El rey liquidado del Bar?a
Bartomeu acaba por desquiciar a amigos y a enemigos; a unos los echa y otros le dejan
El relato del Bar?a se actualiza y supera con los a?os, siempre superlativo y nunca convencional, empe?ado como est¨¢ el club en fagocitar a las figuras que ha endiosado, m¨¢s can¨ªbal cuanto m¨¢s grande es la presa, ninguna como Messi. Nada puede ser m¨¢s antinatural que el mandato de Bartomeu pueda sobrevivir a la carrera de Messi como jugador del Bar?a. Y seguramente as¨ª ser¨¢ si el 10 encuentra la salida del Camp Nou, un asunto complicado si se revisa su mala estrategia.
Un capit¨¢n es corresponsable de los males de su equipo, y el Bar?a se perdi¨® aguardando el gol de Messi. Los jugadores envejecieron y se viciaron en la sala de espera y el 10 no dio con la porter¨ªa para desespero de Bartomeu. No se puede ir a jugar un partido en patinete, aunque te llames Piqu¨¦, ni bostezar en la grada, por m¨¢s aburrido que estuviera Arthur, con el consentimiento de un presidente que se cay¨® hace tiempo en el agujero del Espai Bar?a.
Messi, mientras tanto, tomaba mate con Luis Su¨¢rez. Nunca pens¨® que dejar¨ªa de marcar goles, ni que le costar¨ªa salir de un regate, tampoco que ya no le alcanzar¨ªa con su desequilibrio para ganar siquiera los partidos de LaLiga. Viv¨ªa el Bar?a en la inopia pese a las advertencias de Tur¨ªn, Par¨ªs, Roma y Liverpool. Bartomeu se encomendaba a Messi y Messi se excusaba en Bartomeu. Hasta que lleg¨® el 2-8 de Lisboa.
El 10 ha sido siempre tan competitivo que nunca toler¨® la derrota, hasta el punto de que cuando pierde busca culpables, ninguno tan recurrente como el presidente y su junta. El dolor del argentino es tan agudo que seguramente piensa que Koeman forma parte del plan de siempre de Bartomeu desde que supo que no contaba con Su¨¢rez y manten¨ªa en n¨®mina a Piqu¨¦, Sergi Roberto o Busquets.
No es que Messi se haya alejado voluntariamente del modelo de club, del estilo del equipo y de la vida de La Masia sino que le han idolatrado tan interesadamente en el palco que se confundi¨® y pens¨® que hab¨ªa llegado el momento de gobernar por encima del legado del Dream Team de Cruyff y al del arm¨®nico equipo de Guardiola. Bartomeu necesitaba personificar el ¨¦xito para poder matar al rey en caso de necesidad y Messi pas¨® a ser Maradona.
As¨ª se destruye a un equipo y a un club como el Bar?a. A Messi, el mejor 10 del mundo en un equipo de 11, se le consinti¨® todo como n¨²mero uno, incluso una cl¨¢usula de escape sin condiciones, a cambio de ganar la Champions. Y en caso contrario le tocar¨ªa pagar la cuenta, obsesionado como est¨¢ Bartomeu en cuadrar los n¨²meros del mandato para no tener que avalar ni que se le recuerde la acci¨®n de responsabilidad emprendida en 2010 con Rosell contra Laporta. El patrimonio deportivo no cuenta cuando se trata de enmascarar la econom¨ªa.
La pol¨ªtica del presidente acaba por desquiciar a los amigos y a los enemigos, de manera que a unos los echa y otros le dejan, v¨ªctimas del liquidador Bartomeu. Muchos aficionados comprenden a Messi, aceptan que se vaya, no quieren verle sufrir y, tr¨¢gico como es el relato, asumen que se pueda reencontrar con Guardiola o si no con Neymar. La mayor¨ªa habr¨ªa entendido a Messi si hubiera sabido distinguir entre la junta y el club, y no hubiera ca¨ªdo en la trampa de Bartomeu, igual que ya le pas¨® a Rousaud, el exvicepresidente que proclam¨® que alguien met¨ªa mano en la caja del Bar?a. Ambos se cargaron tanto de razones, se calentaron de tal manera, que su quejido contra Bartomeu qued¨® desvirtuado cuando se convirti¨® en una bomba contra la presidencia del Barcelona.
Messi incluso cay¨® en el recurso del burofax, la t¨¦cnica de la directiva para intimidar a los cr¨ªticos. Bartomeu no tolera que le digas que no despu¨¦s de que ¨¦l te haya dicho a todo que s¨ª; igual le pasa a Messi, metido en una cruzada dif¨ªcil de descifrar cuando en enero puede elegir a que equipo puede ir gratis en 2021-2022. No es extra?o que las cosas ocurran a destiempo y se pueda dar la paradoja de que Bartomeu siga mientras Messi se va del Bar?a.
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