Guardiola-Zidane, la palabra y el enigma
Los entrenadores de City y Real Madrid han llegado a la cumbre por diferentes caminos en la gesti¨®n de sus plantillas y del relato de las decisiones que adoptan
Despu¨¦s del partido de ida de octavos de final de la Champions en el Bernab¨¦u, all¨¢ por el 26 de febrero (1-2), al entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, un periodista le pregunt¨® por Gabriel Jesus: ¡°Le ha exigido much¨ªsimo esta noche. ?C¨®mo de impresionado est¨¢ con la calidad e inteligencia de su actuaci¨®n?¡±. El t¨¦cnico despach¨® entonces una prolija explicaci¨®n que comenz¨® glosando las virtudes del delantero, toc¨® una de sus debilidades y pas¨® a desarrollar por qu¨¦ hab¨ªa escogido que su equipo jugara esa noche sin un nueve puro: el Madrid defiende ¡°de una manera especial¡± que desaconsejaba los balones frontales y les llev¨® a buscar ¡°poner el bal¨®n en la banda tan r¨¢pido como era posible¡± para desde ah¨ª atacar en diagonales.
Cuando termin¨® Guardiola, apareci¨® Zinedine Zidane, a quien preguntaron por qu¨¦ hab¨ªa dejado a Kroos en el banquillo. ¡°Es un jugador important¨ªsimo para nosotros, pero la opci¨®n de hoy era esta, jugando contra este equipo. Es una decisi¨®n t¨¦cnica, pero nada contra Toni, que lo est¨¢ haciendo bien. Para este partido eleg¨ª a otro jugador¡±, contest¨®.
Este viernes vuelven a enfrentarse en el City of Manchester Stadium dos de los t¨¦cnicos m¨¢s ganadores de la historia del f¨²tbol ¡ªun t¨ªtulo cada 22 partidos el espa?ol, una copa cada 19 el franc¨¦s¡ª, entregados a cruzarse elogios, cuyos retratos suelen estar marcados por contrastes como el de la sala de prensa del Bernab¨¦u. La palabra y el enigma.
Las diferencias ante los micr¨®fonos, que son menos lejos de ellos, impregnan de manera especial la imagen de Zidane, a menudo abocetado como un alineador de brocha gorda frente a la finura del pincel de Guardiola. Las comparecencias del franc¨¦s dejan traslucir una preocupaci¨®n mucho menor por que se entiendan sus decisiones fuera de la caseta que dentro. Respuestas como estas resultan habituales: ¡°T¨² puedes opinar, lo de fuera no lo puedo controlar¡±; ¡°no estoy aqu¨ª para juzgar a la gente. Es al contrario, es la gente que habla de fuera la que puede opinar. Yo lo que tengo que hacer es lo que tengo que hacer¡±.
No siempre fue as¨ª. En su libro Zidane, Fr¨¦d¨¦ric Hermel relata un encuentro de sus primeros d¨ªas como t¨¦cnico. ¡°?Qu¨¦ piensan de m¨ª como entrenador?¡±, le pregunt¨®. ¡°?Piensas que deber¨ªa expresarme m¨¢s? ?Dar conferencias de prensa?¡±.
En el caso de Guardiola, las recomendaciones de su gente de confianza suelen apuntar en direcci¨®n opuesta. ¡°Yo no les dar¨ªa tantos datos antes de un partido, Pep¡±, le recomienda a menudo Manel Estiarte, seg¨²n relatan Luis Mart¨ªn y Pol Ball¨²s en su libro Cuadernos de M¨¢nchester. Y a ¨¦l le cuesta: ¡°Igual le he dado demasiada informaci¨®n a los jugadores¡±, reconoci¨® en febrero en el Bernab¨¦u.
A Zidane eso le cuesta menos. ¡°Cuando era futbolista no soportaba que el entrenador hiciera largos discursos. Lo mismo les ocurr¨ªa a mis compa?eros, que al cabo de diez minutos dejaban de escuchar. As¨ª que ahora, cuando tengo que hablar con un jugador, limito mis palabras a uno o dos mensajes y acabo siempre con ¡®y ahora disfruta en el campo¡±, dice en el libro de Hermel.
