizarreta, pues cuando Iribar le pregunt¨® c¨®mo se vestir¨ªa en el Athletic, le neg¨® el negro porque ese era su color. As¨ª que cogi¨® el verde. ¡°El color que llevaba en esa foto¡±, explica.
Justo cuando Zubizarreta fich¨® por el Bar?a, Iribar asumi¨® las riendas del Athletic. ¡°Es lo ¨²nico que nos ha faltado¡±, asume. Pero tiene su amistad, granjeada con el paso de los a?os, sobre todo cuando fue su mentor de forma literal. ¡°Eso dice la leyenda¡±, dice divertido Zubizarreta. M¨¢s que nada porque cuando Javier Clemente busc¨® sustituto para Peio Aguirreoa, Iribar movi¨® el ment¨®n hacia el joven cancerbero y solt¨®: ¡°?ste¡±. Resulta que cuando Clemente, el entrenador, le indicaba correcciones tras un partido, por detr¨¢s iba Iribar, hombre de pocas palabras, y le soltaba: ¡°Ya hablaremos, ya hablaremos¡¡±.
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