Thiem y Zverev, aqu¨ª est¨¢n los noventa
Nueva York alumbrar¨¢ este domingo (22.00) al primer tenista nacido hace dos d¨¦cadas que gana un Grand Slam y al primer vencedor que no sea Federer, Nadal o Djokovic desde hace 13 a?os
La madrugada del viernes al s¨¢bado, mientras Espa?a dorm¨ªa y Pablo Carre?o todav¨ªa maldec¨ªa en el hotel de Nueva York c¨®mo se le pod¨ªa haber escapado el partido con Alexander Zverev (3-6, 2-6, 6-3, 6-4 y 6-3, en 3h 23m), el alem¨¢n degustaba el sabor de su primera final en un Grand Slam con su s¨¦quito y Dominic Thiem y Daniil Medvedev libraban una de esas batallas de a¨²pa, a palo limpio, de poder a poder. Pese al equilibrio de la refriega, terminaba imponi¨¦ndose el mazo del austriaco (6-2, 7-6 y 7-5, en 2h 56m) para citarse esta noche en la final del US Open (22.00, Movistar) con el gigant¨®n de Hamburgo.
Por lo tanto, por fin, despu¨¦s de miles de c¨¢balas y m¨¢s tiempo del esperado, vaticinado y deseado para el pelot¨®n de jovenzuelos que buscan la gloria con m¨¢s voluntad que tino, puede decirse sin temor: ya est¨¢n aqu¨ª los a?os noventa.
Se resiste el tenis a pasar de p¨¢gina y la vieja guardia sigue al frente. Sin embargo, Nueva York se convierte en un par¨¦ntesis y qui¨¦n sabe si un punto de inflexi¨®n o no. La prudencia de Rafael Nadal, ausente por voluntad propia, y la estancia obligada de Roger Federer en la reserva por lesi¨®n ya abr¨ªan una peque?a rendija para so?ar a la hornada de noventeros que aspiran a dar el gran paso. Pero segu¨ªa estando ah¨ª Nole. Ocurre que Djokovic protagoniz¨® un patinazo hist¨®rico y ese pelotazo fortuito y a destiempo lo apart¨® del camino, de modo que el resto ech¨® a volar y el resultado ha sido un evento con un magn¨ªfico nivel de juego.
Desacomplejados y sin la sombra de los tres gigantes en las rondas finales, los milenial ya podr¨¢n decir a partir de ma?ana que uno de sus representantes es campe¨®n de un major. Por primera vez desde 2016, trece grandes encadenados, ni Federer, ni Nadal ni Djokovic inscribir¨¢n su nombre en el hist¨®rico. Hab¨ªan tenido antes la oportunidad de acabar con la tiran¨ªa el canadiense Milos Raonic (1990), finalista en Wimbledon hace cuatro a?os, y el apeado Medvedev (1996), que el curso pasado no pudo con Nadal en el episodio definitivo de Flushing Meadows.
Ninguno, en cualquier caso, ha dispuesto de m¨¢s oportunidades que Thiem (1993, 27 a?os), el austriaco con pu?os de acero. Choc¨® igualmente contra el mallorqu¨ªn en las dos ¨²ltimas finales de Roland Garros y el pasado mes de enero estuvo a un tris de conquistar el Open de Australia, pero Djokovic se recompuso a tiempo y tambi¨¦n le priv¨® del oro.
El alem¨¢n, un enigma
¡°No es un problema para el tenis que Nadal y Federer no hayan venido aqu¨ª. Debemos acostumbrarnos a esto porque en un futuro a corto plazo ser¨¢ habitual que no est¨¦n en Grand Slams¡±, expuso a comienzos del torneo. ¡°Ganar un grande es mi sue?o. Desde el momento en que me di cuenta de que pod¨ªa hacerlo tengo ese prop¨®sito. Tengo una nueva oportunidad y eso tal vez me genera un poco de presi¨®n¡±, observ¨® tras deshacerse de Medvedev.
Enfrente estar¨¢ hoy Zverev (1997, 23 a?os), que puede ser el abrelatas de su generaci¨®n en su primera irrupci¨®n en la final de un Grand Slam. Gris en los cuatro grandes escaparates del circuito, en enero rompi¨® barreras hasta las semifinales de Melbouorne, pero su inestabilidad contrasta con la fiabilidad de Thiem. Es un enigma. A priori, su nivel es inferior, pero ya ha demostrado que jam¨¢s se le puede ofrecer el m¨¢s m¨ªnimo resquicio. ¡°Es genial lo que he conseguido, pero me queda dar un paso¡±, dec¨ªa despu¨¦s de remontar, por primera vez en su carrera profesional, dos sets en contra.
Ambos se han cruzado en nueve ocasiones, con un balance favorable al pegador austriaco: 7-2. La ¨²ltima vez fue en las semifinales de este a?o en Australia, donde Thiem volvi¨® a salir airoso. En cualquier caso, gane quien gane, el tenis marcar¨¢ un refrescante punto de giro en sus libros.
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