Sus consejeros m¨¢s cercanos tambi¨¦n arrojan paralelismos. Ni Manel Estiarte ni David Bettoni proceden del f¨²tbol de ¨¦lite. Antes de lo profesional, estuvo lo personal. Estiarte, que fue el mejor waterpolista del mundo, se hizo amigo de Guardiola antes de ayudarle en el Bar?a. Bettoni, exfutbolista de segunda fila, trab¨® amistad con su vecino de enfrente en una residencia de j¨®venes estudiantes y deportistas en Cannes gracias a un factor inesperado: Zidane ten¨ªa bid¨¦ en su ba?o, e invitaba a Bettoni a remojar all¨ª sus magullados pies. Eso fue antes incluso de que comenzaran a pagar a medias las cuotas de Canal + para ver el f¨²tbol.
Ahora, como cuentan Mart¨ªn y Ball¨²s, justo antes de cada partido Guardiola abraza a Estiarte y le dice que le quiere. En los festejos por la ¨²ltima Liga, Zidane se llev¨® a un aparte a Bettoni para abrazarlo y besarlo. ¡°Los entrenadores estamos muy solos. Con Manel lo estoy mucho menos¡±, dice Guardiola. ¡°Ser entrenador es estar solo¡±, coincide Zidane.
Se parecen menos en su consideraci¨®n p¨²blica del peso de la pizarra en el desarrollo del f¨²tbol. ¡°La raz¨®n por la que soy entrenador es la t¨¢ctica. Pero s¨¦ que con el tiempo ir¨¦ dejando matices para ir m¨¢s al ser humano. Ahora estoy dos horas viendo un partido y dejar¨¦ de hacerlo para pasar dos horas hablando con un jugador, el cocinero o el fisio¡±, dice Pep en Cuadernos.
El franc¨¦s expuso su visi¨®n precisamente la v¨ªspera de recibir al City: ¡°Puede que haya gente que diga que son mejores que yo t¨¢cticamente. Yo no veo la t¨¢ctica como el resto de las personas. Para m¨ª la t¨¢ctica es un estado de forma, un estado mental. Lo importante sobre todo es la ambici¨®n. Para la gente que dice que jugamos un 4-4-2... Sinceramente, no jugamos un 4-4-2. Cada uno tiene su forma de pensar¡±, dijo un t¨¦cnico que ha jugado m¨¢s con el dibujo de lo que lo ha mencionado. Desde la pretemporada ha probado al menos seis disposiciones. Con frecuencia, varias en el mismo partido. Aunque al llegar el momento decisivo del confinamiento, del que salieron campeones, sus conversaciones con los futbolistas versaron m¨¢s sobre lo emocional que sobre lo t¨¢ctico.
Ambos entrenadores vuelven a estar m¨¢s cerca en su dedicaci¨®n al pulido de los j¨®venes. ¡°Guardiola me ha mejorado desde el primer d¨ªa: c¨®mo debo jugar, c¨®mo debo moverme con la pelota o sin ella, c¨®mo debo aprovechar los espacios... Su ayuda es impresionante¡±, cont¨® San¨¦ a The Guardian. Similar a lo que relat¨® Rodrygo a ESPN sobre el franc¨¦s: ¡°Siempre habla conmigo. Si ve algo que mejorar, al acabar los entrenamientos me ense?a alguna cosa en v¨ªdeo: posicionamiento, marcajes... Me ha ense?ado muchas cosas¡±. A ¨¦l y a Vinicius, con quien ha empleado horas extra mano a mano para ayudarle con la punter¨ªa.
Todas estas piezas encajan luego en puzles de planes general tambi¨¦n distintos. Guardiola ha ido recolectando jugadores para que el equipo se pareciera a su idea, hasta ganar; mientras que el franc¨¦s ha recogido dos veces los cascotes de un grupo deca¨ªdo, tambi¨¦n hasta ganar. Los caminos uno los ha explicado y el otro los ha callado.
El libro de Hermel cuenta que cuando Zidane firm¨® con la Juventus en 1996 el club incluy¨® una cl¨¢usula que preve¨ªa regalarle un Ferrari si ganaba el Bal¨®n de Oro, cosa que sucedi¨® en 1998. Desde entonces, el autom¨®vil reposa en el garaje de la casa de sus padres en Marsella: ¡°Van a verlo de vez en cuando para recordar con emoci¨®n lo que significa¡±, cuenta el t¨¦cnico, que apenas lo usa. ¡°Ya s¨¦ que ese coche pierde valor si no se mueve, si no se arranca. Pero para m¨ª posee un valor mucho m¨¢s importante, mucho m¨¢s fuerte que su precio en el mercado. El del recuerdo, el del orgullo¡±, dice.
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