La fotograf¨ªa para el recuerdo de Bartomeu
Al presidente del Barcelona le ser¨¢ muy dif¨ªcil conseguir la que parece ser su ¨²nica obsesi¨®n: sobrevivir hasta marzo y que lo olviden cuanto antes
Nino Mir¨®n fue presidente del Pontevedra C.F. en aquellos a?os donde uno levantaba una piedra y constru¨ªa dos urbanizaciones con tres campos de golf. Era un poderoso constructor bic¨¦falo, tibur¨®n del cemento y rom¨¢ntico empedernido al mismo tiempo, sobre todo en materia futbol¨ªstica. Nada le gustaba tanto a Mir¨®n como un buen delantero brasile?o y bajo su mandato se vistieron de granate Charles ¨Cahora felizmente de regreso¨C y sus primos, Yuri e Igor, todos ellos futbolistas a los que la categor¨ªa de bronce se les quedaba peque?a. En 2004, para el partido definitivo que certificar¨ªa el ascenso del conjunto granate a Segunda Divisi¨®n, Mir¨®n tuvo la feliz ocurrencia de invitar a Augusto C¨¦sar Lendoiro y sentarlo a su lado en el palco del viejo Pasar¨®n. A ¨¦l se abraz¨® nada m¨¢s pitar el colegiado Hevia Obras, del colegio castellano leon¨¦s, un gesto repleto de simbolismo y sentido del espect¨¢culo a partes iguales: consciente de que la historia moderna se cuenta con im¨¢genes, Nino Mir¨®n se garantizaba la inmortalidad en forma de fotograf¨ªa para el recuerdo.
Las cosas han cambiado mucho en el f¨²tbol espa?ol desde entonces, comenzando por el perfil de sus dirigentes. Los tipos como Nino Mir¨®n, incluso como el propio Lendoiro, se nos antojan hoy una especie de dinosaurios a los que admirar con una mezcla de ternura y estupor, recuerdos de un tiempo en el que las deudas de los clubes crec¨ªan descontroladas y las amenazas de embargo se disimulaban con m¨¢s y mejores fichajes, con m¨¢s madera, como en aquella pel¨ªcula de los hermanos Marx. Existe la creencia generalizada de que aquellos desmanes econ¨®micos resultan imposibles en el f¨²tbol actual y, sin embargo, esta misma semana hemos sabido que la deuda del FC Barcelona ha superado ya los 800 millones de euros, todo ello sin haber iniciado una remodelaci¨®n del Camp Nou que se presupuest¨® en 600 millones durante la ¨²ltima carrera electoral y ya va por los 815, eso si nos atenemos a lo dicho por el vicepresidente Moix esta misma semana. Si hacemos caso a las voces m¨¢s cr¨ªticas del entorno azulgrana, la cantidad podr¨ªa dispararse por encima de los 1.200 millones de euros. Y as¨ª, casi de repente, tomamos conciencia de que el ayer y el ahora comienzan a parecerse demasiado salvo, quiz¨¢s, por una peque?a cuesti¨®n: ya no hay un Charles que echarse a la boca, ni siquiera un triste Depay.
La otra diferencia tiene que ver con el ruido. Las gestiones catastr¨®ficas de hoy apenas producen ruido, que era una de las especialidades de Nino Mir¨®n. Una noche, durante una tertulia organizada en la antigua Localia, un famoso periodista de la ciudad le ech¨® en cara al presidente su obsesi¨®n por fichar brasile?os. ¡°?Es que en Pontevedra no hay jugadores y tenemos que ir a buscarlos a Brasil?¡±, le espet¨® en el momento m¨¢s acalorado de la charla. Fue entonces cuando Mir¨®n, conocedor de la vida sentimental del acusador, dijo aquello de ¡°?Y qu¨¦ pasa con usted? ?No hay mujeres en Pontevedra y por eso ha tenido que buscarse una brasile?a?¡±. Nadie recordar¨¢ a Josep Maria Bartomeu por una salida de tono semejante pero, a poco que se confirmen los peores augurios sobre su gesti¨®n, le ser¨¢ muy dif¨ªcil conseguir la que parece ser su ¨²nica obsesi¨®n en este momento: sobrevivir hasta marzo y luego, a ser posible, que lo olviden cuanto antes. Tampoco ayuda que su ¨²ltima foto para el recuerdo sea la de Messi se?al¨¢ndolo directamente con el dedo, en chanclas y ba?ador, una imagen demoledora en la que el ausente se hace carne de un modo aterrador.
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